miércoles, julio 30, 2008

El Jinecho

Jinecho entró en sexto grado al colegio Montessori. Venía corrido de varias escuelas para niños problema. Todos teníamos 11 y Jinecho acababa de cumplir los 13, pero no le daba pena estar tan verdolagón y seguir en el sexto año escolar.
No se llamaba Jinecho, así le decíamos porque estaba bien alto y en la caricatura de los Superamigos había un indio -o apache- que tenía como superpoder hacerse gigante gritando la palabra “¡Ji- ne- chooo!”.

Jinecho era el más burro de la clase y la maestra se la pasaba regañándolo. Me acuerdo que una vez, en vez de decirle Roberto, su nombre verdadero, le gritó: “¡Ya guarda silencio, Jinecho!”. Todos echamos a reír; hasta la maestra Celia.

Jinecho siempre nos defendía de los abusivos de la secundaria que nos tiraban agua o nos hacían calzón chino en el patio. Era muy buena onda y muy leal. Los de la secundaria lo respetaban y, cuando yo o alguno de mis amigos caminábamos a su lado, nos sentíamos tan altos y temidos como él.

Cuando entramos a segundo de secundaria y Jinecho cumplió los 15, su papá le regaló un Jeep azul descapotable. Era el único alumno de toda la escuela que tenía coche. Es más: su carro estaba más bonito que el del director y el de la esposa del director. Darle carro a un chamaco de esa edad era sinónimo de que sus papás no lo querían o no le prestaban atención o le estaban haciendo un daño. Bueno, al menos eso decían mis padres, que me tenían prohibidísimo subirme al Jinechomóvil. Creo que una vez desobedecí esa regla y me vieron montado en el asiento trasero, situación que me hizo terminar con las nalgas cintareadas aún y a mis 13 añotes.

Al finalizar el curso escolar, Jinecho no pasó de grado y lo sacaron del Montessori (en realidad lo corrieron) para inscribirlo en otra secundaria donde los maestros fueran más fáciles de sobornar. Cuando llegué a casa y comenté que la mamá de Jinecho nos había invitado a todos los amigos de su hijo a comer a Liverpool y a jugar a las maquinitas al día siguiente, mis padres me negaron el permiso argumentando que “nunca les había gustado ese muchachito como mi amigo” y que les parecía “una muy mala influencia”.

El viernes todos los del salón llegaron al Montessori platicando lo bien que se la habían pasado. Dijeron que la mamá de Jinecho les había regalado 30 fichas a cada uno para jugar en las maquinitas. Treinta fichas para mí era un sueño imposible; a lo mucho, y después de rogar y demostrar que me portaba bien y sacaba buenas calificaciones, mi padre me daba para comprar siete. “Es pura violencia y tiradera de dinero esas maquinitas”, decía.
Todo el día en la escuela escuché embelezado las anécdotas de mis compañeros, que hasta jugaron en las maquinitas que se les echaba de a tres monedas.

Ese fin de semana me ofrecí para hacer mandados y labores domésticas, a ver si mi cuota de fichas para jugar maquinitas aumentaba de perdido a 15, pero mi papá dijo que esas labores eran mi obligación y lo que hacía lo hacía por mi bien.
De Jinecho nunca más volví a saber, desde la última vez que, ya corrido del Montessori, llegó en su Jeep y se brincó al patio para saludarnos, para después ser echado casi a patadas por el mamón del director.

martes, julio 29, 2008

La bendición de las cucarachas

Dicen que en el Final de los Tiempos quedarán sólo cucarachas. No dudo que ese día caiga en lunes y en quincena, cuando nuestros vecinos tengan que pagar la mensualidad de su televisor de plasma que sacaron a 18 meses en Coppel, o el refrigerador en acabados metálicos que se dieron el lujo de sacar de Liverpool a 48 “cómodos” pagos y que muy apenas luce en la cocina de su casa financiada por el banco a 25 años. No habrá luces brillantes al fondo de un túnel, no habrá familiares y amigos con alitas y aureolas, nada de segundas venidas de un supuesto salvador o la paz y armonía mundial al fin alcanzadas.

