jueves, julio 27, 2006

añoranzas del caminito de la escuela

Alguna vez les platiqué que uno de mis sueños guajiros era ser un Duncampeón (campeón de yoyo Duncan) y salir en la tele moviéndole al yoyo; pero las suertes del “columpio” y “paseando al perrito” nunca me salieron del todo bien. Aparte, era imposible para mis padres estarme comprando yoyos cada que los destrozaba sobre la banqueta intentando realizar “la motoneta”, o sobre las cabezas de mis carnalas cada que el cordel del juguetito se me rompía tratando de hacer el “huracán” y “el paso de la muerte”. Fue entonces que los yoyos quedaron vetados en mi casa, al igual que las revistas Video Risa.

Me di cuenta que el mundo no necesitaba otro Duncampeón y mejor me puse a pensar en otras cosas más productivas, como por ejemplo: buscarle un buen escondite a mis Video Risas que compraba clandestinamente en un puestucho de periódicos cerca de mi casa. También me preocupaba que ya iba a entrar de vuelta a la primaria y me había pasado las vacaciones pendejeando con el yoyo y todavía no le decía a mi madre qué pex con la lana de mis (in)útiles escolares, que consistían en : tijeras de punta chata, colores, sacapuntas, juego de geometría (que de juego no tenía ni madres), resistol para pegar palitos de paleta y sopa de coditos sobre alguna manualidad inservible que nuestras jefas pondrían en la sala de la casa por pura lástima y cuadernos de caligrafía, cuadrícula y doble raya. Los libros de “testo” eran gratuitos.

Me acuerdo que yo quería unos de esos plumones que pintaban plateado y dorado y que olían bien looooco, maestrossss. Los había visto el curso anterior y los quería para poder colorear los robots que dibujaba, pero esos marcadores nada más los llevaban los niños riquillos a la escuela, porque los compraban en Houston o en San Antonio Texas y decían que eran muy caros y que aquí en la ciudad no los vendían y que lero, lero, candelero.

Yo era de esos morros que le gustaba tener en orden sus lápices y los cuadernos con los márgenes de color bien derechitos y los libros bien forraditos (pos sí, porque mi jefa era la que se metía las chingas cortando y pegando plásticos y cinta scotch en las pastas de los libros de la SEP). Me gustaba cómo olían los libros recién forrados y me gustaba el olor de la madera rebanada de los colores “Blanca Nieves” cuando les sacaba punta para trazar los márgenes en cada una de las hojas de las libretas: eran de color rojo para los de quinto grado y azul para los de sexto. Yo hubiera preferido el azul, pero tendría que esperar un año para los márgenes de ese color. También me gustaba el olor aceitoso de la plastilina y el del laboratorio de ciencias naturales donde guardaban a las ranas destripadas en frascos de Nescafé con formol.

El invierno allá afuera tenía el mejor olor de todo, pero en esa estación del año, el salón de clases siempre olía a aliento encerrado de niños recién desayunados. Quien se daba cuenta de tal concentración de gases apestosos era el director, cada que entraba a dar algún aviso y el tufo lo golpeaba en la narizota, haciéndonos abrir las ventanas para que corriera el aire, se saliera la peste y nos congeláramos un rato.

El invierno empañaba las ventanas y los enamorados rechinaban sus dedos sobre el cristal, dejándose recaditos de amor y corazones mal formados. Algunos otros trazábamos monstruos, jugábamos al gato o dibujábamos a la maestra con las chichis puntiagudas, jajaja.

De vuelta a casa, el calentador de gas estaba encendido (en aquella época el gas no era tan caro porque era de camión de relleno y no de tubería) y mi padre me seguía insistiendo con esa filosofía de que no me diera por vencido nunca. Creo que eso lo leyó en no sé qué libro motivacional que estaba de moda a mediados de los ochentas. El efecto del librito y las palabras de mi padre fue inmediato en mi cerebrito aún virgen y tarugo. Me propuse con todas mis ganas que el próximo año -ochenta y tantos- sería un Duncampeón y que ahorraría todos mis domingos para comprar un plumón de esos que pintaba dorado y que sólo los ricardillos llevaban a la escuela.y que me serviría para colorear mis robots. Es que estaban bien padres esos plumones.

