viernes, diciembre 30, 2005

mañana por la noche...

Mañana a media noche -cuando todas las mujeres traigan puesto su calzón rojo a media nacha- vas a ser las doce uvas que me coma aunque me atragante, las doce campanadas que pasan en la tele y esos doce deseos que nunca pido. Entre el confeti, las serpentinas, mi familia, meseros y comensales desconocidos se me irá el dosmilcinco; y brindaré por ti donde quiera que vayas a estar. Abrazaré a todos, menos a ti, pero sabes que te mando mi abrazo hasta Irlanda, Júpiter o cualquier rumbo de la ciudad. Estate pendiente, porque mi abrazo te llegará aleteando como un gorrión y sabrás de su presencia cuando el viento despeine tu fleco. Andaré trajeado pa´darle gusto a mi mamá y a mi agüelita, que les gusta verme como empleado en pleno lunes de perdido una vez al año. No hablaré de política ni ni madres en lo que no estemos de acuerdo mi papá y yo. Bromearé con mis carnalas, tomaré vino, comeré como pelón de hospicio, soplaré espanta suegras y de más ridiculeces que se acostumbran la noche de mañana... y, de vez en cuando, te echaré un vistazo en mis pensamientos. Espero todo eso de las uvas, los buenos deseos y el dosmilcinco terminen a las 12:34; o a la 1:23, no hay problema: las dos horas esas me gustan. Y espero también que la pases tan bien como yo y que, aunque sea una vez, me eches un vistazo en tu mente.
Saludos a todos!!!

jueves, diciembre 29, 2005

coincidencias o sepa la bola

Ese mendigo afán que tengo de buscarle 5 patas al gato, o más bien, de encontrarle un sentido lógico a todo lo que me sucede o una razón mágica que haga de esta existencia algo especial y no un accidente universal, a veces me angustia. Esto de lo que hablo es a veces peligroso, porque uno llega a pensar que uno mismo es el centro del universo, por no decir que uno se siente la Gran Cagada; y llegamos a creer que todo lo que sucede en el mundo o a nuestro alrededor gira en torno a nuestra persona, porque somos el núcleo del planeta y la mamá de los pollitos. Algo así tipo la película Truman Show es como me siento a veces y es lo que trato de explicar: una vida donde todo está planeado, nada es una coincidencia y todo sucede por cuestiones ajenas al azar pero lo disfrazan (los dioses, el niño dios o los productores de mi programa de tv, no lo sé) como si fuera suerte.
Rodeaba el centro de la ciudad buscando un parquímetro pa´estacionar mi carro e irme a trabajar, mientras pensaba en que ya le tocaba su servicio de los 10 mil kilómetros y ya me había pasado por poquito. Di como 5 vueltas a varias manzanas del centro y no encontraba lugar. Hasta que vi a lo lejos que un carro se estaba yendo, dejando su lugar vacío y con el tiempo ya vencido; aceleré y me estacioné. Saqué unas monedas de mi bolsillo y ¡Oh Sorpresa!!!... ¿Será todo una coincidencia???


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martes, diciembre 27, 2005

me quedo helado...

Tanto que jodo y jodo con mis escritos de "mantenernos niños", de "no perder la inocencia", de "ay, sí, qué bonita es la infancia, cha la la la laaa" y de más cursilería barata y sensiblera, que ni yo mismo cumplo con lo que escribo. Prueba de ello es que tengo años -sí, años- de no comerme un helado. Ignoro las razones, ya sean económicas, climáticas o dietéticas, pero hace mucho que no pruebo un helado. El sabor pastel de queso con zarzamora es el que mi sofisticado paladar, refinado a base de frijoles bayos en lata, disfruta más. También me gusta el napolitano, pero sin el sabor fresa; así es que mejor pedía una bola de chocoloate y una de vainilla, pa´no traer en chinga a la señorita que hace las bolas quitandole el sabor fresa minuciosamente a mi barquillo. El de chicle también estaba chido, al igual que el de pistache, coco y mango. Siempre he preferido los de leche a los de agua; pero uno de uva a base de agua no tiene madre. Lloraba cuando me compraban un cono con nomás una bola de nieve y también lloraba cuando me compraban un cono doble y la bola de arriba se me caía por pendejo. También lloraba cuando mi mamá me regañaba por embarrar toda mi ropa por no chuparle bien al cono antes de que se derritiera y también cuando me daba un coscorrón por morder la puntita de abajo del barquillo pa´ succionar la nieve bien chiro, por más puñalón que me viera; aunque más bien era por una etapa mastofílica que a esa edad aún no superaba. La Danesa 33, con sus 17 sabores, era la reina de las neverías. No recuerdo haber visto alguna vez 33 sabores, pero era la fuckin queen de las nieves. Ya tengo propósito de año nuevo: comerme un helado.

sábado, diciembre 24, 2005

felicidades!!!