Sólo cucarachas.

Las cucarachas son el reflejo de lo mucho que nos repugna el prójimo, lo bastante que nos despreciamos entre los hombres y lo imposible que nos resulta convivir respetándonos y respetando lo que nos rodea. Por eso dicen que las cucarachas dominarán el mundo: porque esos sentimientos son los que han dominado la tierra desde sus orígenes, más que porque aguanten radiaciones de bombas atómicas y esas cosas.

Cuando vayan a matar una cucaracha, racionalicen lo que sienten a la hora de cazarla. Piensen en la saña con que agarran el zapato –el derecho la mayoría de las veces- y lo dejan caer con todas sus fuerzas sobre el cuerpo del insecto. Saboreen la dicha que produce escuchar cómo le truena la cola, se le embarra la cabeza en el piso y sigue moviendo las patas un par de segundos después de su muerte. Luego, espántense si quieren.

Sí, no niego que las cucarachas son asquerosas y se multiplican a lo pendejo; igualito que el hombre, la única diferencia y lo que las hace superiores a nosotros, es que ellas sí tienen un plan para conquistar, conservar el mundo y deshacerse de nosotros sin ensuciarse las manos, pues saben que el trabajo sucio lo hacemos solitos, sin remordimientos de conciencia.
Mientras pareciera que nuestro único plan es seguir devorando recursos, saciar nuestra voracidad y manías compulsivas; las cucarachas aguardan pacientes tras los papeles importantes que guardas en el cajón de a mero arriba de tu oficina. Mientras nuestro más grande sueño es amasar una montaña de centavos y matarnos de hambre, de sida, de asaltos a mano armada, de pésimos servicios sanitarios, de negligencias médicas, de envenenamiento por plomo, de accidente automovilístico que involucran alcohol, de cánceres de todo tipo, de ingerir agua contaminada, de desastres naturales, etc., las cucarachas nos miran desde la tubería del fregadero, desde la alcantarilla frente a tu casa, desde abajo del cesto de basura del baño, esperando que se muera el último de los humanos, para que siga una era de paz absoluta y se compense el desmadre en que convertimos este lugar.

Mientras la mayoría se preocupa por conquistar otros planetas y posibilitar la vida en el espacio, las cucarachas miran con halago cómo -poco a poco- les vamos heredando un hogar que, al parecer, solamente es digno de ellas.

lunes, julio 28, 2008

El Capi Cool y el Chico Fantoche

He andado de buen humor, por eso pondré tiras cómicas; pero les prometo que mañana o el miércoles andaré venenoso y escribiré un post largo y amargado. Buen inicio de semana.

El Capitán Cooltura y el Agente Moleskine # 20:


Si quieren ver desde la número uno, váyanse aquí.

El Chico Fantoche # 3, homenaje a los regiomontanos mamones (casi todos):

viernes, julio 25, 2008

Guffo, el amigo de los ñiños.

Me invitaron a un campamento de verano infantil a dar “clases de dibujo”. Llegué temprano y me recibió agradecida la “miss” que es jefa de las demás “misses”. Decir “profe” o “maistra” son cosas del siglo pasado: ahora se dice “miss”. Los niños me tenían preparada una porra escandalosa y desentonada, pero que a cualquiera le baja las tripas hasta los pies de la emoción. Qué chidos son los niños cuando sabes que no son tuyos, no te cuestan un cinco ni te causan mortificaciones de andar pensando si te van a salir pedotes, burros, drogadictos, cachondos, huevones, embarazados, irresponsables, malagradecidos, lesbianas, depravados, esquizofrénicos o abogados. O peor aún: que vayan a salir así como uno, snif.