martes, julio 25, 2006

sin pinche título y con foto

Se casaron por ahí del año 73. Cuando había Maveriks , Gremlins y Rallys. A ella, de 19 años, le dijo una bruja que lee el café que se iba a casar de tarde, cuando en aquella época no se acostumbraba casarse cuando el sol no se metiera. Él, de 24, se sacó la lotería: como un millón de pesos en la época actual. Los padres de ella ahora sí dejaron que se casara con él, pues ya no era un bueno para nada de Ciudad Mante o Victoria o uno de esos pueblos pedorros de Tamaulipas, decían. Se casaron y se fueron a que él terminara de estudiar con una beca del INJUDE a Italia. Y en Italia vivieron muchas cosas y muchas hambres y muchas aventuras y coleccionaban etiquetas de vinos baratos que se tomaban para no pasar fríos. Llegan otra vez a México después de cómo 2 años y él se encuentra con que su papá ya está todo chueco y usa bastón y no puede hablar bien por un tumor en el cerebro. Y le dicen que se va a morir bien joven y que debe un chingo de dinero al banco, y el banco se le echa encima porque él era el único hijo que tenía dinero para pagar lo que su papá enfermo debía porque él se había sacado el premio mayor. Y pos su papá se muere del tumor en la chompa y ay nanita. Pero pues él quería poner un consultorio, pero le iban a quitar su lana que se sacó de chiripa comprándole un boleto que terminaba en 7 a la necia de su abuelita. Pero la abuelita se muere y él se queda con la lana y se asesora con un amigo abogado y le dice que lo mejor que puede hacer es poner todo lo que tiene a nombre de su esposa y divorciarse. Ella acepta y se divorcian pá que no les quiten el dinero. El banco se la pela, no le quita nada y anula la deuda. Compra un terreno, pone su consultorio, rentan una casa y ella tiene dos abortos a consecuencia de un tumor en la matriz. Le quitan el tumor, tiene 3 hijos, se ponen a jalar y nunca más se vuelven a casar... pero tampoco se vuelven a separar, y eso del matrimonio y las firmas y los testigos se les olvida con los hijos, con el trabajo, con los buenos momentos, con la falta de lana, etc.
Luego me enteré que no estaban casados y que soñaron con casarse cuando tuvieran 30 años de vivir juntos, pero nadie -mas que yo- sabe esto; ni su familia, ni la de él y aparte no pudieron cumplir su sueño por equis razones. Estaban planeando hacer un fiestón bien cabrón y avisarle a todo mundo cuando cumplieran los 35, pero el actual trabajo de él pudiera impedirlo y mejor no lo planearon más. Se prometieron casarse otra vez - y de blanco los dos- y revelar su secreto a todo el mundo cuando cumplan los 40 años de estar juntos y sean abuelitos. A mí la verdad me vale madre si se casan o no, o si tienen nietos o no, pues mejor ejemplo de que el matrimonio no vale madre y que lo único que importa es el amor verdadero, no podría tener…

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Al fondo: mi padre de amarillo hablando por celular, mi madre escupiendo huesos de tamarindo en las calles de San Miguel, mis hermanas asechando tiendas de ropa, chácharas y comida, y yo, frentón, guapo y cachetón como siempre, snif.

lunes, julio 24, 2006

lo que aprendí el fin de semana

Salen tres amigos de una cantina de esas que huelen a miados porque el baño nunca funciona; uno de ellos más pedo que José José en sus buenos tiempos. Total, al borrachín este que andaba bien fumigado y todo orinado y guakareado, se le ocurre ir a un congal que porque andaba caliente y era soltero, pero no sé ni para qué, pues lo único que les iba a poder meter a las viejas en las condiciones en las que andaba, era un buen susto. Total, siguen chupando y oyendo covers de Lupillo Rivera en lo que van al antro. Llegan y el encargado les dice que nada más tiene dos viejas. Entonces, los dos amigos que andaban menos pedos (nivel Potrillo Fernández en el Mundial, pero no nivel José José depresivo), deciden agandallar a las viejas y le dicen al encargado del tugurio que a su amigo el pedote le den una muñeca inflable, que al cabo que ni cuenta se iba a dar de lo mamado que andaba. Y así estuvo la noche: sexo desenfrenado con prostitutas sin licencia sanitaria y una muñeca inflable.
Al día siguiente, se ven los mismo amigos en la misma cantina, a la misma hora y platican sus experiencias de la madrugada antrior. Presume el primero:

- N´ombre, a mí me tocó una rubia hermosa, parecía gringa la cabrona. Tenía unos cocotes más bellos que los de Sabrina.

Dice el segundo:
- A mí me tocó una morenota brasileña a la que no le entendía ni madres pero tenía unas nalgas que hasta la J.Lo hubiera envidiado. Bien buena la méndiga.

Y en eso dice el tercero, ése que andaba pedísimo y le dieron la muñeca inflable:
- N´ombe... a mí me toco una pinche bruja... -dice bien espantado.
- A chinga -le dicen los amigos- ¿cómo que una bruja?
Y responde el pobre infeliz:
- Sí, era una pinche bruja; porque cuando le mordí una chichi, que se suelta volando por todo el cuarto la cabrona.

FIN

Y a continuación, el fan que todo bloggero quisiera tener. Cueeeeerooo, es un lindo este muchacho, me encantan los mails tan románticos que me manda, snif.

