viernes, julio 31, 2015

Orgasmo colectivo

Este fin de semana la ciudad de Monterrey vivirá un orgasmo más chingón que el de la estudiante de la UACH, pues se inaugura el nuevo estadio del equipo los Rayados de Monterrey.
¡Uy, sí, qué emoción! Borrachera, euforia, enajenación y caos vehicular a todo lo que da.

"PueZ LLo No eZtoI HemoZionaDo GufFo XKe LLo NO ZoY RaLLado: ¡¡¡LLo Zoy TiGre de Koraz..." Sí, amigo: también eso me vale verga.

Lo que no me vale madres es que Femsa, Banco BBV Bancomer, el mentado club de futbol, empresarios, autoridades municipales y estatales hayan sido cómplices de la destrucción de la última reserva ecológica del área metropolitana de Monterrey: el bosque de La Pastora, snif.
Nada pudo hacerse para construir esa bacinica gigante en donde no jodiera un área colmada de agua, flora y fauna. Pero en Nuevo León la vida silvestre no vale nada, diría José Alfredo Jiménez si fuera de Greenpeace. Aquí el verde que importa es el de los billetes, los envases de vidrio para guardar cerveza regia/holandesa y los botes de tereftalato de polietileno para contener agua carbonatada y edulcorantes.

En algún momento el saliente gobernador, Rodrigo Medina, dijo sobre el estadio: "En la medida en que a través del futbol impulsemos el cariño para ídolos de la afición que representen valores positivos, habrá más espacios para generar mejores ciudadanos y para también contribuir al mejoramiento de los valores colectivos en aspectos tan importantes como el combate a la delincuencia, a la violencia y al crimen organizado".

Así es: el tipo no tiene ni puta idea de lo que dice. El güey éste cree como muchos otros que con estadios de futbol donde las personas comunes y corrientes NO practican el deporte, se generan "mejores ciudadanos" y se promueven "valores positivos" bebiendo cerveza y gritándole "¡Puto!" al portero gracias a "ídolos de la afición". Ajá, sí: ídolos que se comportan como divas, visten como cholos fresas con ropas "de marca", manejan automóviles de más de un millón de pesos y viven como jeques.

Seguramente así se promueven más los valores y se crean mejores ciudadanos, y no preservando un pulmón urbano rico en biodiversidad y educando a la gente para que lo aprecie y lo respete. Pero bueno: son rependejos, insensibles y voraces.

Por eso aprovecho para repetir lo que alguna vez dijo  el astrofísico canadiense Hubert Reeves: "El hombre es la especie más insensata: venera a un Dios invisible y masacra a una Naturaleza visible, sin saber que esta Naturaleza que masacra es el Dios invisible que venera". Nada más que este Dios invisible tiene muchos años siendo visible en nuestra ciudad; en nuestro país. Se llama futbol, y aquí se hace lo que él diga. 

lunes, julio 27, 2015

Me preocupa el tiempo perdido

La audiencia intermedia de Jairo no fue nada bien.

Llegué a la oficina y entré a celdas con la esperanza de no encontrarlo. Pero ahí estaba. Cabizbajo sobre el colchón. Desparramado por un lado, el periódico del día de hoy. Al verme se puso de pie, sacó la mano entre los barrotes y me saludó con el ánimo más apagado que de costumbre. "¿Qué pasó?", le dije, y me platicó lo sucedido. Todo lo que escuché fue "desahogo de pruebas", "interponer un amparo", "el juicio hasta que salga el amparo", "no me dieron fecha" y "lo que me preocupa es el tiempo perdido". Hablaba sereno, aunque, por su semblante, deduje que minutos antes había estado llorando.

Jairo seguirá en prisión preventiva hasta quién sabe cuándo.

Hoy lo cambiamos de celda. Van a pintar la suya y a arreglar un desperfecto del baño. Durante "la mudanza" se dieron cuenta de la libreta, los lápices, el borrador y el sacapuntas. Los tenía escondidos debajo del colchón. También se percataron de la pequeña bocina y el USB: la tenía metida en la funda de la almohada.

Acepté que yo había tomado esa decisión por convicción propia; que yo le había permitido tener eso en su celda, pues al muchacho le gusta dibujar y lo más correcto es fomentarle esa vena artística. No me llamaron la atención, pero me dijeron que no podía tener ese tipo de consideraciones. "Le puede entrar una depresión y se puede hacer daño". Propuse que el chavo dibujara mientras esté yo ahí presente, pero me dijeron que no. "Lectura toda la que quiera, pero nada de instrumentos que pueda usar para hacerse daño".

