viernes, agosto 31, 2007

Secretos de la Masonería 2

Total que el hijo del dueño de la revista, ese que siempre llegaba más crudo que albañil en quincena a las juntas editoriales, nunca me hizo la invitación a su logia que porque "él no creía que yo tuviera la edad o estuviera preparado para andar en esas cosas". Uuuyyy, sí, viniendo de un pinche viejo borracho, ya se imaginarán qué tan en serio tomé el comentario.
Al mes, la publicación desapareció, y yo, junto con el hijo del dueño, me quedé sin chamba, snif.

Después, por un amigo de la secu marista en la que estuve, conocí a unos compas que eran masones... y también bien pedotes. Bueno, ellos eran "ajefistas", así se les llama a los jóvenes que practican esas ondas "filosóficas" y de "conocimiento", por sus siglas "AJEF": Asociación de Jóvenes Esperanzas Fermentadas en Alcohol, o no sé qué mamadas.

Estos güeyes saludaban medio raro: ponían su dedo índice y el medio (¡¡¡no!!!, no crean que en el fundillo, ese es otro tipo de saludo de otra secta con ondas más hardcore) en donde se toma el pulso de la otra persona, le ponían a su firma tres puntos y me contaban sus aventuras en los congresos de jóvenes masones que había en Puerto Vallarta, en Guadalajara y en el D.F., todos patrocinados por el gober y el ex gober del estado en aquel tiempo, que habían sido masones. Me platicaban que gobierno les prestaban autobuses y les pagaban comidas y cenas a más de 500 cabrones, y eso que ninguno de ellos tenía familiares, ni conocidos, ni palancas en gobierno, todo era por el simple hecho de ser masones. Aquel sí era un buen gobierno, snif.

Total que yo empecé a decirles: "A ver: enséñame ese saludillo que hacen, está bien chido", y como que no les gustaba que les dijera que su saludo estaba chido porque le quitaba solemnidad al asunto. Uno de ellos una vez me dijo: "Éste es un código secreto entre los masones y sólo los masones podemos usarlo, así cómo existen otros que tampoco puedo decirte, a menos que seas miembro de nuestra logia". A la veeeerrrrrrggggggaaaaaa, tanto misterio me intrigaba y me daban más ganas de entrar y por eso siempre andaba de preguntón diciéndoles que me platicaran qué pedo con la masonería. Pero se negaban, era un tema de sumo hermetismo.

Resulta que un día uno de ellos me pregunta que si yo tenía un pariente apellidado Caballero Lazo, y yo le dije: "pos pa qué te digo que no, si sí". El güey este casi se mea y se viene como cuando uno se quita a una gorda de encima y, como comadre chismolera, fue corre y corre a decirles a sus demás amigos que yo era familiar de "El Gran Maestro". Todos me vieron como el siguiente Mesías, nomás me faltaba el 666 marcado en las nalgas. Me decía que cómo yo, teniendo a un familiar masónico tan respetado, nunca me había interesado en meterme a esas mamadas. Pero pos yo ni sabía que este tío abuelo (creo) era tan chingón dentro de ese circo... digo, círculo selecto. Resulta que este tío fue Gran Maestro grado 33 y fundador de no sé qué madres masónicas en Nuevo León.

Total, ahí la cosa cambió. Estos güeyes me invitaron a su logia para que hiciera las pruebas, "para ver si las soportaba", para ver si "no me rajaba y era tan chingón como lo fue mi tío". Uuuuyyy...

Una noche de peda, les pregunto:

- ¿Y de qué se tratan las pinches pruebas esas? ¿Por qué la raza se raja a la mera hora de hacerlas? ¿A poco sí están muy cabronas?

- No podemos decirte nada... pero muchos no las soportan y salen llorando peor que niñas... si eres chingón, pasarás todas las pruebas sin ningún pedo... -me dijeron con una serenidad digna de David Carradine hablándole a su pequeño saltamontes.

- Pero más o menos díganme de qué se tratan... digo, para ir preparado... díganme si tengo qué llevar traje de baño o cambio de ropa o no sé, algo...

- Tienes qué borrar esa actitud de tu mente... esto no es un juego... si estás preparado para recibir los conocimientos, pasarás las pruebas y serás miembro... -me dijo el que hablaba más mamón y se tomaba más en serio de todos.

Pero, como buenos masones, bastaron unas cheves para que soltaran toda la sopa y me confesaran "las pruebas de iniciación", que más bien parecían novatadas de preparatorianos ebrios y esquizoides. No dudo que Diego Santoy o su novia jugaran a eso de niños con sus amiguitos.