El salón estaba decorado con motivos de Kung Fu Panda, el afeminado de Winnie Pooh y creo que también había por ahí algunos pegotes de Jimmy Neutron y Bob Esponja (otros dos gays que aún no salen del clóset). Nunca he comprendido por qué las maestras (perdón: las misses) relacionan a estos personajes de caricaturas con la educación de los niños, pero en fin. Cabe destacar que el aula desprendía un olor a material didáctico y lápiz con punta recién afilada que me transportó al tercer grado del Colegio Montessori, cuando quería ser el pivote del termo con leche de chocolate de Bety, para así poderla besar a diario en los descansos (ahora, siglo twenty one, se les dice “recesos”, porque “recreo” se escucha muy desmadroso).

Llamó mi atención un par de láminas sujetas a la pared del recinto educativo, donde se ilustraban “Los Oficios de las Personas”. Venían dibujos de “el granjero”, “el plomero”, “el soldado”, “la enfermera”, “el bombero”, “el policía”, entre otros. Puro oficio devaluado en un mundo que exige tener mucho para poder tener más y así poder valer mucho.
Antes de que empezara mi clase y en lo que los niños guardaban silencio por el shock que les causó ver a un señor tan frentón y guapo como yo, me pregunté:
¿Algún niño querrá ser plomero o soldado con tanta información clasicista, racista y despectiva que recibe por todos lados?, ¿hay granjeros en la vida real?, ¿qué le dirían sus padres a un niño que llega diciéndoles que de grande quiere ser granjero?, ¿qué le espera al pobre mocoso que sueña con ser bombero porque cree que es heroico y glamoroso como en las películas y, al cumplir su sueño, darse cuenta la mierda de sueldo y vida que llevará por “ayudar a los demás” cuando a esos “demás” que ayuda les vale verga su condición de vida?, ¿qué pensará cuando la única llamada que recibieron en toda la semana para ir a sofocar un incendio fue una broma hecha por un chamaco pendejo que tuvo mejores oportunidades que ellos? Imaginen las pisoteadas de ego y la degradación moral que le darán los soberbios “doctores” a la niña que quiso –o sólo pudo- ser enfermera.

Obviamente en ese tipo de “material didáctico” es más atractivo poner el dibujito de un granjero rodeado de animalitos amigables, verduras con ojos y frutas sonrientes, la imagen de un policía atrapando a un ladrón gordo con antifaz (los ladrones ya no usan antifaces en el siglo XXI) o de una enfermera poniéndole un termómetro en la boca a un niño; a poner a un Contador Público rodeado de papeles que sólo él entiende o a un Licenciado en Administración de Empresas dentro de una inerte oficina. Oficios que -apuesto mi huevo izquierdo- el 99% de los niños que visité terminarán haciendo en vez del de granjero, plomero o policía.

Cuántas mentiras hay que echarles a los niños para no hacerles un daño psicológico y hacerles creer que la vida real está bien a toda madre. Cuántas verdades tenemos que ocultar para que no les reprochen a sus padres haberlos dejado nacer en una sociedad que apesta a podrida y no es la tierra prometida que en su casa y en la escuela les dijeron que era; un país en el que ninguno de esos empleos dibujados con monitos tan simpáticos vale madre si es que quieren “encajar socialmente” y “tener con qué ser alguien en la vida”.
Cuantas realidades hay que tapar para que al rato esos niños no se vuelvan adultos amargados, abran un blog y escriban pendejadas, snif.

miércoles, julio 23, 2008

Una tira sana y otra controvertida, ¡uy!

Antes de empezar, tengo que decir algo:
Como todos se quejaron de la foto de mi perfil, ya la cambié; están servidos. Espero salir más galán en ésta. Como quiera aquí abajito se las pongo en grande, para que las damitas se escurran y los caballeros me envidien:


Snif, ¿por qué seré tan guapo? Chingao.