Jairo me miró con tristeza mientras me entregaba el cuaderno y los utensilios de dibujo. La bocina no le dolió tanto entregarla. Tampoco puede tener jabón, shampoo y pasta de dientes dentro del calabozo. Todo se le entregará cuando necesite usarlo.
La administración entrante también verá lo de las visitas de sus hermanos. Por ser menores de edad se supone que no pueden estar dentro de las instalaciones. La noticia le cae como bomba.

Ya instalado en la nueva celda, le digo que él sabe que conmigo no hay problema de nada; que por mí puede dibujar, escuchar música y recibir la visita de sus familiares y su novia más del tiempo permitido; pero "son órdenes de arriba", de la nueva administración, y no puedo hacer nada más. "Yo sé, Lic. Muchas gracias". Jairo toma el periódico del suelo y me extiende la página del crucigrama. "Si quiere hágalo usted solo, yo me voy a dormir". Tomo la hoja de papel y la doblo a la mitad. Jairo me vuelve a dar las gracias y se acuesta viendo hacia la pared.

Vuelvo a mi oficina. Guardo la bocina, el cuaderno y los lápices en un cajón. Aprovecho que no hay trabajo para hacer el crucigrama. Las palabras de Jairo me retumban en la cabeza como rebota el eco de todo lo que se dice en los pasillos de la prisión: "Lo que me preocupa es el tiempo perdido".

A mí también.

miércoles, julio 22, 2015

Fragmentos de ciudad que nos pasan de largo

Una niña juega en la parada del camión. A estas horas de la tarde el sol pega de tal manera que la sombra de la techumbre no cubre a quienes esperan debajo de ella. De la mano de quien supongo es su abuelo,  la nena sube a la banca metálica y pega de brincos hacia la banqueta una y otra vez.

El hombre parece exhausto, aunque no deja de sonreír y de seguirle el juego a su nieta. Un par de minutos después, la carga y la sienta sobre su regazo. Intenta calmarla haciéndole caballito en sus piernas. Se quita la gorra y se limpia el sudor con la manga de la camiseta, que trae el logotipo de un partido político estampado a la altura del corazón. La pequeña toma al viejo por los cachetes. El hombre le tira una mordida juguetona, atrapando sus pequeños dedos entre los labios. La niña estalla en risas y engurruña el cuerpo hasta quedar tendida sobre la plancha de metal, reposando la cabeza en el regazo de su abuelo.

La pequeña toma con las manos los cordones que le salen del cuello del vestido, los observa unos segundos y se los mete a la boca. El hombre le dice que no lo haga, dando un suave manotazo. La niña se pone de pie sobre la banca, como una catapulta. El viejo hace lo mismo, la toma de una mano y le sigue el juego de brincar una y otra vez del asiento a la acera.

El camión se aproxima.

La niña se para en el borde de la raya amarilla y levanta la mano. El abuelo se apresura a sostenerla por los hombros con sus manos toscas, para impedir que vaya a dar un paso en falso. La masa metálica se detiene soltando resoplidos hidráulicos y rechinidos. La puerta de abre justo frente a la pequeña, quien voltea emocionada a ver a su abuelo: cree que tiene poderes; que hizo magia. Su abuelo la carga y suben al camión atestado de gente.

Para la niña, esperar el transporte colectivo con su abuelo es toda una aventura. Por la mirada que me concede el viejo de ventana a ventana, deduzco que le entristece saber que algún día su nieta dejará de ser niña y se dará cuenta del suplicio que implica moverse en esta ciudad para poder apenas sobrevivir.

lunes, julio 13, 2015

La vida es un crucigrama

Jairo se supo nueve de las veintiocho respuestas del crucigrama de hoy. Nada mal para un chavo de nivel socioeconómico bajo que no ha terminado la preparatoria.

Y digo "nada mal" porque alguna vez intenté implementar "La Hora del Crucigrama" en el trabajo, para no estar con el cerebro en neutral durante los tiempos muertos de oficina. Pero mi idea no tuvo éxito. Los Godínez se desesperaban con facilidad, les daba hueva pensar más de un minuto, se rendían al menor esfuerzo y preferían hablar de futbol o ver videos de comediantes mexicanos en Youtube. Juro que no resolvían ni cinco interrogantes entre cuatro Licenciados.