He aquí las que me platicaron y de las que me acuerdo:

1.- Te vendaban los ojos y te metían a chingazos en un ataúd para que "pensaras" y "reflexionaras" sobre lo que habías hecho y logrado a lo largo de tu vida porque "ese podría ser el último día de tu vida". A las 4 o 5 horas, ya que empezabas a desesperarte y a morir de asfixia y claustrofobia en la caja pa muertos, los nenes te sacaban, te encerraban en un cuarto, te amarraban a una silla y fingían que te iban a madrear como lo hacen los policías ministeriales, y te decían que ese era tu último día sobre la tierra. Ya que uno lloraba, se miaba, se cagaba de miedo e imploraba perdón y clemencia, entraban todos los demás cabrones atacados de la risa con un pastel y te lo embarraban en la cara.

2.- Te vendaban los ojos (tenían este fetiche) y te cargaban entre varios, te sacaban por una ventana del piso del edificio que rentaban para la logia y te obligaban a caminar por una cornisa, mientras los nenes te decían que tenías que aventarte al vacío -sin quitarte la venda de los ojos- si es que confiabas en ellos, tus nuevos hermanos, porque si no confiabas en ellos, ese lugar no era para ti. Abajo de la cornisa, a unos dos metros de distancia, estaba el grupo completo esperando a que saltaras para cacharte.

3.- Algunas veces montaban todo un show y, cuando llegaba el iniciado a las oficinas, estos güeyes se hacían pasar por narcosatánicos y compraban vísceras de animales y las ponían por todo el salón y se ponían túnicas y mamadas así y agarraban al iniciado y le decían que iban a hacer ritos con él. La mayoría de los iniciados estuvieron a punto de morir de un infarto con esta prueba.

Y así, mil mamadas más.

Y total nunca entré.

martes, agosto 28, 2007

Secretos de la Masonería

El primer contacto que tuve con la masonería fue hace casi 10 años, cuando trabajaba en una desaparecida revista de política local dibujando las portadas. Uno de los hijos del dueño de la publicación -ya peludo, no jovenzuelo como yo en aquella época-siempre hablaba sobre tópicos muy elevados, se aventaba análisis muy agudos y hablaban bien retebonito como todo masón: que apantallan con sus discursos atiborrados de palabras domingueras y labia fluida. La cosa es que este güey siempre andaba bien crudo. Cuando yo le preguntaba si había chupado el día anterior, me respondía que sí, que porque "el Gran Maestro de su logia había sido ascendido a grado superior de no sé qué madres". Pos sería grado superior de alcohol, porque no sé a qué otro grado se podría referir este güey con el aliento inflamable que se cargaba a diario.

Otra de las tantas veces que el hijo del mero mero de la revista llegó más crudo que película de Rafaél Inclán, me dijo que "hubo elecciones en su logia y las habían ganado y pos se fueron de fiesta", y otra, "que había sido la iniciación de un nuevo discípulo y celebraron en grande la bienvenida del nuevo miembro". Total que este cabrón siempre tenía pretextos para ponerse hasta la madre de pedo; y yo, jovenzuelo en aquella época, pensé: "Esto de la masonería es lo mío".

Total que le dije a Mr. Crudelio que me invitara a formar parte de su secta de conocimientos y placeres etílicos, que me interesaba mucho hablar bien bonito sobre temas intensos y que poca gente conoce, y me respondió muy amablemente que "se lo plantearía al consejo superior y al Gran Maestro, pero que no cualquiera podía entrar a la logia; que eran muy selectivos y había muchas pruebas antes de ser aceptado". Uuuuyyy, se oía tan chido como cuando te dicen que veas la película El Secreto.

¿Qué dificultad podía tener para entrar?, pensé. Si aceptaron a un pinche treintón borracho como al hijo del dueño de la revista, que compraba sus trajes de colores horribles en la tienda Salinas y Rocha y los combinaba con corbatas de los Looney Tunes, para mí sería pan comido iniciarme en la masonería...

Continuará...

lunes, agosto 27, 2007

El Secreto

Poquito más que inflamadas tengo las pelotas debido a tantas personas que últimamente me ha recomendado la película El Secreto.
Pareciera que uno se va de nalgas con tan sólo escuchar el "misterioso" nombre, ver los cortos, la propaganda y demás; pero nel.

Más se me hinchan los morenos aguacates que me cuelgan de la entrepierna con el tono solemne de voz y las caras que pone la gente al recomendarla; algo así como: "Uuuuts, si no la has visto eres un pendejo y no sabes de lo que te pierdes", o: "No, no, no, no, nooo... es que está cabrona, tienes que veeerla".

