jueves, marzo 04, 2010

Sentí que algo andaba mal cuando se inventó el Facebook y el Twitter.

Confirmé lo que sentí al percatarme de quiénes abren cuentas en esas chingaderas: senadores, diputados, candidatos a algún puesto de elección popular, periodistas que ni así tienen los huevos de decir las cosas como son, nenitas que no saben escribir, pendejazos que se creen galanes porque una foto trucada los favorece, estrellitas de la televisión local, actores de Hollywood que quieren sentirse mortales y ñoños que creen que por esos medios disfrazarán sus obsesiones para tener cerca a su celebridad favorita.

Sueño el día en que todo el mundo emigre a Facebook o a Twitter y me dejen Blogger para mí solito. Es más fácil que se me cumpla este sueño a que se haga realidad el otro que tengo: ése en el que todos se van a la chingada y me dejan la tierra nomás pa´mí.

Soñar no cuesta nada, snif.