viernes, diciembre 30, 2005

mañana por la noche...

Mañana a media noche -cuando todas las mujeres traigan puesto su calzón rojo a media nacha- vas a ser las doce uvas que me coma aunque me atragante, las doce campanadas que pasan en la tele y esos doce deseos que nunca pido. Entre el confeti, las serpentinas, mi familia, meseros y comensales desconocidos se me irá el dosmilcinco; y brindaré por ti donde quiera que vayas a estar. Abrazaré a todos, menos a ti, pero sabes que te mando mi abrazo hasta Irlanda, Júpiter o cualquier rumbo de la ciudad. Estate pendiente, porque mi abrazo te llegará aleteando como un gorrión y sabrás de su presencia cuando el viento despeine tu fleco. Andaré trajeado pa´darle gusto a mi mamá y a mi agüelita, que les gusta verme como empleado en pleno lunes de perdido una vez al año. No hablaré de política ni ni madres en lo que no estemos de acuerdo mi papá y yo. Bromearé con mis carnalas, tomaré vino, comeré como pelón de hospicio, soplaré espanta suegras y de más ridiculeces que se acostumbran la noche de mañana... y, de vez en cuando, te echaré un vistazo en mis pensamientos. Espero todo eso de las uvas, los buenos deseos y el dosmilcinco terminen a las 12:34; o a la 1:23, no hay problema: las dos horas esas me gustan. Y espero también que la pases tan bien como yo y que, aunque sea una vez, me eches un vistazo en tu mente.
Saludos a todos!!!

jueves, diciembre 29, 2005

coincidencias o sepa la bola

Ese mendigo afán que tengo de buscarle 5 patas al gato, o más bien, de encontrarle un sentido lógico a todo lo que me sucede o una razón mágica que haga de esta existencia algo especial y no un accidente universal, a veces me angustia. Esto de lo que hablo es a veces peligroso, porque uno llega a pensar que uno mismo es el centro del universo, por no decir que uno se siente la Gran Cagada; y llegamos a creer que todo lo que sucede en el mundo o a nuestro alrededor gira en torno a nuestra persona, porque somos el núcleo del planeta y la mamá de los pollitos. Algo así tipo la película Truman Show es como me siento a veces y es lo que trato de explicar: una vida donde todo está planeado, nada es una coincidencia y todo sucede por cuestiones ajenas al azar pero lo disfrazan (los dioses, el niño dios o los productores de mi programa de tv, no lo sé) como si fuera suerte.
Rodeaba el centro de la ciudad buscando un parquímetro pa´estacionar mi carro e irme a trabajar, mientras pensaba en que ya le tocaba su servicio de los 10 mil kilómetros y ya me había pasado por poquito. Di como 5 vueltas a varias manzanas del centro y no encontraba lugar. Hasta que vi a lo lejos que un carro se estaba yendo, dejando su lugar vacío y con el tiempo ya vencido; aceleré y me estacioné. Saqué unas monedas de mi bolsillo y ¡Oh Sorpresa!!!... ¿Será todo una coincidencia???


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martes, diciembre 27, 2005

me quedo helado...

Tanto que jodo y jodo con mis escritos de "mantenernos niños", de "no perder la inocencia", de "ay, sí, qué bonita es la infancia, cha la la la laaa" y de más cursilería barata y sensiblera, que ni yo mismo cumplo con lo que escribo. Prueba de ello es que tengo años -sí, años- de no comerme un helado. Ignoro las razones, ya sean económicas, climáticas o dietéticas, pero hace mucho que no pruebo un helado. El sabor pastel de queso con zarzamora es el que mi sofisticado paladar, refinado a base de frijoles bayos en lata, disfruta más. También me gusta el napolitano, pero sin el sabor fresa; así es que mejor pedía una bola de chocoloate y una de vainilla, pa´no traer en chinga a la señorita que hace las bolas quitandole el sabor fresa minuciosamente a mi barquillo. El de chicle también estaba chido, al igual que el de pistache, coco y mango. Siempre he preferido los de leche a los de agua; pero uno de uva a base de agua no tiene madre. Lloraba cuando me compraban un cono con nomás una bola de nieve y también lloraba cuando me compraban un cono doble y la bola de arriba se me caía por pendejo. También lloraba cuando mi mamá me regañaba por embarrar toda mi ropa por no chuparle bien al cono antes de que se derritiera y también cuando me daba un coscorrón por morder la puntita de abajo del barquillo pa´ succionar la nieve bien chiro, por más puñalón que me viera; aunque más bien era por una etapa mastofílica que a esa edad aún no superaba. La Danesa 33, con sus 17 sabores, era la reina de las neverías. No recuerdo haber visto alguna vez 33 sabores, pero era la fuckin queen de las nieves. Ya tengo propósito de año nuevo: comerme un helado.

sábado, diciembre 24, 2005

felicidades!!!