Y no es que yo tenga algo en contra de esta película, la cual vi antes de que todos me empezaran a joder con que la viera y confieso que la vi porque caí en el engaño del nombre y toda la mercadotecnia que la envuelve. Me molesta que quienes me la han recomendado son los mismos que me han dicho que "Braveheart" y "Titanic" son las mejores cintas que existen y tienen orgullosamente en su colección de dvds a "Los Cazanovias" y "Los Ángeles de Charlie 2"... no la uno, ¡la dos!. No mamar.

Tambíén, la mayoría que la recomienda es gente que nomás porque han leído "Padre Rico, Padre Pobre" y otros libros para ser un triunfador, se sienten letrados, cultos y con las claves para negocios millonarios y vidas rebosantes de éxitos.

Una de las primeras veces que me la recomendaron, la plática fue más o menos así:

Amigo Mamón: A ti que te gusta el cine (estos güeyes creen que eso es "cine"), te voy a recomendar una película... pero quiero que la veas... es más: ¡te la voy a regalar! -me dice mientras me toma del hombro con una seriedad envuelta en misticismo y me sostiene la mirada.

Guffo: Órale... gracias, qué chido. ¿Cómo se llama la película?

Amigo Mamón: El Secreto -me responde, no sin antes volverme a decir que le prometa por mi madre que la voy a ver.

Guffo: Órale...sí, claro... ¿Y de qué trata? -pregunto.

Amigo Mamón: Tienes que verla... -responde, y me da otra palmada en el hombro, con esa mirada de una persona recién iluminada... ¡Como el portador de "El Secreto"!. Alaveeeeerrrrrgggaaa. Yo sí me quedé de a cuatro con la actitud tan convincente de mi compa y hasta le acepté el regalo.
Pero, en lo personal, hubiera preferido que me regalara la trilogía del Padrino y se dejara de jaladas.

Este tal "Secreto" ni es película ni tienen ningún secreto. Es un libro motivacional en dvd. Un "documental" o serie de entrevistas a gente positiva, tipo Miguel Ángel Cornejo, que se ha hecho millonaria con libros y cursos motivacionales del estilo de "Caldito de Pollo para el Alma", "El Monje que vendió su Ferrari" y demás chingaderitas literarias. Que está bien, yo no tengo problema con quienes leen esto, pero tampoco es la gran cosa. La segunda mentira en la película es que no hay ningún secreto aunque te la anuncien como un Código Da Vinci o la solución a los problemas de la humanidad. No sé cuál es el secreto en saber que: si piensas positivo, atraerás cosas positivas; si piensas negativamente, atraerás cosas negativas. Ese es el chingado secreto que tanto cacarea la película: lo que piensas, atraes.

En fin: me caga cuando me recomiendan esta película porque siento que es el "Juventud en Éxtasis" del siglo XXI.

Y algunos de ustedes dirán: "Guffo, tú por eso no eres exitoso: porque eres bien pinche negativo y no sigues los consejos de Deepak Chopra, Og Mandino y Anthony de Mello".

Puede ser... puede ser... pero hasta para ser un amargado feliz hay un Secreto... uuuuuyyyyyy.

viernes, agosto 24, 2007

Buen fin...

Hay una nueva entrevista en ¡#$%&! Cómics. Moneras hay muy pocas en México, y en ¡#$%&! Cómics podemos presumir que contamos con las excelentes colaboraciones de una de ellas.

Por otro lado...
Como dijo alguna vez Felipito el de Mafalda: "A veces me molesta ser como soy". Ayer le estaba dando una checada de aceite a mi morra... digo, le estaba dando una checada a los libros que mandé al concurso, el del Chimicuil y el del Ñu, y resulta que -chingao- ya no me gustaron, snif.

Se los mostré a algunos críticos de confianza (por no decir criticones), de quienes respeto su opinión, y también a algunos niños y no tan niños. Los niños dijeron que estaban "chidos", "que les gustaban los monitos"; pero pos son niños, no puedo confiar en ellos porque a los niños les gustan mierdas como El Chavo del 8 Animado, El Circo de los Chicharrines, el Danonino y las salchichas FUD, así es que, aunque sean lecturas para ellos, su opinión no creo que sea la más adecuada.
Los adultos dijeron que los libros no valían madre. Que el del Chimicuil era demasiado cursi, con un final sacado de la manga y no sorpresivo, que el mensaje o moraleja no estaba muy claro para los niños, que la tipografía no les había gustado, que el lenguaje tenía que ser más ameno y que, cuando intentaba ser ameno, caía en lo ñoño, etc, etc.
El otro, el del Ñu, dijeron que les parecía original el personaje de el Ñu, pero que la historia es completamente incoherente, con situaciones absurdas (por ejemplo: el Ñu comiendo lasaña a la boloñesa con sus pezuñas en una cabaña sobre una montaña...) en donde quiero meter a huevo y forzadamente palabras con la letra Ñ.
La mayoría coincide en que lo único rescatable y bueno, son los dibujos. Snif.

