jueves, marzo 03, 2011

Antes de casarse, la mayoría de mis amigos me confesaron que no querían una ceremonia religiosa ni gastar en una fiesta enorme. Obviamente terminaron haciendo ambas cosas para complacer a sus mujeres y, de paso, a sus suegros y a esta cruel sociedad de apariencias, snif.

Es fecha que no conozco a una mujer que diga que no quiere una ceremonia religiosa ni una fiesta enorme sólo por complacer a su hombre.