Viendo estas cosas me encabrono conmigo mismo cuando me quejo por las pendejadas que me quejo. Veo al señor este sentado en la jardinera del parque y le digo que si no se le ofrece nada o que si lo puedo ayudar en algo; pinche navidad pone pruebas cabronas que no se le presentan a uno en todo el año. Yo ya iba a comer a casa de mis jefes pa´convivir con mi carnala que llegó de Missouri después de 3 años y porque no había yo comido nada decente desde hacía como una semana. El señor me dice que no, que está descansando porque está muy cansado y va a casa de su hija. Le digo: "Oiga, si quiere yo le doy raid aquí cercas; lo he visto varias veces aquí sentado pero pienso que sólo salió a tomar el fresco de la tarde, no sabía que iba a casa de su hija... ¿Está muy lejos?" Y el ñor me dice que no me preocupe, "míjito", me dice, que eso es lo que hace tres veces al mes y lo toma como ejercicio. Se para y se va. "Ah, pos bueno", le digo yo y me hago pá un lado. "Muchas gracias como quiera, m´ijito... a ti Dios te bendice", me dice. Y yo: "Ah no, pos ta bueno, gracias señor", y el ruco me responde con un "gracias a tí". Abrí la reja y subí corriendo a mi depa y saqué la cámara de fotos. Esto no me lo podia perder ni podía dejar de compartirlo... Y uno quejándose y echandole madres a la navidad. No mamemos por favor!!!

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viernes, diciembre 23, 2005

qué posadita


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No señoras y señores, esto no es una fiesta rave; es la posada que organiza mi familia año con año. Ahí en la foto pueden ver a mi primo El Chipote (apodo casi tan genial como el nombre Júpiter Zeuz) haciendo malabares con el Dios Fuego y también se alcanzan a escuchar a mis tías angustiadas gritando "¡no se acerquen!!!", "¡se van a quemar!!!", "su primo ya está grande y por eso puede jugar con fuego, ustedes los chiquitos no". Termina la música locochona y ponen el cassette ese de los villancicos con Pandora, Oscar Atihé, Sergio Facheli y de más, que año con año ponen. Qué bonitas son las posadas familiares en la que le damos en su madre a una piñata con dulces gringos que trae la tía pudiente de los Iunited Estates y no a una piñata llena de caña de azúcar, caramelos Tomy, naranjas y cacahuates; snif. Qué bello es perder la tradición de las colaciones por unos Jolly Rancher sabor manzana o unos chiclosos Starbusts. También jugamos a las sillas locas y no falta la tía que se va de nalgas al suelo bien chido. O el tío pedo que dice unas emotivas palabras y llora del sentimiento y de la peda que se carga. Los primitos adolescentes fumando a escondidas y echandole pisto a la coca cola sin que nadie los vea, los primitos más chikios llorando porque quieren hacer los malabares con el fuego y el primo Chipote regañado por poner el mal ejemplo con su show de rave psicodélico. Qué bonito es lo bonito. Hay fogata, sesión de chistes, de fotos, comida mantecosa, regalos de broma, concursos y de más. Ahí, en familia, es en el único lugar en donde nadie me dice Guffo, si no por mi apodo original: Pilo juarjuar; quesque porque de morrito tenía cabeza de piloncillo, el dulce ese típico que tiene forma de cono, snif. Y pa´que me crean que sí es una posada y no un rave, aquí les dejo la razón del por qué tengo tan buen gusto pa´las viejas: las famosas carnalas del Guffo. Está por de más decir que qué buenas están, que qué chulas, que la chingada; lo sé, snif. Por algo soy el cuñao que todos quieren, qué se le va a hacer. Pero algún día tendrán hijas, cabrones. Además, está ya muy jodido el rating de este blog, ahí va la foto. Saludos a todos.