Viendo estas cosas me encabrono conmigo mismo cuando me quejo por las pendejadas que me quejo. Veo al señor este sentado en la jardinera del parque y le digo que si no se le ofrece nada o que si lo puedo ayudar en algo; pinche navidad pone pruebas cabronas que no se le presentan a uno en todo el año. Yo ya iba a comer a casa de mis jefes pa´convivir con mi carnala que llegó de Missouri después de 3 años y porque no había yo comido nada decente desde hacía como una semana. El señor me dice que no, que está descansando porque está muy cansado y va a casa de su hija. Le digo: "Oiga, si quiere yo le doy raid aquí cercas; lo he visto varias veces aquí sentado pero pienso que sólo salió a tomar el fresco de la tarde, no sabía que iba a casa de su hija... ¿Está muy lejos?" Y el ñor me dice que no me preocupe, "míjito", me dice, que eso es lo que hace tres veces al mes y lo toma como ejercicio. Se para y se va. "Ah, pos bueno", le digo yo y me hago pá un lado. "Muchas gracias como quiera, m´ijito... a ti Dios te bendice", me dice. Y yo: "Ah no, pos ta bueno, gracias señor", y el ruco me responde con un "gracias a tí". Abrí la reja y subí corriendo a mi depa y saqué la cámara de fotos. Esto no me lo podia perder ni podía dejar de compartirlo... Y uno quejándose y echandole madres a la navidad. No mamemos por favor!!!

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viernes, diciembre 23, 2005

qué posadita


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No señoras y señores, esto no es una fiesta rave; es la posada que organiza mi familia año con año. Ahí en la foto pueden ver a mi primo El Chipote (apodo casi tan genial como el nombre Júpiter Zeuz) haciendo malabares con el Dios Fuego y también se alcanzan a escuchar a mis tías angustiadas gritando "¡no se acerquen!!!", "¡se van a quemar!!!", "su primo ya está grande y por eso puede jugar con fuego, ustedes los chiquitos no". Termina la música locochona y ponen el cassette ese de los villancicos con Pandora, Oscar Atihé, Sergio Facheli y de más, que año con año ponen. Qué bonitas son las posadas familiares en la que le damos en su madre a una piñata con dulces gringos que trae la tía pudiente de los Iunited Estates y no a una piñata llena de caña de azúcar, caramelos Tomy, naranjas y cacahuates; snif. Qué bello es perder la tradición de las colaciones por unos Jolly Rancher sabor manzana o unos chiclosos Starbusts. También jugamos a las sillas locas y no falta la tía que se va de nalgas al suelo bien chido. O el tío pedo que dice unas emotivas palabras y llora del sentimiento y de la peda que se carga. Los primitos adolescentes fumando a escondidas y echandole pisto a la coca cola sin que nadie los vea, los primitos más chikios llorando porque quieren hacer los malabares con el fuego y el primo Chipote regañado por poner el mal ejemplo con su show de rave psicodélico. Qué bonito es lo bonito. Hay fogata, sesión de chistes, de fotos, comida mantecosa, regalos de broma, concursos y de más. Ahí, en familia, es en el único lugar en donde nadie me dice Guffo, si no por mi apodo original: Pilo juarjuar; quesque porque de morrito tenía cabeza de piloncillo, el dulce ese típico que tiene forma de cono, snif. Y pa´que me crean que sí es una posada y no un rave, aquí les dejo la razón del por qué tengo tan buen gusto pa´las viejas: las famosas carnalas del Guffo. Está por de más decir que qué buenas están, que qué chulas, que la chingada; lo sé, snif. Por algo soy el cuñao que todos quieren, qué se le va a hacer. Pero algún día tendrán hijas, cabrones. Además, está ya muy jodido el rating de este blog, ahí va la foto. Saludos a todos.