Aquí los dejo con la tira que sale hoy -como tooodos los miércoles desde hace casi 11 años- en las ediciones juveniles del periódico El Norte, de Grupo Reforma:


Y aquí está un Escuadrón Retro:


lunes, julio 21, 2008

Tiritas de la Semana

El Capitán Cooltura y el Agente Moleskine # 19:


Otra del "caime-bien-chistoso" Chico Fantoche:


Y un Escuadrón Retro.
Advertencia: Si tienes menos de 25 años, el Escuadrón Retro no es apto para ti; no lo leas pues posiblemente no le entenderás y me harás quedar como un pendejo inútil que no sabe hacer reír con sus monitos... ¡¡¡Que no la leas!!!


viernes, julio 18, 2008

Y luego no quieren que digamos que las viejas están locas 2

La puerta de la ducha es transparente y sé que me mira de reojo desde el lavabo mientras se desmaquilla. Me gustan las manchas de rímel diluido con crema que se forman bajo sus ojos. Su rostro es hermoso, como el de un oso panda.
Tallo mi cara con jabón y siento su presencia que se aproxima y se refleja en cada una de las gotas de agua que perlan el cancel. Recorre la mampara, abro los ojos y me mira sonriendo, para después cambiar su expresión a la de susto.

-¡Ay! ¿A poco puedes abrir los ojos con la cara enjabonada? -dice sorprendida.
-Jajajaja, ches comentarios los tuyos.¿Qué tiene de difícil abrir los ojos con la cara enjabonada? -pregunto.
-Yo no puedo: Me pica -su comentario me llena de ternura, pero río.
-Jajaja, pues qué mariconcilla -digo, mientras le doy la espalda y sumerjo mi rostro espumoso en el chorro de agua tibia. Es ahí cuando aprovecha para darme una fuerte nalgada. Grito un "¡Aaaayjadelachingada!" que me hace tragar agua.

-¡Ándele, cabrón! -me dice.

Me sobo la nalga. Me arde.

-Aaaay, cabrona, sí me dolióooo...
-Me gusta que me digas "hija de la chingada" y "cabrona"... lo dices no sé cómo... como que bien bonito...

Cierra el cancel cristalino de la ducha y se retira riendo porque me sigo sobando la pompa. No deja de mirarme ni de sonreír. Me guiña un ojo y tira un beso al aire antes de salir del cuarto de baño para esperarme en la cama.

Atrapo el beso y me lo pego en la nalga colorada que ya no me arde tanto.

jueves, julio 17, 2008

El baile del ñoño

Chale. No sé si yo sea bien cursi o idealista, pero la estupidez que hizo a este morro famoso -eso de bailar como pendejo en todo el mundo desde el 2005-, se me hace un mensaje de paz, hermandad y unión entre los pueblos muy cabrón.

Ya es video viejito, pero como quiera espero disfruten la música y los paisajes. Las escenas donde se le une gente a bailar (niños, mamases, abuelos y hasta un cabrón en silla de ruedas), la de la Isla Navidad, Papua Nueva Guinea, Nevada, Vava´u y la zona desmilitarizada en Corea hacen que uno se cague para adentro (es que esa acción de defecar hacia el interior pone la piel de gallina).

Sí: vuelvo a creer que hay esperanza de que algo tan simple y aparentemente estúpido salve a este mundo de valer verga.

Este güey es al único ñoño que admiro y respeto (y envidio, snif). Claro, después de Ñoño el del Chavo del 8.

Hoy platiqué con mi ego...

...y me dijo:

-Ruffo (ni siquiera se sabe mi nombre el ojete): No escribas otro post. Deja el de abajo más días para que llegues a los 50 comments. ¡Falta poco, campeón! Es más: puedes tener hasta 60 comments y así serás como el Huevo, Falso Profeta o Plaqueta, MUAJAJAJAJAJA. Bueno... aunque ellos reciben en dos horas lo que tu recibes en dos días... Pon un "snif" aquí...

Le di una patada en el fundillo a mi ego y escribí esta pendejada. Después, lloré como quinceañera en concierto de RBD.

Si comentan aquí me perjudican, snif.

martes, julio 15, 2008

Y luego por qué no quieren que digamos que las viejas están locas...

Un amigo lleva saliendo tres meses con una chava. Bueno: llevaba.

El sábado pasado quiso sorprenderla. Por primera vez la invitó a su departamento, pasó por ella temprano, le preparó una cena (que en realidad preparó su madre; este güey nomás la metió al horno), puso velitas aromáticas y cumplió al pie de la letra todos esos clichés de noche romántica a media luz.