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miércoles, diciembre 21, 2005

la flauta dulce y las hormigas en mi cuerpo

Son días para reflexionar cómo es posible que las fábricas de cerillos, las empresas que hacen palillos para los dientes o las tiendas de pianos, no hayan desaparecido ya y sigan siendo negocio. En una tienda donde vendían pianos fue precisamente donde mi mamá me compró la flauta que me encargaron en la escuela. La maestra nos había encargado una flauta dulce para un concierto de villancicos que íbamos a dar en la primaria. Lo primero que hizo el pendejo de yo al tener la flauta en mis manos, fue morderla pa´ver a qué sabía… ¿pos no que era de dulce? Ensayamos mucho noche de paz, los peces en el río, el niño del tambor y una versión de Puff the magic dragon que la maestra compuso (descompuso) poniéndole letra en español y trama navideño. Durante el recreo contábamos historias mágicas sobre la navidad y el día de reyes; cosas que supuestamente le habían pasado al primo del primo de un amigo. Como aquel que dijo haber encontrado caca de caballo adentro de su casa el 6 de enero o el amigo del amigo que dijo haber visto por la ventana de su casa a un reno pastando en el monte baldío de enfrente y que cuando salió a checar, el animal ya no estaba; pero que cuando regresó a su casa, los regalos ya estaban bajo el pinito. Volvíamos del recreo y seguíamos practicando las canciones. Bety le soplaba bien bonito a la flauta: con mucha delicadeza, no le hacía como los otros que se metían media boquilla del instrumento en la boca. Cuando vi a Bety tocando noche de paz en la flauta fue la primera vez en mi vida que pensé en los besos y fue también que tuve la idea de intercambiar flautas con ella. El concierto fue un éxito pero lo mejor fueron los dos, res, fas y las que salían de la flauta de Bety y que yo imaginaba como besos. Te gusta esa niña, ¿verdad?, me preguntó mi madre. Nooo, lo negué sin mirarla a los ojos; la mirada siempre me delataba. Eeeeh, te la pasaste viéndola toda la noche, ni siquiera volteaste a ver al frente del escenario. Y yo fingí demencia. Bety pasó a mi lado. Adios Gustavo, me dijo. Eh, si, je, ad… ios, jeje, le dije todo apendejado. Por el bermellón de mis mejillas mi madre se dio cuenta de que, en efecto, su hijo estaba enamorado. Fue con esa ruborizada que decidí ser entomólogo, uno de esos geeks que estudian a los insectos, porque quería investigar a las hormigas que recorrían mi cuerpo y a las mariposas que aleteaban en mi corazón cada que veía a Bety.

martes, diciembre 20, 2005

la camaradería

La camaradería: esa bonita relación entre puros garrotes que nada tiene que ver con la homosexualidad; aunque, ya pedos, se digan que se quieren un chingo y se den tiernos besitos en las mejillas; ash!, raspa. Yo no creo que los amigos se cuenten con los dedos de una mano ni voy a discutir si existe o no la amistad entre hombres y mujeres; me vale madre. El pedo es que tener una "palomilla", banda, grupo o bola de buenos para nada como uno, es bien a todo dar. Si uno no trae lana, pos no hay pedo, como quiera entre todos se arma la cooperacha y sale pa´todo. Si otro cortó con la vieja, tampoco hay bronca, ahí estarán siempre. No se juntan con tal o cual individuo porque sea más rico que unos Triki Trakes o más pobre que Mayito Bezares. No se fijan en el carro ni en los trapos que uno traiga puestos. Los defectos físicos se convierten en apodos hilarantes y bromas geniales que levantan el autoestima hasta al más pinche feo y orejón del grupo. Se les puede echar bulla a los que no tienen la circuncisión o a los que la tienen chiquilla sin ningún problema; así como se le felicita con todo respeto al que la tiene como 7 pilas Duracell de las chonchas en hilera. Si no se entienden como pareja en el dominó, no acaba en un trágico divorcio; ver a otros amigos no es cuestión de celos. A un amigo siempre dan ganas de verlo porque se puede ser como se es, sin máscaras ni actitudes fíngidas; por eso dicen que cuando vayan a tener una vieja, agarren una con la que puedan ser como son y ella se sienta a gusto a su lado siendo como ella es. Honestidad ante todo, como en una relación entre puros tornillos. Si uno se harta de ver a los amigos quesque porque se fueron de vacaciones toda la raza y se olieron los pedos, dejaron pelos en el jabón, quemaron con un cigarro la camisa que se prestaron, agandallaron a una gringa que otro vió primero y como quiera removieron atole; tan fácil como dejarse de ver un día y al día siguiente verán que ya estarán armando plan para cualquier babosada. Gracias a la vida y a mi carismática personalidad de motivador de empleados, yo tengo muchos amigos muuuy buenos; con unas nalgototas y unas... a chinga, era "buenos" de "buenas gentes", no de lo otro, perdonen ustedes. Les decía que tengo muy buenos amigos y espero que así lo piensen ellos de mí, a pesar de mis fallas, regazones, defectos, gustos musicales, gustos cinematográficos, gustos literarios, cambios de humor, necedades de borrachera y demás cosas que las palomillas de garrotes solemos hacer. Aquí no salen todos porque mi escaner es muy pequeño y es inmensa la hueva para hacer un fotomontaje y la madre, así es que no vayan a estar jodiendo con que no los puse, mamones.

