jueves, junio 29, 2006

chiste juarjuar

Un chiste que me contó un compa y que pongo por la inmensa hueva que me ha dado últimamente postear:

Llega una pareja con su pequeño hijo al doctor.
- Doctor, nuestro hijo no tiene ni los tres años de edad y lo único que sabe decir son malas palabras.
- ¿Cómo? Eso es imposible... es muy pequeño para ser tan maldiciento.

El doctor mira al niño, le frota el cabello con cariño y le dice:
- A ver: ¿quién soy yo?; dime...

Y el pequeño le responde:
- Pedia...a... ata

- Ya ven -responde el médico- dijo "Pediatra".
- No doctor: le está diciendo que "le pela la riata".

Bu!

lunes, junio 26, 2006

lección de baile

No me gusta bailar porque no sé. Parezco un pinche pingüino androide a contol remoto y con un corto circuito. Si eso les sonó mamón, así es mi estilo de baile: muy moderno, pero feo a la vista. Un amigo me comentó acerca de una danza milenaria muy romántica, un baile pegadito, cachete con cachete, pechito con pechito al que no diría que no y con gusto aprendería a bailarlo a la perfección. Trataré de explicarlo en tres pasos, a ver si queda claro (nomás no vayan ustedes a pensar que lo aprendí ensayandolo con mi compa):

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viernes, junio 23, 2006

chistes alowey, pensamientos y recomendaciones

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Y estas son las tiras cómicas más fresas que publico en otros lados más fresas. Sí, lo sé, ninguna de las dos vale madre, snif.

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No había escuchado el jingle que le hicieron a mi jefe para su campaña pa´ser diputado. Antier lo escuché: es la rola de "Fina Estampa, Caballero" pero en modalidad de cumbia, con güiro y acordeón y toda la cosa, juarjuar. Va más o menos así: "Fina estaaampa, Caballero, votemos todos por Caballeeero, Diputado, por el quinto distriiito, Caballero" juarjuar, estuvo con madre.

La verdad no entiendo a los gringos. Atrapan a mil cabrones que quieren cometer actos terroristas en su país con bombas y misiles; en la Torre Sears, en los estadios de baseball, en los aeropuertos, puro arabe e irakí supuestamente loco... pero no pezcan a ningún narcotraficante pesado porque -según ellos- todos son de México y ellos sólo consumen, son las víctimas y nosotros somos los malitos. Qué raro. Puro terrorista y ningún narcotraficante. Qué raro, la verdad.

Háganle un masaje de once dedos a su mujer. Se los va a agradecer. Si no tienen imaginación, luego les pongo las gráficas de cómo se hace.

Ya me voy a planchar oreja.

martes, junio 20, 2006

el chilindrino

A que no le agarras la nalga a esa gatita, me retó el Chilindrino.

Tenía poco tiempo de juntarse en el barrio y como que a nuestros padres no les gustaba su presencia porque era mayor que nosotros. El Chilindrino siempre andaba montado en nuestras bicicletas, nos pedía comida y dinero y nos pedía cosas prestadas –juguetes, playeras, pelotas- que nunca nos devolvía. Una vez me castigaron un mes sin salir porque le presté al Chilindrino un rompevientos y nunca me lo devolvió porque dice que lo perdió; pero estoy seguro que lo vendió el muy ojete. Era un hijo de puta abusivo.

A los 14 años ya traía coche -un Sakura 82 blanco bien madreado- y pasaba por nosotros que teníamos entre 10 y 11 años; edad en la que, obviamente, nuestros padres nos mataban si se enteraban que nos subíamos en el Chilindrinomóvil o en cualquier carro. No sé ni cómo me convenció pero me subí al ´Ta cura (así le decíamos al carrillo Sakura porque estaba bien curado: ´Ta cura). Total, me convenció de que lo acompañara a la tiendita en su coche. Me agaché al pasar por mi casa para que no me fuera a ver mi mamá, y el muy culero pitó vaarias veces mientras gritaba “¡señora, señora, aquí va su hijo en mi carro! Jajajajaja”.