Bebieron casi 3 botellas de vino (otro cliché), platicaron horas, se pasaron a un sillón amplio y cómodo que tiene en su sala, comenzaron a besarse, a fajar, y, en poco tiempo, ambos estaban en calzones. Cuando mi amigo empezó a bajarse la trusa y a hacerle a un ladito el chon a su amiga para meterle la tolonga, la jovenzuela dijo espantada:

-¡No!, no, así no...¿Tienes condones?... Ponte condón...

Mi compa se puso de pie y corrió a buscar unos a su cuarto.
Cuál fue su sorpresa que al regresar a la sala con un par de globitos para el pito, la mujer se estaba vistiendo.

-¿Qué pasó, mi amor, por qué te vistes? -dijo mi amigo.

Y ésto fue lo que su amiguita respondió:

-O sea: ¡tienes condones! Eso significa que debes de traer a muchas viejas aquí, ¿verdad? Si no, no tuvieras. No lo niegues. ¿O desde un principio tus intenciones eran acostarte conmigo y por eso tenías tu dotación de condones ahí en tu cuarto?

Mi amigo se quedó mirándola como pendejo, sin saber qué responderle; con el chile parado bajo la trusa, los huevos inflamados y los condones en la mano.

-Llévame a mi casa -imperó la chava.

Sé que no fue de caballeros, pero la jovencita tuvo que tomar un taxi, jojojo.

lunes, julio 14, 2008

Tiras de la semanuca

El Capitán Cooltura y el Agente Moleskine # 18


Un nuevo personaje para las ediciones juveniles de el periódico El Norte, de Grupo Reforma. Algo así como un homenaje a los regiomontanos mamones (que ni abundan, eh).


Buen inicio de semana.

sábado, julio 12, 2008

Fábulas del mundo gris 4

Los perros de la clínica veterinaria de a lado no han parado de ladrar en todo el día. Si fuera de noche pensaría que la muerte ronda entre los matorrales del patio de la oficina y me daría un poco de miedo.

Vino el arquitecto y el ingeniero a cobrar lo que se les debía de la remodelación del local y a echarle un último vistazo a su trabajo. Resulta que las plantas del patio les son un problema a los señores. Dicen que “ese tipo de arbusto tira mucha hoja” y “quita mucho espacio”. Me recomiendan quitar todas las plantas y poner flores rastreras “para que el patio se vea más bonito”. Me cagan las flores. Ese es el problema de esta ciudad: que hay flores por todos lados y nada de árboles. Prefiero los árboles, pero en este patio no hay dónde poner uno de esos que crecen hasta los cien metros de altura y regalan su sombra todo el día. “Es que este patio ya parece selva, con tanta enredadera y follaje”, dice el arquitecto. "¿A quién vergas no le gustaría tener un patio que parezca selva?", me pregunto. "Nomás a un arquitecto y a un ingeniero", me respondo. Se van con su dinero y con la seguridad de que nunca tomaré su consejo floripondio.

Regreso a mi oficina e intento ver un video de un supuesto OVNI que dura casi cuatro minutos, pero la conexión de la computadora se cae a cada rato y me tardo cuarenta y cinco en verlo completo.
Es raro no andar desvelado o crudo en sábado. Es de las cosas buenas que el negocio me ha traído, pues le he bajado a ambos estilos de vida; aunque a veces los extraño.

Acabo de sorberme un litrote de agua de mango de las que venden a tres cuadras de aquí. El güey que las vende está bien curioso: como que siempre anda todo acelerado. Se la pasa regañando a la mamá –que le ayuda en el negocio- por la lentitud con que corta la fruta. Una vez me tocó que la madre explotó delante de mí y otros dos clientes: “¡A mí no me hable así, cabrón! ¡Soy su madre!”. Ya cuando una mamá le habla “de usted” a un hijo: ¡Cuidado! Recuerdo que el chavo me entregó mi litro de agua todo apenadillo.
El agua de papaya sabe mejor, pero hoy no tenían papaya. El agua de papaya me manda directo al baño a sacar todos mis demonios por el culo. El efecto del mango es tardío, pero de todas maneras termina mandándome de nalgas al trono.