Hoy, Jairo se supo "púlpito", "poseso", "pelotón", "pabilo", "apatía" y otras cuatro que no recuerdo. Me sorprendió que se supiera "púlpito" y "pabilo". A mí ni por la cabeza me pasó la segunda palabra. "Es que mi abuelita prende muchas veladoras", me dijo sonriendo. Los Godínez, al enterarse que Jairo ha respondido más casillas en blanco que ellos, dedujeron que: si es inteligente, entonces debe ser culpable de lo que se le acusa. "Así son de inteligentes los delincuentes peligrosos".

Yo me supe veintiun respuestas. Supongo que para los Godínez soy un delincuente peligroso en potencia. Aunque confieso que el crucigrama de hoy venía relativamente fácil, a comparación de otros días, que preguntan las capitales de Bangladesh, Laos, Uganda y Zimbabue. Me gusta que el crucigrama venga difícil. Que sea un reto. Una vez sólo respondí siete casillas. Aprendí muchas cosas aquel día.

Salgo de celdas, regreso a mi oficina y le doy otra pensada al acertijo. Me cuesta trabajo, pero resuelvo otras dos: "cadencia" y "corcova". Busco las restantes en Google y regreso a las mazmorras para decirle a Jairo el resto de los resultados, aunque a veces ni usando Google doy con todos. Una de las respuestas es "casualidad". Quizás la razón por la que Jairo esté aquí.

Me gusta que queden casillas en blanco. Disfruto la expectación que me provoca el periódico del día siguiente con las soluciones del día anterior.

Aparte de dibujar, los crucigramas son mi forma de enseñarle algo a Jairo; mi aporte desinteresado. Es mi forma de mantener su mente ocupada, ejercitada, para que no se le atrofie, como a los pobres Licenciados con quienes trabajo.

Desde hace unos cinco años que le agarré el gusto a este pasatiempo gracias al papá de la Fabi, que nos ponía a resolverlos en grupo todos los domingos, mientras asábamos carne y vegetales en su patio.

Poniéndome filosófico y metafórico -y un poco mamón-, creo que la vida es como un crucigrama: llena de encrucijadas y espacios en blanco que hay que ir llenando; buscar respuestas, ayudarte con las que ya tienes y saber esperar las que no llegan. Pero creo que también se trata de no conocerlas todas, pues se acabaría el misterio; la emoción que provocan las cosas por aprender.

Horizontales. 25.-Destino. Me vinieron a la cabeza "azar", "suerte" y "fortuna". La respuesta correcta era "casualidad".
El 22 de julio es la audiencia intermedia de Jairo. "A ver si en ésta me voy", dice con seriedad. "Es como esperar el crucigrama del día siguiente para saber la respuesta, ¿verdad, Lic.?; pero en éste hay que esperar diez días más". Me quedo callado, pensando sólo en que el destino de Jairo sea el justo.

lunes, julio 06, 2015

El caso de Jairo

Jairo cumplirá cuatro meses de prisión preventiva en las celdas del único municipio en el estado de Nuevo León donde ganó la alcaldía un candidato independiente.

Nunca me había tocado un caso como el suyo. Es decir: nunca alguien se había quedado más de 36 horas detenido en este lugar. Jairo está aquí porque no hay casas de arraigo y sigue un proceso legal en su contra, esperando librarse de ir al escabroso Penal del Topo Chico. Su próxima audiencia será el 22 de julio.

No ahondaré mucho en términos o referencias legales, pues soy un ignorante del tema. Lo muy poco que sé es por oídas, algunas lecturas, papeleo de oficina y pláticas con el propio Jairo, que, por su situación, sabe más que yo de materia penal. Tampoco hago muchas preguntas sobre su caso a otras personas porque, pues, a mí qué me importa. Y no es que no me importe, pero, digamos que laboralmente, su asunto no debe ser de mi incumbencia. Las contadas veces que han venido el fiscal y su abogado, me quedo escuchando al margen de la puerta de la sala de visitas, pues mi trabajo se limita a que la estancia de Jairo en celdas sea digna.