Reflexionando, me doy cuenta que mi error fue haber hecho los dibujo primero y en base a ellos inventar la historia y no crear una historia primero y luego dibujarla.
También mi error fue no haber hecho este focus group con criticones y niños antes de mandar el material al concurso, jejeje.

Ya ni pedo. Ya los estoy corrigiendo, mejorando, dibujando otra vez algunas páginas, reescribiendo la historia y de más para que queden perfectos; no para este concurso, en el que creo que ya me chingué al escuchar las opiniones de los demás, pero como proyecto personal y futuros concursos y planes, me va a servir.

He aquí la prueba del rayadero y mutilaciones que le hice a las dos copias que me quedé:

miércoles, agosto 22, 2007

Dos cosas nomás...

Antier cometí el error de cobrarle dinero a un amigo. Dinero que me debe desde hace más de un año, dinero que necesito y que le cobré varias veces pero no tenía con qué pagarme. Primero se hizo el que no se acordaba, y luego, ofendido, casi encabronado porque decía que no me debía ni madres, sacó su cartera y me aventó la mitad, casi casi diciéndome: "ten y no te quiero volver a ver". No se los acepté. Se los devolví a la chingada. Bien dice el pinche naco de Jorge Hank Rhon: "No se trata de tener la conciencia tranquila, sino muy mala memoria".

Hay nuevos colaboradores nacionales y extranjeros en ¡#$%&! Cómics y episodio nuevo de El Escuadrón Retro.

martes, agosto 21, 2007

El Magneto

No pude evitar cagarme de la risa ayer. Es más: escribiendo este post me sube y baja la pinche barriga de lavadero con cuadritos que tengo de tanto reír y reír y reír y... JAJAJAJAJA.

Hoy lunes por la noche (ayer para ustedes, simples mortales que no aguantan una desvelada) estaba con un compa haciéndole compañía en su taller de serigrafía. Estábamos imprimiendo unas camisetas para un evento pedorro (yo le estaba ayudando a secarlas), y en eso que llega El Magneto, un compa que teníamos años de no ver y que se ganó ese mote noventero del famoso grupo musico vocal de televisa porque siempre iba al gimnasio y usaba playeras bien putonas y pegaditas - de esas con logo de Superman y Linterna Verde- para apantallar a las chavas.

- ¡Qué pedo, putoooooooooooos!!! -dice El Magneto empujando la puerta.
- ¡Qué ooonda, pinche Mangnetoooo!!! -coreamos mi compa y yo realmente sorprendidos.
- Pos nada, aquí nomas, cabrones: vi luz encendida y me paré pa ver si seguían juntándose aquí.
- Sí, cabrón... ¿qué pedooo? -fue la respuesta inmediata.

Después de cotorrear y ponernos al tanto de tanta aventura y desventura que habíamos pasado, el Magneto nos dice:

- No cabrones, yo ya he cambiado un chingo - típica frase del compa que cree que ya maduró- yo ya no soy aquel güey que conocieron en la peda... yo ya no soy el Magneto...

A la veeerga... silencio total... de ese que emana respeto...

Y que le responde mi compa:

- Pos no, ya no eres el Magneto, ahora eres el Reencuentro, pinche barrigón culero que sigues usando las playeras que usabas cuando estabas mamado y ahora estás bien pinche barrigón puto...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

No paro de reír.
Prefiero quedarme pelón algún día de estos, a que me digan el Reencuentro.

Versión con foto, larga y sin censura de este post en Big Blogger.

lunes, agosto 20, 2007

Crónicas de un clasemediero en el kinder

En aquel tiempo yo no sabía tanto. De hecho, creo que ahora sé menos. La cosa es que hace más de 20 años pensaba que Patty Hill era la dueña del kinder donde por primera vez lloré a grito abierto para que mi mamá no me dejara de 8 a 12 del día con las maestras feas y comeniños que en esa institución impartían clases. Ahora, con internet y todas esas cosas, sé que Patty Hill no era la dueña del jardín de niños donde estudié, sino una maestra gringa muy famosa que hizo muchas cosas buenas por la infancia.