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miércoles, diciembre 21, 2005

la flauta dulce y las hormigas en mi cuerpo

Son días para reflexionar cómo es posible que las fábricas de cerillos, las empresas que hacen palillos para los dientes o las tiendas de pianos, no hayan desaparecido ya y sigan siendo negocio. En una tienda donde vendían pianos fue precisamente donde mi mamá me compró la flauta que me encargaron en la escuela. La maestra nos había encargado una flauta dulce para un concierto de villancicos que íbamos a dar en la primaria. Lo primero que hizo el pendejo de yo al tener la flauta en mis manos, fue morderla pa´ver a qué sabía… ¿pos no que era de dulce? Ensayamos mucho noche de paz, los peces en el río, el niño del tambor y una versión de Puff the magic dragon que la maestra compuso (descompuso) poniéndole letra en español y trama navideño. Durante el recreo contábamos historias mágicas sobre la navidad y el día de reyes; cosas que supuestamente le habían pasado al primo del primo de un amigo. Como aquel que dijo haber encontrado caca de caballo adentro de su casa el 6 de enero o el amigo del amigo que dijo haber visto por la ventana de su casa a un reno pastando en el monte baldío de enfrente y que cuando salió a checar, el animal ya no estaba; pero que cuando regresó a su casa, los regalos ya estaban bajo el pinito. Volvíamos del recreo y seguíamos practicando las canciones. Bety le soplaba bien bonito a la flauta: con mucha delicadeza, no le hacía como los otros que se metían media boquilla del instrumento en la boca. Cuando vi a Bety tocando noche de paz en la flauta fue la primera vez en mi vida que pensé en los besos y fue también que tuve la idea de intercambiar flautas con ella. El concierto fue un éxito pero lo mejor fueron los dos, res, fas y las que salían de la flauta de Bety y que yo imaginaba como besos. Te gusta esa niña, ¿verdad?, me preguntó mi madre. Nooo, lo negué sin mirarla a los ojos; la mirada siempre me delataba. Eeeeh, te la pasaste viéndola toda la noche, ni siquiera volteaste a ver al frente del escenario. Y yo fingí demencia. Bety pasó a mi lado. Adios Gustavo, me dijo. Eh, si, je, ad… ios, jeje, le dije todo apendejado. Por el bermellón de mis mejillas mi madre se dio cuenta de que, en efecto, su hijo estaba enamorado. Fue con esa ruborizada que decidí ser entomólogo, uno de esos geeks que estudian a los insectos, porque quería investigar a las hormigas que recorrían mi cuerpo y a las mariposas que aleteaban en mi corazón cada que veía a Bety.

martes, diciembre 20, 2005

la camaradería

La camaradería: esa bonita relación entre puros garrotes que nada tiene que ver con la homosexualidad; aunque, ya pedos, se digan que se quieren un chingo y se den tiernos besitos en las mejillas; ash!, raspa. Yo no creo que los amigos se cuenten con los dedos de una mano ni voy a discutir si existe o no la amistad entre hombres y mujeres; me vale madre. El pedo es que tener una "palomilla", banda, grupo o bola de buenos para nada como uno, es bien a todo dar. Si uno no trae lana, pos no hay pedo, como quiera entre todos se arma la cooperacha y sale pa´todo. Si otro cortó con la vieja, tampoco hay bronca, ahí estarán siempre. No se juntan con tal o cual individuo porque sea más rico que unos Triki Trakes o más pobre que Mayito Bezares. No se fijan en el carro ni en los trapos que uno traiga puestos. Los defectos físicos se convierten en apodos hilarantes y bromas geniales que levantan el autoestima hasta al más pinche feo y orejón del grupo. Se les puede echar bulla a los que no tienen la circuncisión o a los que la tienen chiquilla sin ningún problema; así como se le felicita con todo respeto al que la tiene como 7 pilas Duracell de las chonchas en hilera. Si no se entienden como pareja en el dominó, no acaba en un trágico divorcio; ver a otros amigos no es cuestión de celos. A un amigo siempre dan ganas de verlo porque se puede ser como se es, sin máscaras ni actitudes fíngidas; por eso dicen que cuando vayan a tener una vieja, agarren una con la que puedan ser como son y ella se sienta a gusto a su lado siendo como ella es. Honestidad ante todo, como en una relación entre puros tornillos. Si uno se harta de ver a los amigos quesque porque se fueron de vacaciones toda la raza y se olieron los pedos, dejaron pelos en el jabón, quemaron con un cigarro la camisa que se prestaron, agandallaron a una gringa que otro vió primero y como quiera removieron atole; tan fácil como dejarse de ver un día y al día siguiente verán que ya estarán armando plan para cualquier babosada. Gracias a la vida y a mi carismática personalidad de motivador de empleados, yo tengo muchos amigos muuuy buenos; con unas nalgototas y unas... a chinga, era "buenos" de "buenas gentes", no de lo otro, perdonen ustedes. Les decía que tengo muy buenos amigos y espero que así lo piensen ellos de mí, a pesar de mis fallas, regazones, defectos, gustos musicales, gustos cinematográficos, gustos literarios, cambios de humor, necedades de borrachera y demás cosas que las palomillas de garrotes solemos hacer. Aquí no salen todos porque mi escaner es muy pequeño y es inmensa la hueva para hacer un fotomontaje y la madre, así es que no vayan a estar jodiendo con que no los puse, mamones.