Mientras “hago de la popis” leo en el periódico “la euforia” que ha causado el mentado iPhone. Chale. Para que el próximo año la misma bola de cabrones esté haciendo fila desde un día antes para adquirir el mismo aparato, nomás que ahora más chiquito pero con más capacidad para almacenar pendejadas. ¿Cuándo se hicieron necesarias esas cosas? ¿Realmente la gente no puede prescindir de ellas?
Esos seis u ocho mil pesos que pueda costar –mas lo que ahorre- prefiero tenerlos guardaditos para irme en septiembre -de este año o del próximo, no hay prisa- a este lugar y pagar noches extras o llenar la bañera de la habitación con cerveza de barril. ¿Puedes hacer eso un iPhone?

Si ahorita cayera un asteroide sobre esta oficina, seguro que lo último que pasaría por mi mente serían recuerdos de mi infancia. Como cuando mi padre bajaba el vidrio del coche en la carretera y empezaba el griterío de mis hermanas, pues sabían que se acababa de echar un pedo, o las sacudidas que se sienten al viajar en la caja de una pick up sobre un camino de terracería.

Ya me voy, acaba de llegar un cliente.
Si ese asteroide cae sobre la oficina, ya me salvé; a menos que esté bien grandote y abarque también la bodega y la tienda. Si es así, entonces ya me chingué

viernes, julio 11, 2008

De reunioncitas con ex compañeros

Las reuniones de generación (convivios, fiestas o borracheras de ex compañeros de la secu, prepa o carrera) me provocan una hueva más grande que ver un partido de fútbol entre Chipre y Botswana.

Más aún cuando la organizadora de tal evento es una mujer, porque siempre salen con la jalada de: “Nos vamos a juntar toooda la generación a tomarnos un cafecito”. ¿Un cafecito? No mamen. ¿Por qué siempre escogen lugares ñoñísimos para reunirse? ¿Por qué no rentar una quinta campestre con alberca, limusinas Hummer con jacuzzi o, de perdido, irnos a una cantina a echarle mierda a los maestros de la institución donde estudiamos y a los compañeros que no están presentes?

Por ejemplo: un lugar de hueva para juntarse -y que siempre eligen- es en las casas de las recién casadas que, por lo general, viven allá, en donde sopla la sexta chingada; pero pues les quieren presumir a sus demás ex compañeritos que ya tienen casa propia y ya son todas unas amas de casa/sirvientas tituladas.
Si la reunión es en casa de una ex compañera recién casada, el aburrimiento está garantizado; no tengan duda de eso. Uno ya sabe que, en vez de cerveza, habrá "vinito" y "bocadillos", y no botanas, tacos y desmadre. Sabes que no te vas a poder desvelar ni poner pedo a gusto porque -aparte de que estás lejísimos de donde vives y por ahí no pasan taxis para evitar un operativo antialcohol- te van a correr temprano porque “los bebés ya están dormidos” o “el marido se tiene que levantar temprano a trabajar en sábado”. Cabe mencionar que los maridos siempre hacen todo lo posible por encajar en el grupo de amigos de su mujer, pero estoy seguro que no dejan de pensar durante toda la reunión: “¿Cuál de estos cabrones le habrá checado el aceite a mi viaje antes de que me conociera?”.

