martes, agosto 17, 2010

¿Qué pedo con mis clientas?

¿Qué pedo con las señoras que vienen al negocio? ¿De qué zoológico intergaláctico se escaparon? No conforme con haberme mandado a la necia de ayer que buscaba cajas grandes, hoy, el diablo me manda a una señora con graves problemas de percepción.

La señora buscaba una caja de 50 de largo por 40 de ancho y 8 centímetros de altura. La más parecida que tenemos es de 56 por 40 por 8. Cuando se la mostré, me dijo:

-No… Se me hace que está muy chica.

-Ah, ok, señora, entonces usted necesita una caja más grande.

-No. Necesito una de 50 por 40 por 8.

-Ésta que le estoy mostrando es de 56 por 40 por 8, señora. Tiene 6 centímetros más de largo, pero de las otras medidas es igual a la que busca.

-No… Se me hace muy chica.

¿Cómo una caja más grande puede ser más chica, amables lectores? La respuesta tal vez la encuentren preguntándoselo a las mujeres y a esa magia misteriosa que las rodea y las hace tan necias.

Tuve que meter mi mano en el bolsillo del pantalón para contener esas ganas de hacerla entrar en razón a puras cachetadas -así se acostumbra hacer entrar en razón a las pinches viejas locas- y, como el caballero que soy, le dije:

-Si la caja que busca es de 50 por 40 por 8, ésta es la que más se le parece, señora. Incluso es un poco MÁS GRANDE –dije subiendo el tono de las dos últimas palabras.

La ñora observó la caja, le dio vueltas y la colocó de nuevo en el mostrador:

-No… Está muy chiquita –dijo mirando hacia otro lado de la tienda.

En la pared había otra caja en exhibición, más pequeña aún que la que acababa de mostrarle. ¡Pues no me van a creer que la pinchi vieja me la pidió para compararla!

Y todavía me pregunta: “¿Cuál de las dos es más grande?”

Pobre del marido. Ha de tener el pito bien chiquillo aunque le mida 33 centímetros.