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viernes, julio 21, 2006

mandado a volar

No me llamaba tanto la atención volar. Prefería conseguir un casco de minero y un Kola Loka y hacer lo que hacía el señor del anuncio de la tele, ese que se quedaba pegado a un helicóptero con tan sólo ponerle una gotita de pegamento a su casco y se iba de rol por toda la ciudad colgado nomás de la cabeza. En cierta forma, eso era volar haciendo un poco de trampa. Es que volar-volar lo intenté varias veces, pero ni las toallas, ni las sábanas, ni las colchas amarradas al cuello funcionaban. Lo del pegamento era más real, pero mi madre nunca me dejó hacerlo porque decía que de dónde iba a sacar un helicóptero para hacer la prueba, pero yo le decía que de perdido me ayudara a pegarme al techo, que el casco ya lo había conseguido con un amigo. Los paraguas y las bolsas de basura utilizados como paracaídas tampoco servían. Saltar desde un columpio puede asemejarse al vuelo por unos cuantos segundos o, por unos cuantos miles de dólares, subirse a unos de esos aviones con gravedad cero pudiera ser más cumplidor en cuanto a lo que sería la sensación real de planear como gavilán. El bungee, pudiera ser que uno sienta que se eleva, pero pos no, porque uno cae. además, yo creo que sí me zurro en los calzones, prefiero seguirlo intentando con toallas amarradas al cuello. Total uno se la pasa toda la vida queriendo volar a como dé lugar, aunque sea con efectos especiales o con algún cable amarrado por ahí que no se vea. Luego, uno crece y lo mandan a volar en la escuela, en el amor, en la casa, en el trabajo y en todos lados. No debería de decirse "me mandaron a volar". Esa frase está muy mal empleada. Volar ha de ser la mejor y más chingona experiencia que pueda existir (si no, pregúntenle a sus sueños o a algún cotorro que hable y que no esté en una jaula) y eso de "mandar a volar" no suena nada agradable; más bien parece como una caída desde bien alto o un aterrizaje de hocico sobre el pavimento cada que alguien dice eso.
Por lo pronto, hoy me dispongo a soñar con que vuelo, o ya de perdido, que puedo brincar bien alto y correr por los techos de los edificios.

jueves, julio 20, 2006

la cisterna

Desprendieron el tinaco de la casa golpeando con mazos unas vigas de acero que pusieron en los costados y que hacían un sonido como de ciencia ficción con cada azote que les daban. La base cedió y, entre dos hombres morenos y de bigote, empujaron el recipiente hasta el borde del techo. Miraron hacia abajo desde la orilla con cautela, para que no hubiera nadie. Y lo dejaron caer. La enorme tinaja se hizo polvo al contacto con el suelo. Yo miré pasmado el espectáculo al que comparé con las explosiones que salían en las películas de guerra.
Decían que esas tinajas de fibra de vidrio causaban cáncer: que si uno bebía el agua contenida en esos recipientes, ni siquiera los filtros del grifo del lavamanos y la cocina limpiaban las pequeñas astillas de cristal que desprendían las paredes internas; y que, a la larga, eso mataba a la gente. Por eso mis padres lo mandaron quitar y por eso hicieron una cisterna. La palabra cáncer se empezaba a escuchar más seguido. Era mediados de los ochentas. Ya casi todo daba cáncer. Antes la gente se moría de otras cosas, pero no de eso. En mi mente sólo aparecía un cangrejo rojo con sombrero y bailando cuando escuchaba esa palabra.
La cisterna estaba terminada Esa no daba cáncer porque no desprendía esas fibras de vidrio. Era sólo cuestión de encender la bomba y esperar a que se llenara. Mi padre entró a la fosa por el hueco que dejaron en el suelo y me dijo que fuera con él. Yo obedecí. Estaba todo oscuro y olía a pintura fresca. Era como una alberca, pero con techo y eco; y una pequeña salida de un metro por un metro por donde entraba la luz. Mi papá golpeaba las paredes con el borde de su puño y palpaba con los dedos para comprobar la firmeza de los muros y el secado de la pintura. Yo lo imitaba: tocaba, golpeaba y me veía las manos buscando rastros de pintura. Es como una alberca, verdad, mijo, me dijo como si me leyera el pensamiento. Si, respondí. Salimos del tanque y mi padre encendió la bomba. El agua retumbaba al caer al piso, produciendo un sonido extraño; haciendo un ruido parecido a lo que, imaginaba yo, pudiera ser el llanto de un robot. Me acosté en el borde de la abertura, con el hueco sonido del agua rebotando en las cuatro paredes, y contemplé cómo el nivel del líquido subía poco a poco. Métete a nadar, yo aquí te cuido, me dijo mi padre, y los ojos se me iluminaron. Por fin teníamos una alberca en casa.

miércoles, julio 19, 2006

tutti fruti

Ni siquiera es un sabor. Creo que significa “todas las frutas” en italiano. Oh, qué inteligente soy; cualquiera pudo haber deducido eso. Algunos chicles de mi infancia anunciaban ese sabor impreso en su envoltura. Sabor Tutti Fruti, así, en italiano. Qué loco, ¿no? No había vuelto a ver ni a degustar algo tutti fruti desde hacía ya mucho tiempo. Hasta hace poco. No acostumbro a tomar refresco pero la vez pasada, obligado a comprar uno por los intensos calores y la cruda que sólo se me quita con un agua mineral, decidí comprar algo gaseoso. La escasez de Peñafiel y Topo Chico en el changarrito, y mi aversión por las colas (las de los hombres, la coca cola y la peksi cola), me obligaron a adquirir un humilde refresquito de nombre medio charro, que estaba hasta el fondo de la heladera, como que para que nadie lo viera por la vergüenza de llamarse así. Era un tal “Jarritos”. Mucho gusto, dije yo. Y eso fue lo que atrapó mi atención: el sabor tutti fruti que advertía su etiqueta. También había de tamarindo y limón verde (pos ni modo que morado), pero es que tutti fruti es tutti fruti. Hacía como cuarenta y tantos kilos de rock que no escuchaba ese término y, volverlo a ver, fue como viajar en el tiempo hasta la tiendita de la esquina de mi casa en la que vendían chicles Motitas sabor tutti fruti y había Palelocas sabor tutti fruti y donde los de la cuadra de arriba nos huevearon una vez. Antes no había mora salvaje o mora azul o frutas glaciares y esos sabores mamones que ahora inventan para vender cualquier producto que sepa a algo. En aquella época todo era bien tutti fruti: la vida, los juegos, las emociones, los puntos de vista, los días, los sueños. Comprar el refresco ese no sólo cortó mi cruda, sació mi sed y me llenó de aire la panza; fue como haber comprado -por 6 pesos con 50 centavos- una máquina del tiempo más chingona que la del Doctor Emmet Brown, de Back to the Future.