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sábado, diciembre 17, 2005

la púrpura noche de ayer


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Cuando te digo que me quitas el sueño es porque realmente me quitas el sueño; créelo. No me dejas dormir porque me la paso soñando despierto contigo. El primer indicio de que hoy haría frío fue la noche tan púrpura que tuvimos ayer, cuando te dije lo hermosa que me parecías. La noche fue tan morada que el dedo más pequeño de mi pie fue a chocar contra una de las patas de mi cama y se puso del mismo color. Tus mejillas no llegaron a un tono tan morado, pero sí noté cierto rubor colorado al escuchar mis palabras. El crepitar de la cortina de acero de la taquería de Don Rulo es mi nuevo despertador porque, de una semana a la fecha, abre una hora más temprano de lo acostumbrado. Odio esta ciudad y, mientras pienso en ti sin poder dormir, me tapo hasta arriba con el edredón, cierro los ojos y me transporto a un pueblito con mar que no conozco. La cortina de acero que resguarda el negocio de Don Raúl sigue estando plateada y reluciente a pesar de los años; como las manchas que dejó anoche la luna sobre el himen del mar que veo en mis pensamientos. Supe que iba a ser un día muy frío hoy desde ayer que contemplaba la negrura casi morada del cielo. El aire se escuchaba como la turbina de un avión estando sentado en el aquel malecón de mi mente, mientras contemplaba la fluorescencia de la luna sobre el fondo casi negro. Del púrpura pasó a un morado más claro y después al lila y, por último, se convirtió en un tono rosa pastel que se esfumó rápidamente con el intenso azul del amanecer. Y ahí estaba yo: despierto y pensando en ti; sentado en esa banca imaginaria en un malecón idílico, viendo cómo flotaba el sol sobre el horizonte. Y no me equivoqué. Hacía frío tal y como lo predije al ver el color púrpura de la noche de ayer. Seguía tapado y noté que el dedito chiquito del pie derecho me seguía doliendo. Se escuchó el rugir y crujir de la cortina de acero del negocio de Don Rulo. Antes de abrir lo ojos hice un sencillo avión de papel que encontré tirado en el muelle y le puse como piloto a mi corazón; que al cabo que en las caricaturas y en los sueños se puede hacer de todo. Y lo aventé con todas mis fuerzas para que fuera rompiendo todas las olas y llegara hasta donde quiera que estuvieras tú. Ahora sí abrí los ojos y me destapé el rostro. Mi cama era aquella banca, mi cuarto el malecón, el espejo de la cómoda era la luna de plata y el techo el mar inmenso. Ya nada estaba ni ahí ni en mi mente… sólo tú.

viernes, diciembre 16, 2005

religion


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Hermanos y hermanas bloggeros: El fanatismo religioso ha tocado mis fibras más sensibles y no son precisamente las del ano. Esta cruz milagrosa es la cruz de San Benito. Mucho gusto para los que no la conocen. Mi jefecita me la ha regalado dos veces: la primera vez fue cuando tuve mi Caribe amarilla pedorra y me obligó a colgarla en el retrovisor. Así son las mamis; pero por asares del destino y una borrachera, la perdí o la vendí, sinceramente no recuerdo. La segunda vez que mi amá me dio esta cruz de San Beno fue cuando destrocé un carro contra un muro de contención en un paso a desnivel por andar de borrachote y me salvé milagrosamente. Realmente empiezo a creer que la cruz esa es muuuy milagrosa… y lo he comprobado. De hecho, lo comprobé hace poco: no había ni un destapador ni un encendedor para destapar las cervezas; entonces, que saco mi cruz de San Benito y con los bordecitos esos mamones y plateados que tiene, pues que empiezo a destapar las cervezas para la raza.La verdad, si que es milagrosa esta chingadera.