Jairo acaba de cumplir los 19 años. Se le acusa de violación y robo con violencia a una menor de edad. He convivido con él, con su novia y su familia durante el tiempo que lleva detenido, y, conociéndolo un poco más a fondo -su mirada, movimientos, pensamientos, carácter, el tono en que agradece o pide las cosas por favor-, creo que es inocente.

Su historia es medio confusa. Parece una mala jugada del destino. La versión de Jairo es que su hermano menor -un chavito de 13 años- encontró en un lote baldío el chip del teléfono de la chavita a la que violaron, y se lo puso al suyo. Dieron con él por la foto del Whatsapp. Al principio la chavita dijo que el de la foto no era su agresor, pues, según su versión, éste era mayor y tenía aspecto de indigente. Después, al ver a Jairo, dijo que se parecía a quien había abusado de ella, "pero en limpio". Total que lo señaló y lo acusaron y aquí está encerrado.
A la chica le han realizado algunos estudios médicos. No encontraron semen ni desgarramiento anal, como en un principio refirió la joven en su versión del ataque, la cual, tiene algunas contradicciones. Jairo asegura nunca haber visto a la chica, pero piensa que pudiera estar encubriendo a alguien. Quizás a su novio, de quien sí ha escuchado hablar y dice tener "mala fama".
Hay más pruebas a favor de Jairo, pero me comentan que los padres de la niña pudieran tener miedo de que salga libre y tome acciones legales en su contra por el tiempo que le hicieron pasar encerrado siendo inocente; por eso dicen que la niña no se retracta de lo que dice. Espero que esta versión sea sólo un rumor. Jairo asegura que nunca haría eso. Que no quiere problemas ni dinero. Que nada más quiere volver a la prepa. Le duele no haberse graduado junto a su novia.

El abogado de Jairo también cree que es inocente. Lo he escuchado decir eso varias veces en privado, cuando no está presente Jairo. "Mire, Lic., la verdad no perdería mi tiempo sabiendo que el chavo es culpable". Por otro lado, el fiscal no está tan convencido. La historia del chip en el lote baldío le parece absurda. ¿Encontrar un chip de teléfono entre tanto escombro y maleza? Una vez el fiscal llegó a sugerir que el hermano de Jairo pudiera haber sido el violador y que Jairo se había echado la culpa. "Me ha tocado ver niños sicarios", fue su argumento.
Jairo dice que su hermano cruza ese lote baldío casi a diario para ir a la secundaria y que desde que Jairo está preso, siente mucha culpa, llora y no duerme por las noches. Otro argumento a favor del fiscal: "el hermano siente culpa por algo". Yo nunca he visto llorar a Jairo. Tampoco lo he escuchado hacerse la víctima. Platica con soltura y sonríe seguido, como si no le guardara rencor a nada ni a nadie. Por eso digo que si Jairo está diciendo la verdad, su situación es una muy mala jugada del destino.

A diario vienen familiares a verlo. Su mamá le trae desayuno, comida y cena. Una vez me regaló elotes y tamales. Una tía le trajo una Biblia y un rosario. Su papá siempre le trae el periódico El Metro. También dejé que pasaran una pequeña bocina y unos audífonos para que escuche música. Yo le he traído algunos libros y muchas revistas para fomentarle el gusto por la lectura. Hace poco me pidió hojas y lápiz. "Me gusta mucho dibujar, Lic.". Me muestra sus dibujos. Le doy algunos consejos y tips de lo poco que sé y le muestro los que yo hago. La vez pasada le ayudé a trazar un rinoceronte que vio en una National Geographic. Los dibujos los pega en la pared de la celda con cinta adhesiva. Los oficiales los observan curiosos y lo felicitan. También le estoy enseñando a hacer los crucigramas de la penúltima página del periódico. La otra vez me sorprendió que se supiera la palabra "etnia" como respuesta. También se supo "caparazón", "oleaje", "hilera" y "reprender".

Éste es el caso de Jairo. Sólo quería que lo conocieran. Estas cosas son las que hacen interesante este trabajo; las que hacen que valga la pena venir y sentir que se hace una diferencia, aunque sea en una persona. Sólo espero que después de la audiencia del 22 de julio, Jairo sea declarado inocente y quede en libertad. 

miércoles, julio 01, 2015

El blues del chupamirto

Esta situación de la colibrí anidando en una rama del bambú de la cochera de mi casa, me puso muy sensible, snif. Sí: aunque se burlen de mí, bola de cabrones; y aunque me digan que "¡Ay, ay, inche joto": es la verdad, ¿qué quieren que haga? (es verdad que me puse sensible, no que sea joto, snif). Y digo "sensible" porque como que se exponenció la percepción que tengo respecto a la relación del hombre con su entorno; de cómo hasta el ser "más insignificante" es importante y complejo; y de cómo si uno es un imbécil puede borrar de un manotazo un eslabón -o varios- de ese engranaje perfecto que es La Madre Naturaleza. 