martes, julio 18, 2006

hola amiguitos del martes

Tengo un amigo que le da pena estarse quedando pelón. Neta que a ese güey le da chingos de vergüenza perder el pelo más que al diputado Kawaghi perder la dignidad con el luchador Cibernético. Será que a mí me vale madre o, simplemente, nunca pienso en eso cada que me veo en el espejo del carro, del motel o de tu madre. Cada que miro mi aparatosa frente, no pienso otra cosa más que Dios me puso una sandía en lugar de un cerebro. O será que nada de eso me mortifica porque le tengo mucha fe al sexo y a mis jabones mágicos de cacahuananche de 7 pesitos de esos que venden en el mercado y que dicen que combaten la calvicie. Mi compa el Pelochas siempre usa gorra y sombrero o se rapa por completo el poco cabello que le queda para así disimular su calvicie y disfrazarla como si fuera un “nuevo look” moderno. Lo peor es que es dos años menor que yo y siento que eso le pesa. Le he recomendado mis jabones y él prefiere comprar el Cre-C y los remedios que venden en la televisión y que anuncia la Galilea Montijo; pero los prueba sin ningún resultado. Toda esta situación me remonta a mi infancia, cundo mi jefe –pelón por cierto- me dijo que yo iba a ser un calvo de mierda irremediablemente. Recuerdo aquél otoño del 81, cuando perdí mis primeros dos dientes –los de leche te echo-. No quería ir al día siguiente a la escuela Montessori, pues temía que todos se burlaran de mí así como se burlaron de mis tenis de Gigante. Fui al colegio y trataba de no abrir la boca y que nadie me hiciera reír para que nadie se diera cuenta del huecote que tenía en el hocico. Así siento a mi amigo: que se siente solo y no se da cuenta que todos vamos para el mismo lado. Porque luego, en la primaria, me di cuenta que todos los niños y niñas del salón empezaron a pasar por la misma situación que yo: a mudar dientes y a que el pinche ratón culero no les dejaba dinero abajo de la almohada; y yo ya no era el único desdentado que tenía una portería en el hocico y ni un cinco en los bolsillos. Ya éramos varios. Y así va a suceder durante toda la vida, eso es lo que le digo a mi amigo el pelón acomplejado; que envejecer y estar pelón no es motivo de avergonzarse. Todos nos vamos a quedar pelones y nos vamos a arrugar de los ojos y nos vamos a aguadar de la panza y de los brazos y del cuello; y vamos a perder los dientes como en la primaria, como cuando teníamos 5 años y todo era novedad; y nos vamos a encorvar y a jorobar y a volver insoportables. Y nos van a meter supositorios por el culo y nos van a dar nuestra medicina y la vamos a escupir y nos vamos a morir y nos van a llorar y no es nada de lo que debamos sentirnos avergonzados. Porque eso pasa: se deja de parar el pito, uno se cansa, y la vagina se aguada, y el amor se acaba, y la costumbre mata, y uno se desilusiona y vive de la rutina y se amarga y se quiere dar un tiro y quiere recuperar lo que perdió y quiere dejar huella y la verga. Obviamente, todo esto es más llevadero –o placentero- si existe alguien en nuestra misma situación o en nuestra misma dimensión o canal o, simplemente, alguien que esté con nosotros para llevarnos a la tumba… pero que esté a nuestro lado siempre y nosotros queramos estar siempre a su lado.

lunes, julio 17, 2006

big blogger

Recuerdo aquella noche, una noche de copas una noche loca, cuando un amiguis consiguió las solicitudes para entrar a Big Brother en Televisa y llegó bien emocionadillo "¡sí las conseguí, sí las conseguí, yujuuuu!". Qué felices e ingenuos fuimos. Nos juntamos en el depa de uno de ellos y -Bacardí con cocacola y pluma Bic azul punto mediano en mano- las llenamos con nuestras mejores y más chuscas e irreverentes respuestas. Todos soñábamos con lo que haríamos con el dinero que nos íbamos a ganar: una casa con alberca, un ferrari, una serenata a la novia con la Banda el Recodo, unas pantuflas con diamante, el batimovil, aumentarnos el tamaño del pito, reducírnoslo, etc. Qué bonito era soñar. Pero a la mera hora nos dieron puro dedo y escogieron a humanos más sin chiste que yo y mis amigos. ¡Bu! Creo que uno de ellos sí llegó hasta el casting final, pero en una respuesta del test ese psicométrico puso algo así de que si se encabronaba iba a matar a todos los habitantes de la casa cuando estuvieran dormidos. Che vato loco.
Ya en la segunda temporada del Big Brother ni solicitud busqué, me acordé de lo poco que vi del primero, de lo malo que fue, de los regios que metieron y ni de pedo iba a hacer el ridículo encerrado con 10 retrasados mentales.
Entrar a las Academias y a Operación Triunfo ni siquiera me pasó por la mente porque no sé cantar.
Hace una semana me llegó a mí y a otros 29 bloggeros un mail sorpresa para el casting de Big Blogger, snif. A ver si ´ora sí hago realidad mi sueño, buju buju.
Ahí luego les aviso dónde diablos pueden votar por quienes quieran que estén dentro de este experimento. Al parecer nomás 10 pueden entrar, 4 viejas y 6 chiludos, y los únicos requisitos son tener un blog y una cámara digital.
Saludos.

jueves, julio 13, 2006

jueves: pendejadas al 2 x 1

Aquí está una tira cómica que ya no las voy a postear porque luego no me compran mi libro y dicen que ya lo leyeron todo en mi blog, snif.