miércoles, diciembre 14, 2005

bendita nota roja


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Imaginen a mi compadre haciendo pasitos de baile, acá bien prendido bailando a ritmo de “Qué Lindo es tu Cúcu” con sus zapatos de charol bien boleaditos, con su bigotillo engominado, su camisa de seda azul turquesa, con su pantalón vaquero verde todo desnalgado, un seis de tecate rojo en las venas y la musica por dentro. “…aaandale no seas maliiita, yo quiero una tocadita ita ita ita ita” y que de repente: ¡madres!!!, de nalgas al suelo y a seguir bailando pero en el salón que puso Rigo Tovar allá en el cielo. Pinche vida tiene un humor bien ácido, pero esos que escriben los encabezados de la nota roja si que no tienen madre juarjuar, son más cómicos que Ozzy Osbourne tratando de hilar palabras o Adal Ramones llorando en un Teletón. Esos periodistas de elegancia amarillistas tienen el mismo humor macabro y la misma sangre fría que tiene Diosito para aventar albañiles pedos desde azoteas y clavarlos en varillas o para quemar casas de familias pobres en plena navidad. Cada que ando cabizbajo o tristeando, no dudo en abrir cualquier diario vespertino para que me cambie el humor a grado tal de estar al borde de tirar mis calzones a la basura por la vergüenza de que mi jefecita los vea cagados por tanto reírme. “Confunden a mujer ahorcada con adorno de Halloween”. Díganme si no es un encabezado pa´ darles un Pulitzer a estos cabrones que lo escribieron, juarjuar. “Hombre Flama: Albañil calentaba tacos y le explota tanque de gas”, “Cochinotes: Encuentran a travesti en situación comprometedora con maestro”, “Fiesta de quince años termina en batalla campal: acuchillan a dos chambelanes”, “El taxi volador: traía 4 kilos de marihuana”, “¡Qué bonita familia!: padre he hijo al bote por vender coca” y nunca terminaría de mencionar encabezados que me han doblado de la risa. La neta no sé si me ría del encabezado o las situaciones o cómo los periodistas manejan estas situaciones; la cosa es que la nota roja está con madre. Es como una comedia gore de la vida real.

lunes, diciembre 12, 2005

detrás de donde se refleja el cielo


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En la última estación del año mi boca se convierte en una fábrica de nubes sabor menta. Se transforma en eso cuando baja la temperatura a 7 grados centígrados. Cuando bostezo, mis labios se curvean de tal forma que pareciera la boca de una taza de café negro humeante (“café negro”… o es café, o es negro). Juego a hacer donitas en el aire: estiro el cuello, paro las trompas y muevo la quijada de abajo hacia arriba. Salen perfectas y no causan cáncer. Dejo de hacer donitas en el momento más entretenido: cuando la gente me voltean a ver con cara de “qué pedo con este güey loco”. Escupo el chicle mentolado y con mi pie izquierdo lo pateo peor que la selección mexicana tirando penaltis. Llega ese pensamiento especial del día y lo desperdicio en suspiros y besos tirados al aire que intentan decirte algo, por eso salen como señales de humo, con la consistencia de una cortinilla de alquitrán pero sin esa amargura pestilente. Y se van navegando como papalote azul con el cordel roto entre marejadas de viento, planean como un frágil avioncillo hecho con una hoja del cuaderno; tímidos como si el profe del salón fuera a regañar al culpable. Besos y suspiros que acompañan a las hojas anaranjadas en su caída. La gasolina para el largo trayecto hasta tu boca la bombea el lado oeste de mi pecho. De vez en cuando algún latido se convierte en ave (un periquito australiano si así lo quieres) y dobla mis costillas como los barrotes de la cárcel de alguna caricatura, escapando por el hueco hasta donde estás tú: tú que estás del otro lado de la frágil superficie del espejo del agua, como una Alicia atrapada en el país de las maravillas. Tan fácil como que yo meta la mano para sacarte o tu saques la tuya para jalarte, pero ni la fuerza de las patas del mosquito puede romper nuestros reflejos en el líquido. Esa es la ironía que me vuelve loco: tan fácil que es estar juntos y tan difícil que nos parece. Las ondas pausadas y largas que ves se expanden a lo lejos del manantial no son otra cosa más que los latidos de mi corazón que te lancé como piedra colorada y que llegó hasta el fondo, donde estás tú como una Alicia en su país de las maravillas. Los latidos tal vez ya no se conviertan en aves pero, cada que veas las crestas de las ondulaciones en el estanque, sabrás que soy yo. No conoces mi mundo porque nunca has roto ese frágil límite acuoso donde se refleja el cielo y nunca has sacado tu mano para tomar la mía; sin embargo, yo la he metido muchas veces tratando de alcanzarte, pero las mismas ondas que emite mi corazón rebotan en la orilla, vuelven y cierran impecablemente la superficie rota por mis dedos. Ahora ya tienes pretexto para quebrarla y emerger y devolverme mi corazón; y si tú lo quieres, no volver más a las profundidades para que no exista frontera de cristal que impida tomarnos de las manos. Eso sí: el agua del estanque dejará de bailar con cada uno de mis latidos, pero seguirán saliendo periquitos australianos de mi pecho.