Desde que vi los huevos de colibrí en el nido me puse a leer tooodo lo relacionado con estos animalitos. Incluso encontré una página donde vienen "primeros auxilios para bebés colibrí" y explican qué hacer en caso de que la mamá no volviera al nido o alguno de los polluelos se cayera de él. Por ejemplo, aprendí que los colibríes no tienen olfato, por lo que un polluelo puede ser regresado al nido por un humano sin problema de que sea rechazado por la madre. ¿Cómo ven?

Pero bueno... Volviendo al tema: la neta sí me preocupó bastante tener un nido de colibrí en casa. Me sentí privilegiado -algo así como un Neo de La Matrix de los colibríes- y a la vez, sentía una responsabilidad medio cabrona, pues no quería que les fuera a pasar algo. Con decirles que hasta a mi gato el Chocorrol le prohibí sus salidas.

Y pues bueno: resultó que entre más leí sobre colibríes, más me maravillaron estos pajaritos. Su fragilidad y, a pesar de ella, la capacidad de adaptación que tienen en un medio tan hostil como el de la ciudad de Monterrey, es impresionante. Que un ave de esas características pueda sobrevivir entre el concreto, el hierro, el vidrio, el smog, las balaceras y el plástico, está muy cabrón. Es una maravilla de la evolución, no un milagro, religiosos pederos.

Si antes los respetaba por el simple hecho de ser seres vivos, ahora los respeto más. Ahora respeto todo más. Incluso estoy a dos pasos de preferir echar pa´fuera a escobazos a los cucarachos que pisarlos para escuchar cómo truenan.

Les platico todo esto porque ayer, al salir de casa, volteé a ver el nido de colibrí y me percaté que los picos negros de los polluelos no sobrepasaban el borde. ¡Y me preocupé! Lo primero que pensé fue que se habían caído del nido. Escaneé el suelo con mis hermosos ojos color esmeralda (:P), poniendo minuciosa atención a cada centímetro de concreto, pero no vi nada.

Esperé un poco a una distancia prudente para cerciorarme que la mamá colibrí no anduviera cerca, pues cada que salgo, se aparece, revolotea a mi alrededor y se va a posar sobre un cable de teléfono. Agudicé mi oído para ver si apreciaba el sonido que hacen los colibríes -como un chasquido intermitente- pero no escuché nada. Esperé unos cinco minutos, pero el avecilla no apareció. Me asomé a la calle y miré hacia el cable, pero tampoco estaba ahí.  Fue entonces que decidí acercarme al nido.

Estaba vacío.

Hice cálculos mentales y, según lo que aprendí en mis lecturas, los polluelos ya están en edad de dejar el nido, cosa me que dio mucho gusto, pues hay dos colibríes más en la ciudad que nacieron en mi casa. Neta que ojalá mi hogar se convierta en un santuario de colibríes, y que llegue a haber tantos que se coman a mis vecinos :)
Por otro lado, me da algo de tristeza y me pongo chipil, snif, pues ya no los voy a ver. Mientras duró, fue un espectáculo que disfruté mucho; de los mejores de mi vida (tan cabrón como cuando vi a Roger Watters en Toronto, en el 2012)

Como les dije al principio: esto de tener un nido de colibríes me sensibilizó más de lo que estaba. Si antes me preocupaba, ahora me resulta horrendo pensar en el poder e inconsciencia del hombre hacia su entorno. Me aterra pensar que sigamos viviendo rodeados de imbéciles que tengan la fuerza y la ignorancia suficiente como para borrar algo tan maravilloso de un manotazo. Espero que con este escrito cambie su percepción y pongan más atención a cosas que antes no la merecían. Y, como dijo Hubert Reeves: "El hombre es la especie más insensata: venera a un Dios invisible y masacra a una Naturaleza visible, sin saber que esta Naturaleza que masacra es el Dios invisible que venera".