Y un bonito relato, aaayyy, qué lindo:

Todos los días tenía que ir por el father Thomas a su cuarto. Estaba postrado en una silla de ruedas desde hacía ya como 3 años. El father Thomas era quien nos daba la clase de vocabulario y pronunciación a los que estábamos medio pendejos para el inglés. También era el capellán del departamento de policía de Atchison, Kansas y, a veces, bromeaba con su charola de polecía “arrestando” a los alumnos que no ponían atención o platicaban durante su clase. Los alumnos bromeaban con que le iban a regalar una torreta de patrulla para que se la pusiera a su silla de ruedas y persiguiera criminales. Era un viejo muy simpático, de voz cavernosa y cabello completamente blanco. Vivía en el primer piso del edificio St. John y debido a varias operaciones en la pierna derecha -ignoro las razones, pero dicen que fue una bala- le era imposible caminar. Ese era mi trabajo unos minutos antes de que terminara la clase de reading (lectura): empujar al father Thomas desde su cuarto hasta el salón de clases para enseñarnos palabras nuevas en inglés. El padre Tomás siempre estaba listo, recién bañado y perfumado, y me saludaba agradecido con su voz de león. Durante el trayecto a las aulas, los alumnos que se topaban con nosotros le sonreían y le sacaban plática y le decían que enseñara la placa de policía. Algunos bromeaban que hasta traía pistola, creando una leyenda urbana dentro del colegio igual a la del supuesto balazo en su pierna. Era un hombre apreciado.
Recuerdo que una vez fui antes de la hora acostumbrada, pues la maestra de reading tenía un compromiso familiar. Fui al edificio St. John a recoger al padre Tomás y la puerta de su cuarto estaba entreabierta. Toqué unas cuantas veces suavemente pero no se escuchó el ronco “come in” que siempre decía al oír mi golpeteo sobre la madera. Entré cautelosamente, un tanto asustado: creí que lo encontraría muerto o tirado en el suelo lastimado, pues era ya un hombre mayor, arriba de 70 años tenía fácilmente. De pronto, un rechinido surgió al fondo del pasillo y otra puerta se abrió acompañada del rugir de un escusado. El father Thomas salió caminando del baño con periódico en mano y una Reader´s Digest, muy quitado de la pena. Nos quedamos inmóviles, con los brazos en los costados como dos vaqueros del viejo oeste a punto de comenzar un duelo. “¡It´s a miracle!!!”, gritó el padrecito alzando los brazos al cielo.

Che padre culero

martes, julio 11, 2006

sex test

Algún zonzo de la cabeza me mandó al mail un cuestionario con puras preguntas relacionadas con el sexo. Algunas están muy mamonas; otras están buenas. Pero como yo soy un ermitaño monje budista -pero bien cachondo- a continuación pondré las que más me llamaron la atención. No sé quién esté más mal de la chompa: este vato por mandar mails de este tipo a gente que ni conoce, o yo por contestarle. Ni hablar.

- ¿A qué huele el semen?
A alberca con mucho cloro.

- ¿A qué sabe la vagina?
Es como cuando le pones la lengua al polo positivo de una batería Energizer doble A. Se siente curioso y hasta le haces ¡brablabrrrr!, pero luego te gusta.

- ¿A qué se parece una vagina?
A un mejillón.

- ¿A qué huele?
Pos a... no sé; pero es mentira que huele a pescado. Huele a pescado miado.

- ¿A qué sabe el pene?
No me lo alcanzo, como Marylin Manson que se quitó dos costillas para poderse hacer sexo oral el solito y ... puras pendejadas.

- ¿Imagen sexual mental que te enfría?
Hace poco me enteré que un amigo recién divorciado se apachurró a una amiga que, digamos que si los japoneses la ven, le tirarían a matar con arpón. Mi compa es menudito y cuando nos platicó yo lo imaginaba nadando entre todas esas carnes y me venía a la mente el chiste aquel de la hormiguita que se coje a un hipopótamo. Luego no podía ver otra cosa que no fuera: o que la vieja estaba dando a luz, o que mi compa estaba empujando un volkswagen descompuesto.

- ¿Música que pones para hacer el amor?
Pos nomás la del rechinido de la cama, la demás me distrae.

- ¿Alguna frase que te encienda?
Ring... ring... suena el teléfono a las 8 de la mañana.
¿Bueno?, contesto.
Ay, chiquito: amanecí bien cachondaaa... ¿no podrías venir a mi casa, hacemos el amor bien rico y luego nos vamos a desayunar?
Y yo le digo: No, no soy un objeto sexual, yo tengo cerebro y sentimientos, snif, bujuuu, buaaa, buaaa, y me pongo a llorar.

