lunes, noviembre 30, 2009

Recuerdo que en la universidad organizaban peregrinaciones para ir a ver a la virgen de Guadalupe. Yo siempre me negué a ir.

Una vez, uno de los organizadores me dijo que ir a una peregrinación era una experiencia muy bonita, pues servía para “contrarrestar los efectos malignos del Halloween”. Juro que vi cómo se le botaban dos tornillos de la cabeza al pobre hombre.
Lo peor fue lo que me dijo para tratar de convencerme. “Va a estar Alicia Villarreal, la del grupo Límite, cantándole”. Apuesto a que si la virgen existiera, hubiera bajado en ese mismo instante a cometer filicidio.

Ya no tengo edad de andar con actitudes de adolescente renegado diciendo que “odio diciembre y odio la navidad y Dios no existe y bla bla bla”.

Pero si hay algo que me patea las pelotas en estas fechas, es todo ese fervor religioso y todos esos “artistas” muertos de hambre que le van a cantar a la virgen de Guadalupe. Como que los covers, los villancicos y los cantos a la virgen son el último recurso de los cantantes en decadencia para reactivar su horrenda carrera musical.

Pero más me cagan ésos que se refieren a la virgen como “nuestra morenita”, y aún más me cagan ésos que se ofenden si alguien se atreve a hablar mal del mito guadalupano.

Se necesita estar muy tocado de la cabeza para encabronarse por algo que no existe y para creer que una mujer invisible es la madre de todos los mexicanos. Incluso es más creíble la morra de los 4 Fantásticos.

Y si yo estuviera en un error y así fuera, pues qué madre tan desobligada, ¿no creen?