sábado, diciembre 10, 2005

el filósofo regresa...

Las musas tuvieron un ataque inusitado de calentura y bajaron todas al mismo tiempo a morderme la parte suavecita de la oreja y a darme besitos en el cuello. "Jijiji... jojojo... estense quietas", les decía yo todo coloradito de los cachetes. Y no tuve de otra mas que despertarme temprano y darme cuenta que las patas me huelen más raro en invierno que en verano. Como que en invierno me sudan más los piecitos porque me pongo calcetines grises y de lana, cosa que en verano no sucede porque casi siempre ando en chanclas. O tal vez es el hecho de que en invierno no abro las ventanas y se concentran más los aromas corporales. Mi cuarto huele a cama sin tender por más de un mes, a cesto de ropa sucia de dos semanas y a cruda del domingo anterior; un olor un tanto acogedor y que invita a la hueva eterna. Lo único que quiero es vestirme con la misma ropa de ayer -sin bañarme- agarrar mi carro, poner el cidi ese de música mamona que quemé en el LimeWire en la madrugada y darle para el Zacatecas, guarida oficial del Filósofo de Cantina. Chingue su madre que sea sábado a medio día y que todos estén pensando en el partido ese de fútbol de los amarillos contra los azules con blanco. El Filósofo, como simpre, estaba ahí; y estas fueron las palabras del Gran Sabio:
"Hubo una vez en que las mujeres con las que entablé una relación seria me preguntaron que si las había amado realmente. A todas les dije que sí, y ninguna de ellas me lo creyó. Me sentí ofendido, pues yo, cuando le entro a una relación lo doy todo sin miramientos. Tal vez sus barreras emocionales no lo percibieron así, pero de que lo di todo con todas, lo di todo con todas. ¿De qué sirve entrarle a un amor si no se le entra con todo??? Uno cuando se enamora encuera el corazón, no se pone escudos ni barreras ni frenos; así es de la única manera en la que el amor puede germinar en un campo minado donde ya nadie cree que existe la pureza de ese sentimiento tan abstracto y devaluado como lo es el amor. Muchos ponen escudos para que no se burlen de su corazón encuerado, pero eso sólo sucede cuando el corazón lo dejas a mitad de una calle transitada. Es más: hasta con las mujeres que me han tomado en broma o he tenido por un rato, yo les he dado su lugar y les he dado mi honestidad y mi palabra; por el bien de ellas y por el mio. He tenido varias mujeres y a todas las he amado por distintas razones y de distintas manera; no me pregúnten que cómo. A todas las he amado mucho, y no se me ofendan y tampoco me ofendan, porque he amado a la que me dejó al mes de ser novios, a la que me dijo que me quería pero que no me amaba, a la que decía que yo era mucho para ella o ella era mucho para mí; amé a la que me engañó y a la que me dejó para casarse con otro, amé a la que me dijo que era lesbiana y me engañaba con su amiga con la que siempre se iba de parranda... a todas las he amado por la sencillísima razón de que son mujeres". Azotó el envase de la cerveza vacía el Filósofo de Cantina y pidió otra... la noche apenas comenzaba y el Maestro tenía muchísimas cosas que decirnos... llegó la otra cerveza y el Filósofo bebió...

martes, diciembre 06, 2005


Ah, por cierto: el 9 de diciembre hay evento comiquero en el Café Iguana. Por ahí andará su servidor poniendo orden a los borrachos y esquivando los pellizcos en las nalgas de sus fans. El pedo empieza desde las 3 de la tarde en el ComicCastle de la calle Treviño, donde estará la raza que creó El Arsenal (comic matón de manufactura regiomontana vendido a editorial canadiense) y la raza del magazine PONX (yo incluido) repartiendo autógrafos a las cucarachas y fantasmas que se aparezcan por ahí. Ya en la noche, a partir de las 9, nos vemos en el Café Iguana para una velada nada romántica con bandas de rock y moneros en abundancia. ¡Sobres!!!, culturoso el que no vaya. Posted by Picasa

vamos a tragar lo que nos den...