Dos cuadras antes de llegar a la tiendita, caminaba por la calle la muchacha que ayudaba con el aseo en la casa de Pollito; caminaba precisamente de regreso de la tiendita porque había ido a comprar leche y otras cosas para la cena. A que no le agarras una nalga a esa gatita, me retó el Chilindrino. No mames, es Carmelita, la que trabaja en la casa de Pollito, le respondí. ¿Y luego?, me dijo, está bien buena, ¿a poco no? Empecé a incomodarme. Giró en la rotonda y disminuyó la velocidad. Carmelita iba del lado izquierdo de la calle. El Chilindrina aceleró un poco, sacó la mano izquierda por la ventana, con la derecha metió cambió y le dio tal apretón en la nalga que vi perfectamente cómo se arrugó la falda de Carmelita cuando cerró con fuerza sus sucios dedos. Yo sólo me agaché y dije “¡no mames!”. Aceleró cobardemente atacado de la risa. ¡Que ricas nalgas tiene Carmelita!, y le hacía como si se saboreara algo. Detuvo el coche en una esquina alejada. Jajajaja, ¿pa´que te agachas, pinche joto? Abrí la puerta del Sakura blanco y salí. Aceleró para irles a contar a los demás su hazaña, no sin antes gritarme “¡pinche jotillo maricón!”. Volví a la tiendita por el lado derecho de la calle, el lado opuesto por el que venía Carmelita. La vi sollozando y limpiándose las lágrimas. Tenía poco de trabajar en casa del Pollito. Trapeaba, barría y cocinaba por un sueldo de mierda. Me paré queriéndole decir algo, pero su caminar era apresurado y vergonzoso. Los sollozos se convirtieron en llanto y Carmelita corrió tapándose el rostro con una sola mano porque con la otra cargaba la bolsa con la leche y las demás cosas para la cena.

En verdad que era un hijo de la gran puta ese Chilindrino. Ojala tenga puras hijas el cabrón.

lunes, junio 19, 2006

di por qué, dime agüelita...

- No sé ni cómo aguanté, será que Diosito siempre estuvo a mi lado. Pero ni a cagar podía ir, m´ijito. Ni a cagar.

- Y nomás tuviste once, ¿o tuviste algún aborto?.

- No, todos se dieron, gracias a Dios. Pero tu abuelito no me ayudaba en nada. Me acuerdo que se enojaba mucho si alguno de los bebés lloraba. No le gustaba que lloraran; ni le gustaba cargarlos tampoco. El se iba a trabajar y llegaba en la noche a cenar y a dormir. Si no le gustaba la cena, me tiraba el plato y cuando los niños lloraban, se iba a dormir a otro lado bien encabronado.

- ¿Y por qué aguantaste todo eso, abuelita?

- Pues siempre fui huérfana, m´ijito; y no estudié. De eso, a quedarme en la calle, pues mejor eso. Tendría un carácter de la chingada tu abuelo, pero era trabajador y comida nunca nos faltó. Hasta una camionetita compramos pa´meter ahí a todos los huercos y sacarlos a pasear.

Platicando con amigas de la escuela que ya están casadas, esto me comentan:

- Pues yo lo conocí drogadicto y pues ni modo. Pero no creas que se droga como antes, ahora con los niños ya le bajó a su pedo. Yo estoy acompañándolo a sus sesiones de narcóticos anónimos.

- Pero vamos a juntarnos en mi casa, porque Pepe ya no me deja salir a ningún lado ni con mis amigas.

- Chuy, mi marido, no deja que las niñas jueguen con niños; y tiene razón: hay huerquitos de 3 años que son bien precocez y ahí andan agarrandoles las piernas y dándoles besos.

- Beto mi marido ya no quiere que suba a las niñas a su carro porque le dejan un mugrero horrible. Es que él cuida a su carro como no tienen idea. Es su adoración.

- Aish, ya me está hablando mi marido para que le vaya a dar de cenar al niño y a dormirlo, es que dice que él ya se va al dominó con los amigos. Otro día platicamos con más calma y a ver si ora sí me puedo terminar mi cerveza a gusto.