Buen martes.

lunes, julio 10, 2006

se fini fútbol

Chikitibum a la bimbom va. Por fin terminó el evento que más sentimientos negativos y racistas aflora; después -claro está- de los discursos de Bush, Fox y Schwarzzeneller, los Three Amigos minusválidos. Me refiero al mentado Mundial de fútbol. Y no me digan que ninguno de ustedes no empleó alguna de estas frases -en serio o en broma- en los partidos en que jugaban negritos, cafeses, narizones o vatos cuya bandera no aparece en las estampitas para la escuela ni en los libros de "testo" gratuitos:

-"A esos güeyes les cuelgan los restos de una gacela en la portería del rival, pa´ que metan goles" (ante Angola).

-"¡Aviéntenle un plátano al pinche chango ese!" (a cualquier jugador negro).

-"A esos güeyes los entrenan en la sabana, con chitas persiguiéndolos".

-"Encadénenlo en su árbol" (cuando expulsaban a un negrito, snif).

-"A esos negros les dan a oler un pedazo de red antes de cada juego, como sabuesos, pa´que ataquen la portería contraria".

-"Pinche Francia, trae a puro negro".

-"Es que acuerdate de la conquista, por eso traen puro esclavo".

Y es que es neta. Como jugador: ¿qué insulto se te vendría primero a la mente con alguien feo, de otra raza (o planeta, vaya usted a saber) que casi te truena la pierna con una falta?. Pos le dices: pinche mexicano jodido, tercermundista, pinche güero desabrido, tu mamá es puta, pinche budista; narizón terrorista, chino ojete (chino entiendase: japoneses, coreanos y todos los que tengan ojos de raya de nalga pero acostada), etc. El insulto fácil y de tintes racista es la mera onda en el Mundial.
Ignoro qué le haya dicho el italiano ese al tal Zidane para tremendo cabezazo que ni yo me aviento cuando veo unas chichis; pero de seguro fue un insulto racista. Por eso, hubiera sido más justo que expulsaran a los dos y asunto arreglado.

Así es, acabó el mundial, pero empezó "Bailando por la Boda de mis Sueños" por Televisa.¡Qué emoción! Pero yo insisto en que creo que debieron mejor haberle puesto "Haciéndo el Ridículo para Casarme con mi Novia de Rancho y Apantallarla"

Ahí se ven.

viernes, julio 07, 2006

a casi una semana...

El domingo pasado en la casilla -crayón y boletas en mano- estuve tentado a dibujar la cara del Dr. Simi en todas la hojas y ponerle un globito de texto que dijera "¡Chinguen a su madre todos, putos!" y una manilla pintando un dedo. Pero luego pensé: No, no mames Guffo, esto es serio: estás decidiendo el futuro de la nación. Y entonces voté por Patricia Mercado. Bah!. Pero bueno, no me arrepiento. Alcanzó el registro y yo no ando angustiado pensando si le robaron o no el triunfo, o si es un peligro para la nación, o si le da contratos millonarios a su cuñado, o si va a posar en pellejos para la Playboy cuando se quede sin chamba. Puro vodevil político. Además, eso del Doctor Simi no lo hice porque al momento en que contaran los votos, iban a decir: Ah, mira, éste del dibujo del Dr. Simi fue el pinche Guffo; es su trazo, a mi no me chinga. ´Ora verá, le voy a decir a su papá.

Cuando me pidieron la credencial de elector, quise decir que me llamaba Egipciaco Telésforo Aeropajito, pa´ponerle un poco de sabor al asunto; pero me dió miedo, no fuera a ser que mentir en mi nombre fuera delito federal o una mamada de esas. Entonces dije mi aburrido y verdadero nombre.

Después dije: Bueno, voy a decir mi nombre verdadero pero en idioma de borrachos; osea: Gustrago Pedernando Caballebrio Taverna. Pero pues era ley seca, snif.

También estuve tentado a escribir en cada cuadrito donde venía el nombre del candidato, su homólogo en el Privilegio de Mandar. Por ejemplo: abajo de Roberto Madrazo Pintado, escribir "Arath de la Torre", abajo de Felipe Calderón, poner "Lalo España", abajo del Peje, pos "el más feo de los dos Mascabrothers" porque no sé cómo se llaman; y así. Hubiera estado requete divertido, habría puesto a trabajar mi memoria y hubiera valido más la pena la levantada temprano.

También pensé en hacerle una caricatura a cada uno de los candidatos en su respectivo espacio, pero era domingo y los domingos me da hueva trabajar. Además, la punta del crayón ya estaba muy chata y el trazo habría salido muy feo.