Dicen que el más apto es el que se adapta al ambiente que sea y es el que sobrevive, si lo vemos en términos animales. En las cosas más estúpidas yo veo que esta regla es cierta; pero, en las cosas más básicas, lo dudo. Tengo amigos que se han ido a Europa y Asia y dicen que a las dos semanas no aguantan la comida y extrañan la comida mexicana. ¡Extrañan una sopa de fideos con jamón!!!¡Cómo sobrevive este tipo de seres que no aguantan una semana sin comer salsita, pan bimbo o tortillinas tia rosa???. Imagínense a estos pobres tarados (aunque sean mis amigos), que le echan salsa Tabasco a la pasta frutti di mare, al conejo a la gorgonsola, al pato a la canela o al humilde kebab( y la salsa Tabasco ni siquiera es mexicana, déjenme les digo). Imaginen a estos pobres viajeros gastando como ricos en Europa y que terminen comiendo en un Mc Donalds porque la comida "no les gusta"... lo que no saben estos señores y señoritas es que los viajes son para aprender, para ilustrarse y que no importa que vyan a Louvre o a Del Prao o a la Rambla o a la ingada: la latita de chilitos La Costeña y el Machacado Tia Lencha se deja en casita, porque para comer esas mamadas mejor uno se queda en casita y se la preparan mejor y con el toque de la jefecita o de la agüelita... Estos viajeros quieren que la comida les sepa a orilla de sartén quemado, a manteca rancia de puerco y a frijol charro meneado con salchicha. Y no los culpo: La comida mexicana, a pesar de ser indigesta, es muy, pero muy sabrosa; pero ponerle salsa a todo, jalapeño a todo, chile a todo y sentirte muy chingón porque a cada restaurant que vas pides una salsa Tabasco porque -según tú- la comida es mal... por favooooor... Y bueno, tengo como ejemplos a los esposos de mis primas y a uno que otro amigo que se sienten muy chingones y que si no comen carne, no son hombres; porque en su comida diaria deben de comerse un pedazo de carnota "porque se lo merecen porque se la partieron todo el día para darles lo mejor", y sí, se lo merecen: ojalá les de ácido úrico a los mamilas o un infarto por mamones. Gracias a dios, yo tengo panza de limosnero, como diría mi jefecita, y en cualquier ambiente me adecúo: que venga el clima que venga, que me den la comida que sea: arroz, acelgas, coliflor, alubias, espinacas, betabel; yo como quiera decargo el escombro de mi pancita a todas horas, duermo en el piso o en catre, cargo mis maletas llenas de pendejadas, plancho mi ropa y también la lavo... en fin: todo es cuestión de adaptarse para sobrevivir... Pero como mis post ya están de hueva: eso de dibujar tres caricaturas diarias de lunes a domingo y escribir una columna cada tres veces a la semana me exprime el cerebro mucho, a parte de lo que me lo exprimen las cuestiones personales, existencales, laborales, amorosas y de más... les pido un descansito, amadísimos bloggeros... No me tardo, voy por unas cheves y ahí vengo... Volveré pronto... En una semana...

domingo, diciembre 04, 2005

vagones de memorias...