-No, ya no voy a trabajar, Lalo ya no quiso. No quiere hijos de guardería.

- Ya van varias veces que lo cacho a mi marido con pases de descuentos en table dances y que huele a perfume. Y siempre que anda raro, no quiere hacer el amor.

Mujeres con una educación universitaria, en una escuela privada, con cerebro, con trabajo... ¿por qué aguantan todo eso?

No cabe duda que mi abuela de perdido es honesta, más no pendeja.

jueves, junio 15, 2006

erecciones

Me preguntan que por quién voy a votar. De los que me conocen, hay quienes afirman que votaré por Patricia Mercado quesque por mi debilidad por las ñoras cincuentonas como Margarita Gralia o María Conchita Alonso y que también por mis ideas "liberales" que alguna vez externé en cuanto a los matrimonios gays y las drogas. Aclaro: a mi me vale pilinga lo que hagan los gays y los drogos porque ni soy gay ni soy drogo. Simplemente creo que cada quien debe hacer lo que le haga más feliz. No me molesta si dos vaqueros bigotones en patalón entallado se besan como locas de lengüita en plena calle. Lo que necesita este mundo es amor, cualquiera que sea de este su presentación. Que se casen, que adopten, que se den por la coliflor; no me importa. De las drogas, es como la primera vez que probé el tequila: me pareció la bebida más asquerosa y repugnante que pueda existir y jamás lo he vuelto a probar. No que las drogas me parezcan repugnantes, pues no soy experto y no he provado muchas; simplemente no me ganchan tanto como una tarde en la cama con mi morrita viendo una película en bolas y tomando una cerveza. El que se ganche de cualquier droga, pos muy su pedo. Si eso es la felicidad, que nos valga madre, ¿no?.

Otro afirman que soy "rojillo", comunista y anti yankee porque entre mis héroes está Michael Moore o porque alguna vez he mencionado cosas positivas de López Obrador. Si digo tal o cual cosa que considero buena del Peje ¡YA!, soy un perredista populachero pro Fidel Castro y Chavista que le va a quitar a los ricos para dárselo a lo pobres y que odio a los empresarios y a los ricos, etc, etc. Pero si salgo con mi ingenua teoría de que creo que Carlos Salinas está detrás de López Obrador, ahí sí me dicen: Ah, pues entonces no está tal mal, porque con Salinas estuvimos muy bien como país.

Otros afirman que voy a votar por Campa nomás por llevar la contra y ser un "antisistema" y "anarquista" porque me gustó la película V de Venganza y porque en las elecciones pasadas voté por Gilberto Rincón Gallardo, tirando mi voto a la basura. Me vale madre si lo tiré a la basura, el ñor ese me parece un chingón y de antemano sabía que no iba a ganar ni aunque le crecieran las manitas.

Otros dicen que voy a votar por Felipe que porque estoy igual de pelón que él. Chinguen a su madre.

Por lo pronto, mi gallo es un vato que se llama igualito que yo y hasta dicen que me parezco a él (físicamente y también en lo pelón). El señor me regaló un mandil (algo me conocerá), un calendario con todos los partidos del mundial, sus propuestas en forma de comic, unas calcamonías que me dijo que pegara en mi carro (ni madres, luego es un pedo quitarlas) y hasta un morral pa´ir por las sodas. Lástima que no sea de mi distrito y no pueda votar por él.