En el Patty Hill me hice pipí por primera vez en el pantalón color verde pinche del uniforme porque me daba pena pedirle permiso a la Miss (así les decíamos, y de "Miss" no tenían nada, las cabronas) para ir al baño. Ahí fue también donde tuve mi primer pleito con un niño, pleito ocasionado por un león de plástico que decía que era suyo y en realidad era mío. El león de plástico terminó en la oficina de la directora porque no se podían llevar juguetes al colegio. Me lo devolvieron cuando terminó el curso, a mediados de diciembre.

Recuerdo que el mes de octubre era el mes que menos me gustaba a pesar de que es el mes en que cumplo años. Me ponía muy nervioso ese mes porque en el kinder acostumbraban llevarle pastel a los cumpleañeros y embarrarlos de betún y hacerlos cantar y jugar pendejadas en el patio; ah, y uno tenía que ir bien arregladito y peinado con apartado de lado con gelatina "Super Punk" o spray "Aqua Net" para su festejo. A mí -nadador a contracorriente desde chiquillo- nada de eso me gustaba y le imploraba todos los días del mes al niñito Jesús vestido con uniforme de los Tigres (mi dios en aquella época) que por favor la maestra no se enterara que yo cumplía años el día 25. Pero mi mamá fue la culpable de que ahora yo sea ateo y no crea en implorar ni en pedirle cosas a Dios, pues fue ella quien le fue con el chisme a la maestra de que cumpliría años ese día y el niñito Jesús con uniforme de Tigres hizo oídos sordos y prefirió divertirse viéndome cómo me embarraban en el pastel.

Pinche día gacho, todavía no se me olvida: todos los niños cantándome el Happy Birthday To You (inventado por Patty Hill, por cierto), yo con mi apartado de Benito Juárez sentado y temblando de nervios en el pupitre -color verde pinche como los uniformes- y una bola de niños cabrones esperando a que soplara las velitas para embarrarme en el pastel de chocolate que mi abuelita me había mandado.
Pero en eso, que entra una pinche maestra loca disfrazada de payaso, haciendo escandalo y gritando que quién era Gustavito, así como entra un borracho haciendo aspavientos a la cantina y preguntando por alguien a quien se quiere madrear. Y pos que yo salto pa trás a la verga, bien espantado porque aún no superaba el miedo a los payasos y pensé que me iba a madrear por haber pateado a uno de sus colegas en una piñata de un amiguito; y que me voy de espalda con todo y banco hasta el suelo y la maestra vestida de payaso corre hacia mí y trata de agarrarme y yo le pataleaba y le lloraba y le tiraba mordidas... bien hombre que era yo en aquella época. El pánico acabó hasta que mi mamá -que había ido a entregar los canapés para la merienda- entró gritando al salón: "¡No le gustan los payasooos, no le gustan los payasooos!"

Y ya.

sábado, agosto 18, 2007

Sábado tranquilón

Ya el lunes mando por paquetería mis candidatos a concursar en el Concurso de Cuento Infantil que organiza el Fondo de Cultura Económica, snif. A ver cómo me va.
Aquí les presumo las maquetas de los libros ya impresos, empastados, terminados y de más; con todos los requisitos que piden.
El Chimicuil, de 24 páginas, que trata de un "pollito" que intenta volar de muchas formas y lo logra de la manera en que menos se imagina; y El Ñu, de 32, que enseña a los niños palabras con la letra eñe.
El máximo de páginas permitido era de 44 y podía participar con 3 propuestas, pero pos ya no me alcanzó el tiempo (ni la lana, jeje) para hacer un tercer libro. Pero en fin, al cabo es una inversión al trabajo de uno que, de alguna u otra forma, redituará. Como quiera sé que, pase lo que pase, los proyectos los voy a sacar a largo plazo, ya sea vendiendo un riñón o sacándome el Melate. A cruzar los dedos, jeje.


Sin más por el momento, me voy a comer al Zacatecas, a ver si se aparece el Filósofo de Cantina.

jueves, agosto 16, 2007

Hola Jueves

Hay material y colaboradores nuevos en ¡#$%&! Cómics. También les dejo una probadita de lo que viene próximamente con El Escuadrón Retro y su nuevo héroe: El General Casete, quien pelea contra el villano Teknotronik, que se quiere apoderar de Retrópolis.


Es que neta que lo del libro de Chistes Alowey me agüitó bien gacho y las ganas de dibujar se me fueron, por eso ya no he subido material nuevo tan seguido ni del Chimicuil, ni del Ocelote Verde, ni de etc., si se fijan, en la página de cómics estoy metiendo material antiguo... pero ya no será así, snif.

Saludos.

miércoles, agosto 15, 2007

..y que el cielo deje caer su telón sobre el mar...