En fin. Pa´payasadas y pendejadas, pos mejor las mías. Mi actitud ante todo esto no podría describirla mejor mas que este gato:

jueves, julio 06, 2006

el perro con el chile de fuera

Recuerdo que en el barrio había un perro que se la pasaba lamiéndose el chile. Nos miraba sentado jugar futbeis con el pito colorado de fuera y las niñas de la cuadra nomás se reían y se secreteaban y hacían caras de asco. Su pilinga era tan roja y brillante como el lipstick que usaban nuestras madres cuando se reunían a jugar a la baraja y que sacaban de sus bolsos junto con un espejo para retocarse el maquillaje. Y nosotros - los niños- nos reíamos, nos secreteábamos y hacíamos caras de asco al imaginar el chile del perro cachondo en los labios de nuestras madrecitas. Cuando comprábamos tostadas con salsa en la tiendita, el animal nos miraba lamiéndose la pipí. Cuando pasaba el paletero, el can se chupaba y se chupaba. Cuando descansábamos en la casa de doña Pelos después de andar en bicicleta, se lengüeteaba ahí abajo sin parar. Muchas veces entre nosotros bromeábamos con imitarlo pero, lógicamente, ninguno de nosotros tenía esa flexibilidad. Una vez, vimos que el perro estaba montado arriba de una perrita que llegó a la colonia de un día a otro. La perrita nomás sacaba la lengua bien contentota y el perro que se lamía el chile jadeaba como si tuviera sed. Luego, se quedaron pegados y caminaban juntos, muy despacito, de un lado para otro y todos los niños y niñas del barrio alrededor viendo bien asombrados. Una niña muy asustada fue llorando a decirle a su mamá que alguien le había puesto pegamento en la cola a los perros y que no se podían despegar los pobrecitos. Salió la ñora y resolvió el problema con un cubetazo de agua caliente y un "¡ooorale cabrones, juuuchile de aquí!". Y el perrito se volvió a lamer el chile todo el día. Snif.

martes, julio 04, 2006

visión empresarial

* Pues le metieron una joda al PRI hasta por las orejas... pero de los pocos que ganaron, mi jefe fue uno de ellos. Es oficial. Gracias a todos por su apoyo.

A otra cosa:

Uno llega bien acá, bien riata, el primer día de trabajo, ¿no?: con ideas innovadoras y bien revolucionarias, pa´ impresionar al jefe, pa´ servirle mejor al cliente, a la nación, a la virgencita, y ser el number guan en el mercado y hacer mucho dinero y largarse de esta ciudad y comprar unas cuantas hectáreas de selva y vivir como Hugo Stiglitz en la película de Robinson Crusoe. Pero pues: o uno está de plano muy pendejo o muy avanzado para su época. Quiero creer que es lo segundo.

Así llegué yo a la imprenta el primer día. Con el poder que me otorgaba haber pagado un año de renta por adelantado y la promesa -que cumplí- de conseguir 10 clientes nuevos en menos de un mes, llegué bien vergas dando órdenes a todo mundo: “A ver, tú: dame de lo que estás comiendo”, “a ver, tú: voltéate pa´llá porque estás muy feo y tu presencia me agrede”, y así. Lo primero que hice fue una ley que prohibiera fumar dentro del negocio. Les dije que iba a comprar unas mesitas y unas sillas para el patio donde se pudiera fumar al aire libre para que adentro no oliera feo y no arriesgarnos al material inflamable y los solventes; además, por cuestión de imagen a los clientes y de respetar a los que no fuman. La respuesta: se cagaron de risa en mi cara y me dijeron que estaba más tarado que Poncho Denigris. Que su derecho a fumar donde ellos quisieran nadie se los quitaba. Ni siquiera mis ejemplos de motivador de quinta sobre empresas exitosas que prohíben a sus empleados fumar durante el trabajo, sirvieron. Tooodos me mandaron directitito a la ñonga con mi idea "gringa" y me dijeron que no gastara en pendejadas para el patio y que mejor me comprara un cartón de cervezas y unos cigarros pa´echar a andar las máquinas de offset con más gusto. Bueno, total: no creo que inhalar humo de fumadores todo el día y toda la noche me vaya a hacer daño...

Después llegué con la genial idea de quitarles la televisión a los impresores. Dije: "O trabajan o ven la televisión, pero ambas cosas está cabrón". Sugerí poner un estereo y unas bocinas con música de Mozart, así como le hacen a lo bebés antes de que nazcan pa´que no nazcan mensos. Les comprobé que parte de las cagazones que cometían los empleados se debía a que estaban enajenados viéndole las chichis a la del programa "Venga la Alegría" y a la del pronóstico del tiempo; y que estaba más preocupado por saber si Erasmo Catarino y Toñita son novios o por saber si la Fea más Bella le daba las nalgas a Jaime Camil. Uy, pero fue peor tantito esa idea. Casi casi me dicen que "con el pueblo y sus costumbres mejor ni me meta" y que ni se me ocurriera quitarles la tele a los trabajadores porque se me echaban encima cuales macheteron de Atenco. Bueno, dije: qué le hace pagar 12 horas de televisión diaria encendida...

Después llegué con la idea de hacer una recepción con un muestrario de los productos que manejamos en una vitrina bien acá, bien pipiris nais. Poner unos sillones bonitos y cómodos, la vitrina reluciente, un pequeño refrigerador con refrescos para ofrecerles a los clientes, un garrafón de agua con barquillos, etc. Y me dijeron: "Muy buena idea, compra todo eso, suena muy chido..." Pos sí, y suena más chido cuando no se pone ni un cinco. Mejor desistí y no hay recepción y sentamos a los clientes en el suelo.