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lunes, junio 12, 2006

aventuritas en la kermés

En aquella época cuando las sopas Maruchan aún no dominaban el mundo y Los Hombres G eran los rockeros de habla hispana más pesados que existían, me gustaba ir a las kermeses que organizaba la iglesia de mi barrio. Con las bocinas de fondo a ritmo del remix de “Marta ti ti ti ti ti ti ti ti ti tiene un marca pa pa pa pa pa pa sos” llegaba con toda mi racilla a subirme a los juegos destartalados y a ver morritas con calcetones hasta arriba de las rodillas. Ah, qué bonitos tiempos aquellos cuando uno todavía no pensaba en el triangulito de peluche, snif. Recuerdo que había bodas falsas y me acuerdo que una vez mis amigos me hicieron llorar porque me querían casar con la niña más fea de la colonia y la vieja ésta estaba bien puesta y me aventaba besos llenos de mocos verdes que burbujeaban en sus fosas nasales mientras yo trataba de huir de sus garras con todas mis fuerzas. Y ahí estaba yo, llore y llore, como típico video de Édgar: “Yaaaaa güeyes, yaaaaa; con ella no me caaaaseeeen, pinches pendejoooos, ya suéltenmeeeee, le voy a decir a mi mamáaaaaaa...”, juarjuar. También me acuerdo que lloraba porque los niños malandros del sector aventaban desde las sillas voladoras a los pollitos que se sacaban en las rifas y los pobres pajarillos de granja terminaban despanzurrados en plena calle. Aunque bueno, no faltaba el perro solovino que no le hacía el feo a todo el triperío de fuera y se los merendaba con gusto y con todo y plumas. Como típicos padres, los míos no me dejaban juntarme con algunos niños de la cuadra por ser “mala influencia”, y lo más curioso es que ahora esos que eran mala influencia porque se la pasaban de vagos o jugando, ahora están casados, tienen hijos, casa, puestos importantes en empresas, coches y viven una vida “normal” y ninguno terminó de vago o drogadicto, que hasta siento que ahora yo soy la mala influencia para ellos por no estar casado, no tener hijos, ni casa, ni trabajo estable, ni llevar una vida “normal” como tal vez mi jefes quisieran. Los misterios de la vida. Era bien gacho no llevar dinero a la kermés y, más gacho, que los refrescos y las papitas que vendía el padrecitos te las ensartaba más caras que en un restaurante de lujo, el muy cabrón; y no se apiadaba de los pobres hambrientos que llevábamos 5 pesos en la bolsa y nuestros padres no nos dejaban comer papitas ni refresco porque nos picaban los dientes. Snif. Qué tiempos aquellos, qué tiempos los de hoy, ¿qué tiempos vendrán?

viernes, junio 09, 2006

sabias reflexiones de ayer

Los gringos mataron al terrorista este, al más chingón que había, al tal gshso2urfjdo%&$hsaie o como chingados se llame. El vato es de medio oriente, donde hay chingos de petróleo; eso es lo que importa. Lo más curioso es que viendo el video donde bombardean su guarida donde estaba chupando con otros compas, se ve donde explota todo el pedo a la redonda y ¡shazaaaam!: la televisión muestra el cuerpo del susodicho criminal COMPLETO, con sangre en la boca y uno que otro raspón en la frente; pero está ENTERITO. Ah caray. Entonces las bombas de 200 kilogramos que aventaron no son tan efectivas y potentes como para desmembrar carne humana ¿o qué?.

Otra mamada. Oswaldo Sanchez llegó al funeral de su padre en jeans y camiseta verde; cuando a mí mi madre me regaña bien cabrón por no ir con la camisa fajada dentro del pantalón a misa. Son mamadas. ¿Qué tengo qué hacer para que me dejen en paz? ¿ser el portero de la selección?

Consejo para todos aquellos que andan con viejas divorciadas o madres solteras y su mami no los deja (juajuajua, su mami no los deja, juajua): ¿Por qué Brad Pitt sí puede y uno no? ¿Nomás porque es Brad Pitt?

No hay peor cosa que una mujer fea embarazada. Me tocó ver a una en un restaurant y se sentía bordada a mano la cabrona. Como diciéndole a todo mundo: "Ya ven, si hubo un borracho pendejo que me hiciera un hijo". Dios mío. Cómo se les sube el autoestima cuando nunca lo han tenido arriba.