Cuando la cita es en algún “cafecito” o restaurante (porque a los bares, cantinas o antros los esposos no dejan ir a sus viejas), el aburrimiento también es garantía, pero sale lo triple de costoso y lo triple de aburrido.
Las que alguna vez fueron jovenzuelas bien chidas y a toda madre, con sueños locos, con planes interesantes, con las que nos íbamos a taquear antes de clases, con las que nos desvelábamos y emborrachábamos haciendo trabajos finales, con las que nos íbamos de viaje, etc; ahora se la pasan hablando de sus niños, del doctor, de los medicamentos, de lo que gastan en leche y pañales a la semana, de lo mucho que las desvela el llanto en la madrugada de sus recién nacidos, de lo difícil que es viajar con bebés, de lo difícil que resulta coger con el marido cuando se tiene familia y se pierde la privacidad, etc. ¡Ah!, pero eso sí: siempre terminan diciendo un: “Ay, pero vale la pena el sacrificio; la neta está bien chido”. ¿Chido? ¿No poder dormir ni coger está chido? Bueno, cada quién.

Otra de las cosas que me repatea los huevos cuando nos juntamos en restaurantes es que los maridos se la pasan hablándoles al celular cada 5 minutos para ver dónde andan y a qué hora llegan, porque el inútil ya no aguanta al niño que está berreando porque trae el pañal todo cagado y el tullido no sabe cómo cambiárselo. Ni una pinche taza de café, una Piña Colada o una Margarita a gusto se pueden tomar las pobres viejas. “Ah, pero vale la pena el sacrificio, la neta está bien chido que tu marido te demuestre que te ama hablándote obsesivamente cada 5 minutos. Aaaay, el amooor”. Mamadas.

A la hora que se retiran a sus casas, obviamente es muy temprano, y los varones (ay, se oye bien masculino decir “varones”) nos quedamos en el lugar del convivio más rato -por lo general hasta que cierran y nos corren-, y es aquí donde se presenta lo más cagante y lo que más me encabrona de estas reuniones:
Sieeempre resulta que ninguna de las pinches viejas trae dinero en efectivo. Todas traen mucha pinche tarjeta de crédito, mucha pinche tarjeta de Liverpool, de C&A, de Price Cost Co y de más, pero nada de “cash”. Es un pedo a la hora de pagar, pues hay que pedir cuentas separadas, tienen que ir a buscar un cajero, hay que pedir la cuenta de todos, sumar lo que ellas se tragaron y bebieron, darles el efectivo a ellas para que paguen con su tarjeta, dividir la cuenta entre cuatro tarjetas, no, no, no, no, no… es un pinche desmadre mundial que lo único que provoca es querer mandarlas a sus casas de una patada en el fundillo.

Ah, y el comentario al final de la velada:
- Ay, pues me la pasé bien chido, la neta que me dio mucho gusto volver a verlos a tooodos. A ver si se hacen más seguido estas juntadas, ¿no?

¡NOOO!

lunes, julio 07, 2008

Jabón

¿Alguna vez les he mostrado la nueva y elegante presentación del jabón de cacahuananche; ese producto que uso a diario para evitar la caída del cabello? ¡¿Nooo?! Pues de lo que se han perdido. Hela aquí:


¿Sí o no hasta parece que cuesta una fortuna el jaboncito? ¿Sí o no hasta te la crees que no se te va a caer un solo pelo porque la presentación es tan seria (eso de "Plus Mejorado", ¡WOW!, palabra en inglés) y tan artística que transmite que no nos están tomando el pelo?

Entonces ya lo saben, amiguitos y amiguitas:
Si eres peloncito como personaje de estampita de escuela primaria, esas que venden en las papelerías (ver el "Antes"), ¡úsalo!, y quedarás bien apuesto y greñudo, como personaje de novela gráfica erótica, tipo "Sensacional de Piernudas" o "El Catrín" de las tablas de la lotería (ver el "Después").
Si eres mujer y tienes el pelo ralito como Chitara, la de los Thundercats (ver el "Antes"), ¡úsalo!, y lo tendrás de Medusa o vieja deschavetada que se acaba de escapar del manicomio (ver el "Después"), acá, tipo Lucía Méndez en "Los Renglones Torcidos de Dios".

domingo, julio 06, 2008

De Cheyennes y Fabiruchis

Un amigo publicista me dijo que el famoso anuncio de TV de "¿Y la Cheyenne, apá?" , está basado en un episodio familiar de la infancia de Fabiruchis.