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sábado, diciembre 17, 2005

la púrpura noche de ayer


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Cuando te digo que me quitas el sueño es porque realmente me quitas el sueño; créelo. No me dejas dormir porque me la paso soñando despierto contigo. El primer indicio de que hoy haría frío fue la noche tan púrpura que tuvimos ayer, cuando te dije lo hermosa que me parecías. La noche fue tan morada que el dedo más pequeño de mi pie fue a chocar contra una de las patas de mi cama y se puso del mismo color. Tus mejillas no llegaron a un tono tan morado, pero sí noté cierto rubor colorado al escuchar mis palabras. El crepitar de la cortina de acero de la taquería de Don Rulo es mi nuevo despertador porque, de una semana a la fecha, abre una hora más temprano de lo acostumbrado. Odio esta ciudad y, mientras pienso en ti sin poder dormir, me tapo hasta arriba con el edredón, cierro los ojos y me transporto a un pueblito con mar que no conozco. La cortina de acero que resguarda el negocio de Don Raúl sigue estando plateada y reluciente a pesar de los años; como las manchas que dejó anoche la luna sobre el himen del mar que veo en mis pensamientos. Supe que iba a ser un día muy frío hoy desde ayer que contemplaba la negrura casi morada del cielo. El aire se escuchaba como la turbina de un avión estando sentado en el aquel malecón de mi mente, mientras contemplaba la fluorescencia de la luna sobre el fondo casi negro. Del púrpura pasó a un morado más claro y después al lila y, por último, se convirtió en un tono rosa pastel que se esfumó rápidamente con el intenso azul del amanecer. Y ahí estaba yo: despierto y pensando en ti; sentado en esa banca imaginaria en un malecón idílico, viendo cómo flotaba el sol sobre el horizonte. Y no me equivoqué. Hacía frío tal y como lo predije al ver el color púrpura de la noche de ayer. Seguía tapado y noté que el dedito chiquito del pie derecho me seguía doliendo. Se escuchó el rugir y crujir de la cortina de acero del negocio de Don Rulo. Antes de abrir lo ojos hice un sencillo avión de papel que encontré tirado en el muelle y le puse como piloto a mi corazón; que al cabo que en las caricaturas y en los sueños se puede hacer de todo. Y lo aventé con todas mis fuerzas para que fuera rompiendo todas las olas y llegara hasta donde quiera que estuvieras tú. Ahora sí abrí los ojos y me destapé el rostro. Mi cama era aquella banca, mi cuarto el malecón, el espejo de la cómoda era la luna de plata y el techo el mar inmenso. Ya nada estaba ni ahí ni en mi mente… sólo tú.

viernes, diciembre 16, 2005

religion


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Hermanos y hermanas bloggeros: El fanatismo religioso ha tocado mis fibras más sensibles y no son precisamente las del ano. Esta cruz milagrosa es la cruz de San Benito. Mucho gusto para los que no la conocen. Mi jefecita me la ha regalado dos veces: la primera vez fue cuando tuve mi Caribe amarilla pedorra y me obligó a colgarla en el retrovisor. Así son las mamis; pero por asares del destino y una borrachera, la perdí o la vendí, sinceramente no recuerdo. La segunda vez que mi amá me dio esta cruz de San Beno fue cuando destrocé un carro contra un muro de contención en un paso a desnivel por andar de borrachote y me salvé milagrosamente. Realmente empiezo a creer que la cruz esa es muuuy milagrosa… y lo he comprobado. De hecho, lo comprobé hace poco: no había ni un destapador ni un encendedor para destapar las cervezas; entonces, que saco mi cruz de San Benito y con los bordecitos esos mamones y plateados que tiene, pues que empiezo a destapar las cervezas para la raza.La verdad, si que es milagrosa esta chingadera.