Antier vi el último capítulo de la serie "Los Años Maravillosos", que repite TV Azteca a las 5 de la tarde y que ha sido la mejor serie (aparte de LOST) que ha existido (aparte de Friends). ¡No mamen!!! ¡Kevin no se queda ni se casa con Winnie, la pinche huerca flaca! Kevin la va a recoger al aeropuerto -después de 8 años de estudiar artes fuera- con su esposa y su pequeña hija. SNIF. Y al final, el hijo de la voz en off del narrador -que es Kevin de peludote- le dice que se vaya a jugar con él. SNIF SNIF SNIF. Y todavía remata en una de las frases antes de los créditos con: "Muchas veces no sucede lo que uno desea que suceda". Pinche serie mata sueños, que se vaya al infierno.

Jejejeje, ya saben que todo esto es mitad broma y mitad en serio. Agarren la mitad que quieran. Bye.

Y como sé que no han leído el libro que siempre recomiendo de José Emilio Pacheco, Las Batallas en el Desierto, pues aquí les dejo la canción, si la escuchan es como si lo hubieran leído.

batallas

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miércoles, junio 07, 2006

el feeling de un niño

Adrenalina pura el un dos tres por mí y salvación por todos mis amigos; eso si que era pinche adrenalina y eso sí que era un acto heroico digno de cargar a cualquiera que lo logrará en hombros. El vértigo al mirar el suelo de tierra colorada desde lo alto de una resbaladilla. La eterna caída libre al saltar de un columpio en marcha. Meter bien los pies en la cama para evitarles tentaciones a los monstruos que viven debajo de ella. Construir palacios y cuevas con los cojines del sillón de la sala. Saltar desde una barda con una bolsa para tambos de basura como paracaídas. Llorar días por la muerte de una mascota. Trepar a un árbol para bajar el freezbee atorado. Agüitarse todo el mendigo día porque el papalote se enredó en un chingado cable de teléfono. Buscar insectos bajo las piedras. Intentar volar con una toalla amarrada al cuello. Llevar una dieta a base de puros Fruti Loopis y Cheetos. Ejercitar el cuerpo pateando botes de plástico y huyendo del perro del vecino al recuperar el balón que se metió en su patio. Encontrar el camino siguiendo una hilera de hormigas. Caber en una hielera donde cabrían 60 cervezas. Regaños maternos detonados por collares de tierra alrededor del cuello. Tallones de pasto verde en las bolsas traseras del pantalón. Parches con forma de balón de soccer en las rodillas. Pasteles de lodo decorados con hojitas y flores. Beber agua del único globo sobreviviente en una guerra con globos de agua. Fabricarse una barba blanca con la espuma del shampoo Caprice que tiene una etiqueta en donde sale una niña con cabello bien bonito. Bolsillos y calcetines agujerados. Preferir el migajón del pan al pan. Reportes por uñas largas. Castigos por orejas y zapatos sucios. Meter vasos con refresco al congelador y esperar pacientes la magia del raspado casero. Que nos prohíban la cocacola y ver telenovelas. Hacer tarea de caligrafía. Preferir el agua de tamarindo, tuba o chía sobre cualquier refresco embotellado de manzana o naranja. Meterse todos los chicles del paquete y masticar hasta que la quijada duela. Enamorarse de una botarga o un dibujo animado o de la que tocaba el pandero en "Los Neptunos", la banda de Mandibulín…
Hacernos lo suficientemente gigantes para girar el mundo al otro lado y volver a pensar y sentir así y que la vida sea una eterna borrachera con rompope.

Y ahora, otro momentito retro con una cancioncita que me gusta mucho:



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lunes, junio 05, 2006

voten por...

De seguro cualquiera de los candidatos que triunfe en las elecciones no se va a aguantar las ganas de meternos la pilinga -sin babita y doblada- a todos los mexicanos. Pa´evitar tentaciones y dolores de ano a futuro -ya que yo cuento con unas nalgas ricas y espectaculares; aparte de un fundillo apretadito- pos mejor voy a votar por Patricia Mercado, esa sí que no nos puede enchorizar. A lo más que podría llegar la señora esa sería a un pellizco coqueto abajito del elástico del calzón, pero de una metida de ñonga sí que nos salvamos.
Voten por Patricia Mercado.