Le decíamos el Abuelo porque aparentaba más edad de la que tenía. El pinche Abuelo se creía bien galán. Llegó una vez a un despacho y le tiró calzón a la secretaria:
-Buenas tardes, señorita -dijo arqueando la ceja y engraveciendo la voz el Abuelo.
-Cómo está señor, buenas tardes
-No me digas señor, ¿pos si cuántos años crees que tengo???
-No sé... unos 35...
-Le fallaste por 10, preciosa.
-¿45?
-No, cómo crees; tengo 25
-Pero en años perro, ¿no??? -remató la secretaria.
El corazoncito del Abuelo se quebró, jiarjiar.
El Abuelo no podía pronunciar la erre y decía "egue" en vez de "erre", pero esa maña se le quitó con el tiempo. De morritos, siempre le decía que dijera el trabalenguas ese de "erre con erre cigarro, erre con erre barril..." y el pendejazo decía "egue con egue cigago..." juarjuar y luego ya no lo quería decir porque nos burlábamos de él. Erre con erre cigarro, erre con erre barril, rápido ruedan los carros cargados de azúcar del ferrocarril. Veinte minutos después del timbre de salida, el tren pasaba a escasas 3 cuadras de la escuela. El Abuelo y yo corríamos a las vías del ferrocarril para poner monedas y que las ruedas del tren las apachurraran. Traka traka traka traka, se acercaba la locomotora. Nos hacíamos a un lado y veíamos entusiasmados pasar el ruidoso convoy, siempre tentados a subirnos a uno de los vagones en marcha. Las monedas estaban calientes, incluso, una vez, una moneda se fundió y no la pudimos despegar. Decían que un tren una vez se había descarrilado por culpa de unos niños que pusieron unas monedas en las vías; pero eso era tan falso como las chichis de la mamá de Pollito. Tomábamos el camión con las pocas monedas que nos quedaban sin apachurrar. "Te veo mañana" -decía el Abuelo al bajarse del camión- "vamos a llevag al Gambo al veteguinagio", que quería decir que llevarían a su perro Rambo al veterinario. Yo me bajaba unas cuantas cuadras después y mataba el tiempo mirando las monedas aplastadas por el tren. "No andes haciendo eso, es muy peligroso" -me diría mi madre- "además el dinero no es para eso". Sería mejor que no le enseñara las monedas. Me las guardé antes de doblar la esquina. La mamá de Pollito se despedía de su novio y luego me saludó parando las chichis falsas. Le devolví el saludo. Llegué mi casa, comí, hice la tarea y me habló el Abuelo: "Se muguió el Gambo, güey". Pinche Abuelo, nunca aprendió a pronunciar la erre; aunque esa maña se le quitó con el tiempo.

jueves, diciembre 01, 2005

pastorela...

Por estas épocas en que los termómetros no llegan ni al número 15, mi madre siempre me decía: "no pises el piso", y yo pensaba: "ah chinga, entonces quieres que vuele ¿o qué?". Mi madre se refería a que no pisara el piso sin calcetones, porque estaba frío y no quería que me enfermara. Como quiera yo nunca me enfermaba: decían mis padres que tenía estómago de pordiosero y cuerpo de limosnero, que porque todo me comía y toda la ropa me quedaba. Ya con mis calcetones puestos, cargaba y arrimaba el banco de la cocina al closet, me subía, corría las puertas y le iba pasando las cajas con los adornos navideños a mi madre. Olían a humedad y conservaban un aroma a hoja de tamal quemado o a ensalada de manzana con piña. Ya quería que fuera la noche del 24. Pero faltaba unos cuantos días, porque todavía había clases en la primaria y mi abuela aun no seponía a preparar buñuelos. Eran días en que mi madre me bañaba en la noche o me mandaba sin bañar a la escuela "pa´que no se me enchuecara la boca con el frío". Días en que se suspendían las clases si amanecía a menos de 5 grados y me podía quedar todo el día en pijamas frente al calentador de gas, tirado como gato a lado del Micho, el gato. "No pises el piso", decía mi madre. "No te pongas tan cerca del calentador", decía mi madre. En la pastorela de la escuela no quise ser el San José, así como nunca quería ser el abanderado ni pasar al frente a dar la clase. Bety, la niña que me ganaba a las carreritas y me regalaba las orillas de su sandwich fue la virgen María. Ante mi negativa de ser San José, recibí un papel secundario: de pastorcillo, me acuerdo. Ahí íbamos todos los pastorcillos en manada por el patio de la escuela; con ovejitas y toda la cosa. Con bigotes pintados en la cara, sombreros de paja, paleacate al cuello y trajes que nos confeccionaron nuestras madres. Mi papel era el de un pastorcillo que se le arrodillaba a la virgen Bety y le ponía pan a sus pies. Era una ironía ponerle pan a sus pies cuando era ella la que siempre me regalaba las orillas de su lonche. APuse el pan a sus pies, aquellos pies que me ganaban a correr a pesar de tener tenis nuevos. Aquellos pies ante los que me arrodillé en mis sueños tantas veces y que por eso, no podía ser el San José de Bety... sino su pastorcillo.