martes, octubre 28, 2014

¿Quieres ser mi chambelán? (primera parte)

Recuerdo con cierto desazón mi época de andar en fiestas de quince años. La recuerdo con amargor porque, siendo bien honesto cosa que no fui conmigo mismo a aquella edad, nunca me sentí a gusto acudiendo a este tipo de celebraciones; pero, ya saben: los amigos, la presión social, el sentido de pertenencia y todas esas jaladas existenciales a las que el hombre común debe enfrentarse en algún momento de su vida para ser moralmente autosuficiente.

Fue allá, a principios de la década de los noventa, cuando en la radio sonaba MC Hammer, Milli Vanilli y Vanilla Ice. Recuerdo que la moda entre los chavos de onda era usar pantalones bombachos marca Z Cavarichi de colores llamativos y mocasines Zodiac "de brochecito" con los talones pisados, como si fueran sandalias. Algunos más arriesgados nos dejábamos crecer el copete o una parte del copete hasta la barbilla (y digo "arriesgados" porque nos arriesgábamos a que en la prepa nos cacharan con ese pelo y nos lo trasquilaran o nos suspendieran; y digo "copete" porque, aunque lo duden, alguna vez tuve copete, snif).

Pero bueno... Les comentaba que en aquel tiempo vivía en un barrio de clase media donde había más niños y niñas que rondaban mi edad, por lo que hubo un momento en que el furor de Las Fiestas de XV se apoderó de sus calles y de sus jóvenes habitantes. No sé qué se acostumbre ahora en el 2014, pero supongo que no dista mucho de lo que se acostumbraba en la prehistoria cuando las niñas se acercaban a esta edad. En verdad que era todo un acontecimiento que justificaba un descarado despilfarro que llevaba al borde de la quiebra a los padres de la festejada, pues compraban churriguerescos vestidos rosados, mandaban hacer invitaciones ridículas, rentaban limusinas, rentaban la discoteca o el salón de moda, equipos de sonido con luces y "bola disco", y, aparte, contrataban a un coreógrafo que organizaba un par de bailables todos mal coordinados con un grupito de chambelanes. Oh, sí... los chambelanes: esos galanes escuálidos y lampiños que, como príncipes prehispánicos encantados, le sacaban brillo a la pista de baile con las suelas desgastadas de sus Zodiac de brochecito. 

Yo, que en verdad soy un hombre recontra extremada y encabronadamente bien pinche guapo, obviamente recibí toneladas de invitaciones para ser chambelán de infinidad de morritas; pero, en vez de sentirme halagado, me angustiaba. No tienen idea cuánto me agobiaba recibir este tipo de invitaciones, queridos lectores. Era una presión enorme que me hacía temblar las piernas y me quitaba el sueño. Era la etapa en que más inseguro era y en la que más me costaba decir "No", y, cuando tenía el valor de decir "No", me invadía una culpa terrible con la que difícilmente podía lidiar. Cosa distinta sucedía con mis amigos, que se emocionaban y consideraban un honor haber sido invitados como chambelanes; el ego se les inflaba y no había quien los bajara de su nube por semanas. Pero bueno, supongo que así es la gente común y corriente, snif.

La principal razón por la que me negaba a ser chambelán era porque simplemente me daba pánico escénico... y aparte no sé bailar y me caga bailar y no me interesa aprender a bailar y, como ya les dije, era la etapa de más inseguridad de mi vida, snif. La otra razón por la que nunca quise ser chambelán, fue porque lo consideraba y lo sigo considerandouna mamarrachada; una pérdida de tiempo; un despilfarro absurdo y algo tan vulgar que sólo puede emocionar a quienes se formaron al último en la fila de la cadena evolutiva. 

Aaaah, pero negarse a ser chambelán en esta falsa sociedá regia era un problemononón, porque, por un lado, mi madre que se sentía la mamá de Brad Pitt– se emocionaba cuando se enteraba que su hijo había sido requerido como chambelán, pero el mundo se le venía abajo cuando se enteraba que había declinado la invitación. Tal vez pensaba qué había hecho mal como madre para que su hijo no pensara y sintiera como los demás chavos normales. Aparte, ¡¡¡era la hija de su comadre!!!: ¿cómo me atrevía a decirle que no?, ¿cómo podía hacerle esa grosería?, ¿cómo su hijo, el más guapo del barrio, no iba a ser chambelán del quinceaños del siglo? Pero pos ése era yo y ése sigo siendo yo y ni pedos. 