En el primer recuerdo que tengo del mar aparece mi padre sosteniéndome por los brazos, intentando hacerme caminar sobre la arena. Yo, con las piernas y los dedos de los pies engarruñados, me niego y berreo como si estuvieran moliéndome a palos. Fue un tío quien hizo que diera mis primeros pasos sobre la playa y chapotear en el agua sin llorar. Todavía no sé cómo le hizo. Tendría yo unos dos o tres años, cuando había sólo un hotel en aquel lugar.
También recuerdo la primera vez que vomité el agua salada que había tragado por una ola enorme que me revolcó hasta la orilla. Enorme para mi estatura en aquel tiempo. Y siempre traigo presente el rugido que se escucha adentro de los caracoles o el eco que retumba en el oído cuando le entra agua y no se quiere salir.

La arena mojada se tensa con cada uno de mis pasos y se reblandece cuando la marea sube para llevarse la trayectoria de mis pisadas. No queda rastro. Hay memorias que no las borra ni el agua, ni el viento, ni el tiempo; pero la mayoría son como las huellas de la orilla.

Motocicletas de cuatro llantas patrullan la bahía mañana, tarde y noche. Los gruesos gajos de sus neumáticos dejan surcos horribles a lo largo de la costa. Las huellas del cangrejo, de las gaviotas que bajaban por alimento o de las tortugas que desovaban en estos arenales, son cosas del pasado: recuerdos para nosotros los adultos y milagros que nunca conocerán los niños. El ruido de los motores se mezcla con el bullicio de la gente embadurnada de aceite para tostar un tono más oscuro la piel. Sandalias y toallas que olvidan, latas de refresco y cerveza, todo junto es tragado por el oleaje y vomitado de vuelta a la orilla en la mañana siguiente. Sillas, sombrillas, balones de fútbol, música, lanchas, vendedores ambulantes, hoteles, basura inorgánica, basura humana, ruido y más ruido.
Ya no hay manera de construir buenos momentos ni bellos recuerdos.

Creo que éste debería ser el día en que las olas no rompan más y el cielo deje caer su telón sobre el océano.

sábado, agosto 11, 2007

De una vez hago el post de mañana sábado.

El mítico Caballo Negro, superestrella de la blogósfera y artista talentoso y cochinón, le concedió una entrevista a ¡#$%&! Cómics para deleite de todos sus fans (yo incluido, snif). Dense la vuelta por allá y disfrútenla, porque algo así no va a volver a suceder hasta que el cometa Halley pase de nuevo por la tierra.

Saludos a todos.

P.D. Un elevado porcentaje de los contactos que tengo en el messenger -más o menos unos mil cuatrocientos ochenta y ocho millones- tienen como nick "Spider Pig" o "Cerdo Araña", en referencia a la película de Los Simpsons. Y luego no quieren que me encabrone y escriba cosas groseras y feas sobre la tecnología para comunicarnos, chiiingao...

viernes, agosto 10, 2007

jueves, agosto 09, 2007

Eso de ir a los hospitales a ver bebés....

Últimamente mis amigos se han estado reproduciendo como renacuajos por varias razones que a continuación mencionaré:

- Por accidente. Porque nunca nadie les enseñó que hay que sacar la picha en el momento que más rico estén sintiendo.
- Por ego. Por presumir que ya tienen un heredero enano igual de feo que ellos.
- Por suerte... suerte de no haber quedado ya estériles por tantos cigarros mentolados que se fuman y tanto tequila Jimador adulterado que se toman.
- Por negocio. Porque sueñan con tener un equipo de fútbol y la única manera de tenerlo es teniendo 11 hijos que los saquen de pobres.
- Porque tener descendencia los hace felices. Así de simple.

Pero el punto es otro.

A mí la verdad eso de andar yendo a hospitales a felicitar a mis compas cuando se hacen papás y tener que ir a conocer a sus recién nacidos nomás no me late nadita de nada. Me da muncha hueva. Y no se diga pensar en comprarle un regalo al nuevo chamaco o chamaca. Nadie me entiende, pero por eso yo siempre regalo llaveros de zapatito: son baratos y pueden usarlos para jugar fútbolito hasta que entren al kinder y así mis compas ya no gastan en zapatos caros y, cuando ya no los usen, pues nomás los cuelgan del espejo retrovisor del carro. Pero en fin.
Les decía que veces se enojan conmigo porque no voy a conocer a sus hijos y se hacen los sentidos y no me hablan... ¡Aaaayyy tú la traaaes!