Otra de mis estrategias para cambiar al mundo empresarial y al mundo en general, fue hacerme amigocho de todos. Llevarles tacos a los trabajadores, comer con ellos, compartir el lonche, echarme unas cheves, hacerles carnitas asadas, platicarles de mi vida, que me platiquen de la suya, etc. Pero pues salió peor. Ahora si no les llevo tacos me dicen. "Uuuuh, ora no va a haber tacos, patrón", "es que el patrón puro caviar, qué se va a rebajar a comer tacos con nosotros" “su papá es político, y el patrón hace campaña con nosotros”. Ahora hasta madreado salgo. Una vez tuve la idea de caerles con unas cervezas porque habían jalado horas de más (horas que se les pagaron) y pasé a comprar un doce de cheves en lata. Grave error; los ofendí: "Uuuuy, el patrón toma pura lata, nos desprecia las cervezas en vidrio" (bueno, en realidad dijeron "vridio", pero en fin). Y así es tooodos los días: "No le ofrezco una soda, patrón, porque es en envase de vridio y yo sé que usted toma pura en lata". Vean el odio y resentimiento que creó un puto doce de cervezas en lata. Bien me decía un conocido al que taché de racista y mamón cuando me dijo: “no los trates bien, esos güeyes nacieron pa´chingarse, no son como tú, no los hagas tus iguales”. Snif. Y yo que quería ser como Nelson Mandela, snif.

¿Qué he aprendido? Pues a chingar mi madre con mis ideas revolucionarias a otro lado.

lunes, julio 03, 2006

ay amá...

Este pedo de las elecciones está bieeen cabrón. El PRI lleva casi todas perdidas acá en Nuevo León... de 38 diputaciones llevan ventaja en 10 y mi papá es uno de ellos (de los que lleva ventaja mínima)... esperemos que mi apá gané... lleva ventaja... pero muy poca... chan chan chan chaaaan... Ay diosito, ora sí creo en tí... snif. Quién les manda tener mala fama por cabornes, ni pedo, su castigo es pasar a ser tercera fuerza...
Ahora los pocos priístas van a tener que sufrir las que sufrió el PRD cuando eran tercera fuerza.
¡Vamos jefe!!! Este es un momento histórico y que te la vas a pelar... como siempre, pos no hay de otra...

sábado, julio 01, 2006

pre elexionex

Me preguntan muchas cosas sobre política como si fuera yo -ejem- polítio. Ahí les van las respuestas a las preguntas más frecuentes:

0.- Que si soy priísta. No, no soy priísta.

1.- Que por quién voy a votar. Por Patricia Mercado.

2.- Que si mi papá es candidato. Sí, mi papá es candidato a Diputado Federal por el PRI.

3.- Que si mi familia es burócrata. No, nunca hemos vivido del presupuesto. Mi papá es médico veterinario de profesión.

4.- Que sus propuestas. Pos una de sus tantas propuestas que me platicó es hacer deducible de impuestos los pagos en educación de los hijos.

5.- Mejor campaña política, según yo. Pues la de Demetrio Sodi. Ese güey es el único que no se apendeja frente a las cámaras, no se ve rígido, no se ve actuado (o actúa muy bien) y además la propaganda para la TV que le hicieron está muy chida.

6.- Me da harta hueva hablar del Peje. Que es un peligro, que es un Hugo Chávez, que si comunista, que si populista, que si tiene empleados transas, etc. ¿Qué les sorprende?, ha hecho lo que todos presidentes han hecho: puro bla bla bla con muchos huevos y más blabla. Sigo pensando que Salinas está detrás de él.

7.- Que cómo es posible que yo, siendo un vato tan a toda madre, soñador pispireto y bohemio, tenga un padre en la bancada priísta:
Pues mi apá siempre ha creído en ese partido y ha estado ahí desde hace 12 años en las buenas y en las malísima. Es como yo, que creo en dibujar monitos y escribir babosadas. Mi papá es un güey muy disciplinado, que fue maratonista, triatleta, corredor y ciclista hasta que le tronaron las rodillas y se las operaron; que me levantaba a las 5 de la mañana para que me fuera a correr con el y nunca fui, que sigue llendo al gimnasio en las mañanas, que trae a mi jefa pa´todos lados, que come pura ensalada y frutas, come carne tres veces por semana, no va al cine, cocina comida italiana, no me dejaba desayunar fruti lupis y me decía que comiera all bran con plátano, jugo de naranja y dientes de ajo; toma poca cerveza y más vino tinto, se duerme viendo películas si son después de las 9 de la noche, prohibió los refrescos en mi casa y las papitas y frituras, lee, toca la guitarra, le decía a mi madre que endulzara las aguas frescas con miel de abeja en vez de azúcar, es fan de Rius, Ibargüengoitia, Sainz, Spota y Aguilar Camín; me inscribió en todos los deportes pero yo nunca quise entrar a ninguno... qué puedo decir... chingos de cosas más. Si es cierto eso que dicen de que "mente sana en cuerpo sano", mi jefe lo cumple. Cosa que yo nunca le aprendí por más que me lo inculcó.
La honestidad fue otra de las cosas que me enseñó. Esa creo que sí entró en mi sistema. Por eso decidí salirme de mi casa; porque no creo en la política y antes que nada, tengo que ser honesto conmigo mismo para ser honesto con los demás. Sin embargo, la llevamos muy bien. Y si esa honestidad que él me enseñó con discursos y a punta de coscorrones cuando me robaba mazapanes de la tiendita sigue latente en él, no dudo que vaya a ser un excelentediputado.

Preguntas contestadas.