Por el otro lado, estaban los amigos, que se hacían más amigos entre ellos y a uno lo hacían a un lado o le hacían el fuchi porque, pues, uno no era de "los seleccionados". Si no se enteraban, yo no les decía que había declinado la invitación, y dejaba que pensaran que no me habían invitado como changolán. Y pues cállate, se sentían soñados y  más pinches guapos que yo porque a mí no me habían dicho y bla bla bla. Si hubieran sabido los pinches píojosos que no era que no me hubieran invitado, sino que me daba el lujo de decir que no, otra cosa hubiera sido. Pero bueno, supongo que así es la gente común y corriente.

Continuará...

miércoles, octubre 22, 2014

El diputado

Una mujer empezó a insultarme en la fila del supermercado.

–¡Ladrón! Nosotros te damos de tragar. ¡Nosotros! –dijo histérica, señalando hacia varias partes de la tienda.

Sonreí y la ignoré.

La cajera pesó la bolsa de jitomates y después marcó el frasco de aceitunas,  la botella de vino y el aceite de oliva que había ido a comprar.

–¡Eres un ratero! Tragas gracias a nosotros. ¡Ladrón! –subió el tono de voz.

La miré a los ojos y sonreí. Hice un ademán con la mano izquierda: “Tranquila…”, dije casi susurrando. El niño que la acompañaba se escondió detrás de ella.

–Eres el que sale en la tele diciendo que “No más impuestos”. Nadie te cree, rata asquerosa. ¡Yo te doy para tragar! Trabajas para mí, ¡rata!

Sereno, extendí mi mano y observé al niño. Parecía asustado. Un hombre de corbata –el gerente, supuse– se aceró al escuchar el escándalo.

El niño se asomó y extendió su mano. La estreché y la sacudí con delicadeza.

–¡No le des la mano a esta pinche rata! –aulló la mujer. El hombre de corbata trató de calmarla, pero ésta respondió con un manotazo.

De un movimiento brusco y rápido, jalé al niño hacia mí. Saqué la escuadra que tenía escondida debajo de la axila y posé el cañón sobre la cabeza del pequeño. Todos gritaron.

–Si no se calla le vuelo los sesos.

El niño rió y toco la pistola con una de sus manos.

–¿Se va a callar?, ¿o le vuelo los sesos?

La mujer quedó paralizada. Los ojos se le desbordaron y la boca se le torció. No dijo nada.

Solté al niño y lo acerqué hacia ella con un ligero empujón.

La cajera me dio el cambio con la mano temblorosa.

–Ahora es usted cómplice de algo horrible que he hecho, así es que no vuelva a quejarse –dije, di las gracias, cargué la bolsa con el mandado y me fui.

viernes, octubre 17, 2014

Barroom philosopher

Por primera vez en años la mesa donde acostumbra sentarse el Filósofo de Cantina estaba vacía. Me sentí como en el inicio de aquel capítulo de Friends en el que los frens llegan al Central Perk y hay personas sentadas en "sus" sillones; pero al revés. 

Mon, el mesero bigotón, se acercó a saludarnos haciendo un ademán que señalaba hacia la puerta del baño, mientras separaba las sillas de la mesa para que pudiéramos sentarnos. Pedimos una ronda de cervezas y un plato de higaditos deshidratados con pico de gallo.

A lo lejos se escuchó el rechinar de una puerta. El Filósofo de Cantina atravesó el umbral de los orinales frotándose las manos, como una mantis religiosa.

-Me agarraron con las manos en la masa... cuata -dijo sonriendo, haciendo una mueca chusca, como de repulsión, como dándonos a entender que por esa razón no nos saludaba de mano. Tomó un par de servilletas para quitarse el exceso de agua, las dobló y se las guardó en un bolsillo. Al momento en que el Filósofo tomó asiento, Mon puso frente a nosotros la primera ronda de cervezas.

-El primer paso para empezar a sentirse muerto por dentro, es pensar que has perdido tu tiempo en algo. Nunca pienses que pierdes el tiempo, mucho menos en cuestión de relaciones amorosas. Si ves como tiempo perdido esas relaciones que según tú no proliferaron o no se convirtieron en eso que querías que fueran, no has aprendido nada. Y peor tantito: estás negado a aprender y dispuesto a seguir patrones prefabricados para ser feliz que sólo te traerán frustración, y, aparte, te harán creer que estás en una carrera donde pierdes tu tiempo si tu vida no encaja en cierto molde. Si estás conscientes de que todo es aprendizaje, nunca sentirás que perdiste el tiempo. Creo que las personas que sienten que perdieron su tiempo en una relación es porque sólo estaban dispuestas a recibir algo a cambio de no dar nada; o sólo querían que se hiciera su voluntad; o quizás tienen una imagen tan idealizada de una relación que terminan forzando su cauce natural; o qué sé yo. De lo único que estoy seguro es de que si hiciste lo que deseaste por el simple placer de hacerlo, nunca perdiste tu tiempo.

El Zacatecas es el templo; el Filósofo de Cantina, el predicador; allá afuera, la vida; aquí, dentro de uno mismo, la respuesta para vivirla de la forma más sencilla y feliz.

lunes, octubre 13, 2014

El narcocorrido más longevo

El himno nacional mexicano no es otra cosa que un corrido del llamado "movimiento alterado", pero con casi dos siglos de antigüedad. Neta que al escucharlo bien podríamos pensar que la letra la compuso el Komander o algún integrante de Los Bukanas de Culiacán. 

No es broma: cambien el acero y el bridón por los cuernos de chivo y las camionetas blindadas en caravana; imaginen que retiembla en sus centros la tierra por todos los cadáveres que han enterrado en fosas clandestinas; piensen en el sonoro rugir del cañón como las interminables balaceras a todas horas del día; y visualicen a ese soldado que en cada hijo nos dio como los conocidos "daños colaterales" del sexenio pasado y los "hechos aislados" de sexenio actual.

Ahora díganme con toda honestidad: ¿creen que el himno nacional mexicano es anacrónico?

Para los que no han visto el documental Narco Cultura, aquí se los paso:  

miércoles, octubre 08, 2014

Cartoons

Algunas caricaturas que he realizado últimamente.

Estas tres las hice para una convocatoria que hubo en la ciudad de La Haya, para una exposición sobre Paz y Justicia que fue inaugurada el 21 de septiembre en el lobby del Palacio de la Paz de dicha ciudad holandesa. Se suponía que entre otros dibujantes y yo teníamos que interpretar los dibujos/garabatos sobre paz y justicia realizados por varios estudiantes de educación primaria y secundaria de diversas partes del mundo, a los que convocaron en un concurso previo. De las tres propuestas que realicé, eligieron la tercera para ser exhibida. La idea original del cartón seleccionado es de una niña argentina. Cabe mencionar que, aparte de haber sido exhibida en el palacio, me la pagaron en euros, cosa que me puso más feliz. Cabe también mencionar que quedaron en mandarme fotos del evento y aún no las recibo, snif. A ver qué les parecen.

Pasando a otro dibujo: éste lo hice "inspirado" (más bien horrorizado) en las masacres de niños en Palestina, perpetradas por israelíes, gringos, ingleses o ya ni sé qué pinche nacionalidad son esos monstruos, pero monstruos al fin. Se indignan y le dan toda la atención a un video en donde decapitan a un inglés, pero no la hacen de pedo por todos esos niños que volaron en pedazos. Tampoco recuerdo haber visto al mundo tan indignado con tanto desaparecido, destripado y decapitado aquí en México, pero bueno. 
Ésta la hice cuando fueron las elecciones en Escocia; que si se independizaba o no del Reino Unido. Y pues resultó que no. He de confesar que este cartón lo hice pensando -ingenuamente- en que sí se independizarían, por lo que tuve que cambiarle la carita a la mona de sonriente a triste cuando supe el resultado. Por eso siento que no tiene el mismo efecto la idea del viento y la falda volando. Hubiera tenido más sentido con otro resultado, pero pues ya la tenía hecha y había que aprovecharla, jejeje.
Y esta última la hice porque desde hace tiempo que quería dibujar algo sobre capitalismo, África, food porn y redes sociales. Y pues éste fue el resultado de esa mezcla de tematicas.