Ellos no entienden que eso de ir a oler hospitales y entrar cautelosamente a un cuarto lleno de familiares con ojos llorosos, murmurando con tapabocas y escuchando frases típicas como: “agárrale bien la cabecita porque se le va para atrás”, “cuidado con la mollerita, no se la vayas a tocar”, “¿si o no está bien hermoso el bebé?” o "lávate las manos si quieres cargarlo" es muy aburrido. Mucho pinche trámite para ir a ver a una criatura que le vale madres si van a verlo o no. Otra cosa sería si uno llegara al cuarto del recién nacido y lo recibieran con cerveza y champaña burbujeando y escurriendo por las paredes de la habitación y un asador a un lado de la cama de la vieja que acaba de parir y de más folklor pachanguero. Pero nel, la celebración por tener un bebé es la más aburrida de todas.

Además, yo no distingo un bebé de otro. Me declaro incompetente. Los humanos, cuando nacemos, somos iguales a los chinos: igual de feos e igual de iguales; o sea: estamos cagaditos unos de otros y es imposible diferenciarnos.
Prefiero conocer a los hijos de mis amigos ya grandecitos, cuando tienen otra gracia que no sea cagarse a la menor provocación o tirar baba a diestra y sinistra. Prefiero conocerlos cuando pueda distinguirlos de los demás bebés y no cuando los veo a todos iguales: cachetones, pelones y rosas. En serio. Es que es muy incómodo estar viendo ahí el buffet de bebés a traves de un cristal y nomás seguirle la corriente a los demás mirones: "siii, siii, está bien bonito; siii, siii, se parece a su mamá; siii, siii, tienen los ojos del abuelo..." y uno nomás mira con cara de pendejo hacia todas las cunitas tratando de adivinar a qué chingao bebé se están refiriendo. Tan malo soy en esto que, si me pusieran a una Cabbage Patch Kids enfrente, me voy con la finta de que es el hijo o hija de mi compa. Es más, si a mí me lo dieran como hijo legítimo, hasta yo me la creo. Ches muñecos están refeos... como cuando uno nace, snif.

Saludos y ya no se reproduzcan, cabrones.

miércoles, agosto 08, 2007

Aniversario

Hoy cumplo 3 años de escribir pendejadas en este blog. Con el tiempo me he dado cuenta que cada vez me vuelvo menos gracioso, escribo más feo y mi amplia frente no se decide en dejarme pelón por completo o en dejarme frentón de por vida pareciendo un pelón en potencia, snif. Ah, pero eso sí: tecleo el teclado más rápido que secretaria urgida por salir a la tiendita por sus Canelitas Marinela, sus nutritivas Donas Bimbo y su Agua Bonafont.
En tres años de bloguear me han pasado muchas cosas muy chidas que, sinceramente, nunca imaginé que me fueran a suceder por medio de un ñoño blog. Me han invitado a viajes, me han regalado boletos para conciertos, me han invitado a comer, a cenar, a eventos de todo tipo como expositor y rollero, me han ofrecido trabajos, me han estafado, me han nombrado Reina de la Primavera (?), Mr. Universo 2005 Región 4, me han hecho propuestas indecorosas, me han odiado sin razón, mi vieja se la pasaba haciéndomela de pedo por cada comentario de vieja que recibía, etc, etc; puras cosas bien sanas y retebonitas. Pero lo más chido de todo, es la confianza y las amistades que he forjado, directas o indirectas, de lejos o de cerca. Y, sobre todo, que después de estos poquitos años de estar aquí subiendo material que no sirve ni pa´limpiarse el fundillo, sigan viniendo a leer mis babosadas. Muchas gracias.

P.D. Y sigo huyendo de blogs con títulos en inglés, francés, alemán o latín; de blogs cuyos dueños se describen como "Monólogos Alcalinos", "Culto Analfabeta", "Soliloquio de Otoño", "Corazón Tornasolado" o "Princesa de los Mil Secretos". Sigo sin dar de alta en el messenger a gente que pone nicks como: "Voy a ser tiiiiiiaaaaaa", "Faltan 46 díaaaaas, babyyyy", "Ya regresa, preciosaaaaaa (o preciosoooooo)", fragmentos de cumbias o de libros motivacionales.
Sí, sigo siendo un pinche amargado, snif.

martes, agosto 07, 2007

Empleados

Hoy, Día del Empleado Ineficiente, nombro a tres tipos de empleados que me gustaría golpear muy duro en la cabezota:

1.- Los de las revisterías de Sanborns, Vips y lugares similares.
Siempre que uno llega preguntando por revistas de amplio contenido científico, tipo Muy Interesante, Colosos de la Lucha Libre o Kena, el empleado siempre responde: “Nooo… esteee...pos es que eso es todo lo que hay” apuntando hacia la estantería y mirando como pendejo sin saber qué pedo.
¿Por qué? O sea: uno no pregunta que qué hay o que si esas revistas son todas las que hay, uno pregunta si tienen tal o cual revista. ¿Por qué son tan huevones?, ¿por qué no la buscan en el sistema de la computadora, de estante en estante o de una en una?, por favor no salgan con eso de que “eso es todo lo que haaay”. Ñets.

