viernes, enero 21, 2011

Capulina me bajó a mi vieja

Hubo una etapa en mi vida -como de los 8 a los 10 años- que quise ser como Capulina. La neta le tenía mucha envidia a ese pinche gordo ridículo y bigotón. El motivo de mi envidia/admiración: Rosalba Brambila. Ay, ostión... Qué mujer...




¿A poco no? Esa mirada desvalida, ese puchero de congoja, ese peinado a gogo... Creo que fue mi primer amor que no era una caricatura. Siempre fantaseaba con que me convertía en Ricky Ricón de carne y hueso y la contrataba de mucama en mi mansión y que luego inventaba un rayo secreto que en las noches me convertía en adulto y bajaba a su cuarto y ella no sabía que era yo, sino otro, y la seducía para que me hiciera piojito y me soplara en la oreja y... bbbrrrrr... y ya en la mañana, otra vez me convertía en niño y me comía el desayuno que me preparaba y seguía enamorado de ella en secreto y ella no sabía que en verdad era yo el que la seducía en las noches.

Sí, estaba bien enfermo de morrillo. Pero es que los primeros amores platónicos son tan bellos ellos, snif.