viernes, junio 25, 2010

El vendedor de cajas con súper poderes

No llevé a lavar mi ropa sucia con tiempo y tengo que andar en camisa de manga larga con este calor. Cada que termino una llamada por teléfono celular, limpio la pantalla empapada de sudor con el faldón de la camisa.

La gente es muy curiosa. Hoy se le cayó el marbete con el precio a una caja de las 100 que tenemos en exhibición. ¿Y qué creen que hacen los clientes cuando entran? Preguntar por ella; preguntar por la única caja en toda la tienda que no tiene precio.

Han sucedido cosas extrañas. O, más bien, he querido verle el lado "extraño" al asunto para no aburrirme tanto. Ayer vino un cliente -el primero del día- y su total fue de 173 pesos. El segundo cliente del día se llevó cosas distintas que el primero, y su cuenta fue de 173 pesos. También me ha pasado que agarro las cosas exactas. O casi exactas. Por ejemplo: un cliente me pidió 50 cajas para tornillos. Tomé una cantidad de cajas para tornillos al azar de un montón, y, al contarlas, eran 49. Más tarde me pidieron 72 bolsas para regalo, y agarré 71. Hoy me pidieron 25 cajas de las blancas, y tomé 26. Con la práctica, de seguro afinaré estos súper poderes que tengo.

Al final del día llego a casa y me reciben cajas apiladas, libros tirados y muebles movidos. Estoy por mudarme a un lugar más económico. Entro al baño, meo y me siento raro al verme en el espejo. No sé si sea porque siento que soy el mismo o porque dudo si lo siga siendo. Cualquiera de las dos opciones hace que uno se sienta raro. Espero sólo sea la primera. Aunque a veces pesa más la segunda sensación.