Dicen que el papá de Fabiruchis lo llevó a unos terrenos de los que era propietario y le dijo apuntando hacia el horizonte:

-Fabían, algún día, todo ésto será tuyo.

A lo que Fabiruchis respondió con cara de loca:

-¿Y Chayanne, apá?

Desde ese día, supo que sería el más puto de los puto.
Snif, qué bonita historia.

sábado, julio 05, 2008

Piropos que alguna vez dije pero no fueron apreciados en su momento por ser yo un romántico adelantado a mi tiempo.

-Oye mi amor: Tengo duda... -dije serenamente.
-¿De qué, papacito? -respondió ella con una ternura inimaginable.
-Tengo duda... -repetí.
-Pregúntame lo que quieras, papi...
-Tengo duda la pipí
-¡Cochino, peladooo!

SNIF.
Nadie entiende a los romanticachondos.

viernes, julio 04, 2008

La mirada titilante

Los balcones ya no sirven. No deberían de construirlos más.

Mirar el cielo desde uno es como vislumbrar un negro futuro sin luces de esperanza. Ya ni siquiera la luna hace resplandecer el filo del horizonte porque ella misma ha perdido el brillo propio. Si en un principio los balcones servían para maravillarse con la perfección de lo desconocido, ahora sirven para deprimirse con la grandeza del progreso y la pequeñez de nuestros resultados como humanos.

La ciudad y su gente han derribado todas las estrellas, con todo y los anhelos que alguna vez depositaron en ellas como si fueran una institución bancaria sideral. Su luz ahora se confunde con los destellos de los coches, el alumbrado público, el transporte colectivo, los antros y las brasas de los cigarrillos mal pisados sobre la banqueta. De hecho, conozco una estrella que ahora trabaja como foco de una linterna sin pilas en la cintura de un velador, y a otra que labora en un estacionamiento del centro de la ciudad donde por las noches se juntan niños a inhalar solventes.

Por más puntos de colores que se extiendan a lo largo y ancho de este lugar, a ninguno le veo cara de ser “la luz de la esperanza”, esa que dicen que siempre se ve al final de los túneles. Los puntitos rojos, amarillos, naranjas y -algunas veces- azules se extienden como marabunta hambrienta, como el ejército de un virus lumínico que derrama oscuridad o como las ronchas de varicela en el rostro de los infantes.
Se aprecian luces hasta donde nunca imaginamos que pudiera haber: a las faldas de la sierra, en lo más alto del cerro, en valles donde antes corrían arroyos y cervatillos. Pero allá arriba, donde debería estar salpicado de todas esas tonalidades, ya no las hay.

Abro una cerveza que puse 10 minutos antes en el congelador (el calor ha sido insoportable en los últimos días) y salgo a contemplar desde el balcón esa sombra inmensa que me envuelve como las fauces de un monstruo gigante. Vale la pena hacerlo aunque las estrellas se hayan extinguido, como algún día sucederá con el tigre de bengala, el rinoceronte blanco, el narval o el hipopótamo pigmeo.
Vale la pena sumergirse en las profundidades negras de esa alma infinita si tú, desde donde sea que te encuentres, estás mirando como yo la penumbra abrazante que no da señales de esperanza y nos hunde en la resignación de saber que no volveremos a tener un cielo titilante.
Pero si alguna vez previste atesorar sueños y deseos en al menos uno de esos cuerpos celestes abatidos que ahora hace la función de foco de abanico de techo de alguna cocina, todo estará bien; confía en lo que te digo, pues, cuando nuestras miradas se encuentren más allá de telón bruno e impenetrable que nos envuelve, más allá de los trópicos, latitudes y hemisferios, te aseguro que nuestros pechos estallarán como un par de supernovas que pintarán toda ausencia de color.
Sé que la salvación está en el brillo de tu mirada, por eso será un placer explotar mirándote a los ojos.

martes, julio 01, 2008

Tiras pal monte

El Capitán Cooltura y el Agente Moleskine # 16

Dos tiras de Pinky Vida y una de Gadget Boy:




Y por último, un Escuadrón Retro: