lunes, septiembre 08, 2014

Otra sesión nocturna con el Filósofo de Cantina

Llegamos al Zacatecas después de las ocho, como quienes viajan a templos lejanos buscando la iluminación. La concurrencia de clientes era poca, como todos los fines de semana. Dicen que las extorsiones a negocios y la violencia de hace un par de años cambiaron los hábitos recreativos de muchos regiomontanos, que ahora prefieren tomarse unas cervezas entre semana, antes de las nueve de la noche, como si así burlaran a los criminales, que aprovechaban las multitudes de los fines de semana para cometer sus ilícitos. “Conmigo no tienen nada que llevarse, salvo preguntas, y no creo que eso le interese a esa gente”, nos dijo alguna vez el Filósofo de Cantina.

Sobre una servilleta mojada reposaban un montón de limones exprimidos. Esa maña de echarle limón a la cerveza no se le quita al viejo sabio. “Es la única forma en que consumo frutas y verduras", nos dijo en tono de broma en otra ocasión.

Lo saludamos de mano y nos sentamos a su alrededor. Mon, el mesero, se acercó efusivamente a limpiar la mesa con un trapo húmedo con olor a lavanda. Le pedimos una ronda de cervezas y un plato de higaditos con mucho pico de gallo. Cuando llegaron las cervezas, abrimos nuestros oídos -y nuestras conciencias- y dejamos que el Filósofo de Cantina hablara:

“A este lugar viene mucho hombre que odia. Odian a sus ex novias, odian a sus ex esposas, odian a sus ex amantes, odian a los ex de sus parejas... En particular, estos últimos me llaman mucho la atención. ¿Por qué odian a los ex de sus parejas? Por ejemplo: ¿por qué un joven odiaría al ex novio de su actual novia?: ¿será porque éste le rompió el corazón al dejarla, o porque estuvo con ella antes que él? No creo que sea por lo primero, pues el hombre  no es tan civilizados como para alcanzar esos grados de empatía, ni si quiera con la persona a quien ama. Y, si es por lo segundo, reitero lo poco civilizados que podemos llegar a ser como varones. Qué ego tan grande. Con qué poca cosa nos envenenamos el alma”.

Después de dos rondas de cerveza, dos compañeros pusieron un par de billetes sobre la mesa y se retiraron.

"No van a volver", dijo el Filósofo de Cantina. "Se sintieron aludidos. Creo que muchos dejaron de venir por eso. Su ego es tan grande que no pueden verse representados en un ejemplo negativo. Se ofenden. En vez de escuchar, o, al menos, proponer las razones de su proceder. No escuchan. Llegan pensando que van a oír lo que quieren oír. Si rumiaran lo que se les dice, por más ajeno que sea a su ser, algo aprenderían. Digerirían mejor la vida. Pero a muchos les gusta vivir indigestos. Alimentan su alma de mierda y se la quedan dentro. Creen que ese malestar es su estado natural. Y se acostumbran a vivir así. Yo podría ser su aceite de ricino, su fibra, su supositorio sanador; pero su hombría es tan grande que prefieren vivir envenenados".

Salud por eso, Filósofo de Cantina: el supositorio sanador de quienes sí rumiamos lo que nos comparte.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre hay que dejar ir a las personas aunque a veces duela. Excelente artículo.

Liliane dijo...

Pinches mexicanos que se nos rompen el corazón...

:D

Master of Doom dijo...

Muy ciertamente ha expresado sabiduría el filósofo de Cantina. Saludos GUffiño Do Nacimento.

Danielov dijo...

Mmmm... ricino... :P
Cuán grande el filósofo de cantina. Saludos.

Unknown dijo...

Ese filosofo de cantina es la pura neta, ojala existiera snif...

y la frase perrona de la cátedra:
"Con qué poca cosa nos envenenamos el alma."

Eduardo dijo...

Así es mi Guff, y es peor el efecto en las mujeres! bueno en algunas jeje.

Su resentimiento a los exes es mayúsculo a quienes les ha ido mal en el amor.

Yo nomás saco el rencor como pretexto para pistiar jaja, ya luego se me quita.

Alexander Strauffon dijo...

Ya me quedé con la duda de si se trata de una proyección de ti mismo, un personaje ficticio, u otra persona que en verdad existe y conoces. En los tres casos desearía un debate filosófico con éste.

Saúl dijo...

Estás dejando a un lado a aquellos que les gustan las emociones fuertes, arman pedo y salen defendiendose con las sillas.

Anónimo dijo...

ese filosofo de cantina seguro es un marihuano holgazan que no tiene nada que hacer mas que pensar en mamadas........

Anónimo dijo...

Es mi ídolo ese kbrón! Saludos, Rosscorpio