2.- Otros muy dignos de mi repulsión son todos esos empleados de las librerías que fingen leer de pie mientras llega un cliente y, cuando uno llega, bajan el libro, le ponen el separador en la página donde se quedaron y preguntan amablemente, con cierto aire intelectual: “busca algo en especial, señor”. Ahijuesuuu, hasta uno siente que está hablando con uno de su mismo nivel y gustos literarios y la verga. “Sí, gracias. Estoy buscando el último libro de Xavier Velasco”, le digo. El susodicho finge haber escuchado del autor, es más, hasta pone cara de yo-me-llevo-de-piquete-de-cola-con-ese-güey, y va con su supervisor y le dice con una seguridad divina: “aquí el joven quiere el último libro de Javier Velásquez”. “Velasco, (pendejo)”, corrijo. “¿Velásquez?”, insiste el culto empleado que minutos antes leía atentamente un libro.
Chale. Estos güeyes piensan que todos van en busca de Harry Potters, Yordis Rosados, Chopras y Oshos.

3.- Por último, y los que más gordos me caen, son los guardias de seguridad; sobre todo si son mujeres. Y no es por machista.
O sea: ¿de que sirve una ruca cincuentona disfrazada de policía cuidando un estacionamiento o un edificio de oficinas? Pero bueno, ahí el pendejo es el patrón, que cree que alguien así le va a salvar su negocio. Me da risa que se toman tan en serio su trabajo que hasta hablan acá con terminología policiaca, acá de que:

- ¿A qué departamento se dirige, joven?

- Es asunto personal, voy con un amigo...

- No pos yo no estoy autorizada para "permeterle" el "atseso", vedá… esteee… ¿con quién dice qué viene?.

- Con el licenciado X, el es amigo mío, me dijo que pasara directamente con él, su papá es el due...

- Nooo... pos yo no tengo la autoriación, vedá... A mí nadien me dijo nada, vedá... ¿Con quién dice que va?... ¿de qué departamento dice que es esa persona?.

Chale, son rependejos y rependejas. Muchas veces ni se saben el nombre de sus patrones porque ellos "sólo reciben órdenes" de achichincles igual de pendejos que ellos. Más risa me da que sienten que imponen respeto y miedo vestidos de policías, cuando es todo lo contrario. Pero alguien tiene que hacer ese trabajo.

Ahí se ven.

viernes, agosto 03, 2007

Ya es tarde...

Se enciende la primera estrella con el albor etéreo de las ocho de la noche. Al sol le gusta trabajar hasta tarde durante los veranos. Sobre el crepúsculo, al fondo donde se pierde el camino que da al mar, se perciben imponentes nubes negras. Se enciende la segunda estrella junto con el primer relámpago que parte en dos el horizonte. Retumba la tierra allá afuera, como si una gigantesca bola de boliche rodara a lo largo de la carretera. Kilómetros adelante, un disco de música variada después, el sol por fin se pone su pijama de algodón blanco y baja poco a poco la luminiscencia del hogar que hemos tomado prestado hasta que el corazón nos deje de funcionar. Cuando la penumbra es total, el mapa estelar se dibuja en lo más alto de la cúpula atmosférica, con todos sus puntos blancos para unir y hacer figuras. Se encienden la tercera y cuarta luz, que son las del coche en que viajamos. Otro rayo cae, pero ahora más cerca: a un costado del campo que atraviesa la costera. El intenso flashazo recorta tu perfil a contra luz sobre la ventana. Tomas mi brazo y lo enredas en tus manos. Siempre le has tenido miedo a los relámpagos. Apuesto a que una luna muy grande nos va a estar esperando reflejada en el agua, te digo para tranquilizarte por los truenos. Sonríes sin despegar la mirada del camino y las luces que prenden y apagan en el cielo. Ya es tarde… La playa nos va a tocar de noche y lloviendo. Una vivencia más para el libro de los recuerdos.

jueves, agosto 02, 2007

la novedá de hoy

Hay colaborador y material nuevo en ¡#$%&! Cómics. Dénse la vuelta por allá porque este blog anda muy huevón hoy.
Saludos.