miércoles, diciembre 14, 2005

bendita nota roja


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Imaginen a mi compadre haciendo pasitos de baile, acá bien prendido bailando a ritmo de “Qué Lindo es tu Cúcu” con sus zapatos de charol bien boleaditos, con su bigotillo engominado, su camisa de seda azul turquesa, con su pantalón vaquero verde todo desnalgado, un seis de tecate rojo en las venas y la musica por dentro. “…aaandale no seas maliiita, yo quiero una tocadita ita ita ita ita” y que de repente: ¡madres!!!, de nalgas al suelo y a seguir bailando pero en el salón que puso Rigo Tovar allá en el cielo. Pinche vida tiene un humor bien ácido, pero esos que escriben los encabezados de la nota roja si que no tienen madre juarjuar, son más cómicos que Ozzy Osbourne tratando de hilar palabras o Adal Ramones llorando en un Teletón. Esos periodistas de elegancia amarillistas tienen el mismo humor macabro y la misma sangre fría que tiene Diosito para aventar albañiles pedos desde azoteas y clavarlos en varillas o para quemar casas de familias pobres en plena navidad. Cada que ando cabizbajo o tristeando, no dudo en abrir cualquier diario vespertino para que me cambie el humor a grado tal de estar al borde de tirar mis calzones a la basura por la vergüenza de que mi jefecita los vea cagados por tanto reírme. “Confunden a mujer ahorcada con adorno de Halloween”. Díganme si no es un encabezado pa´ darles un Pulitzer a estos cabrones que lo escribieron, juarjuar. “Hombre Flama: Albañil calentaba tacos y le explota tanque de gas”, “Cochinotes: Encuentran a travesti en situación comprometedora con maestro”, “Fiesta de quince años termina en batalla campal: acuchillan a dos chambelanes”, “El taxi volador: traía 4 kilos de marihuana”, “¡Qué bonita familia!: padre he hijo al bote por vender coca” y nunca terminaría de mencionar encabezados que me han doblado de la risa. La neta no sé si me ría del encabezado o las situaciones o cómo los periodistas manejan estas situaciones; la cosa es que la nota roja está con madre. Es como una comedia gore de la vida real.

lunes, diciembre 12, 2005

detrás de donde se refleja el cielo


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En la última estación del año mi boca se convierte en una fábrica de nubes sabor menta. Se transforma en eso cuando baja la temperatura a 7 grados centígrados. Cuando bostezo, mis labios se curvean de tal forma que pareciera la boca de una taza de café negro humeante (“café negro”… o es café, o es negro). Juego a hacer donitas en el aire: estiro el cuello, paro las trompas y muevo la quijada de abajo hacia arriba. Salen perfectas y no causan cáncer. Dejo de hacer donitas en el momento más entretenido: cuando la gente me voltean a ver con cara de “qué pedo con este güey loco”. Escupo el chicle mentolado y con mi pie izquierdo lo pateo peor que la selección mexicana tirando penaltis. Llega ese pensamiento especial del día y lo desperdicio en suspiros y besos tirados al aire que intentan decirte algo, por eso salen como señales de humo, con la consistencia de una cortinilla de alquitrán pero sin esa amargura pestilente. Y se van navegando como papalote azul con el cordel roto entre marejadas de viento, planean como un frágil avioncillo hecho con una hoja del cuaderno; tímidos como si el profe del salón fuera a regañar al culpable. Besos y suspiros que acompañan a las hojas anaranjadas en su caída. La gasolina para el largo trayecto hasta tu boca la bombea el lado oeste de mi pecho. De vez en cuando algún latido se convierte en ave (un periquito australiano si así lo quieres) y dobla mis costillas como los barrotes de la cárcel de alguna caricatura, escapando por el hueco hasta donde estás tú: tú que estás del otro lado de la frágil superficie del espejo del agua, como una Alicia atrapada en el país de las maravillas. Tan fácil como que yo meta la mano para sacarte o tu saques la tuya para jalarte, pero ni la fuerza de las patas del mosquito puede romper nuestros reflejos en el líquido. Esa es la ironía que me vuelve loco: tan fácil que es estar juntos y tan difícil que nos parece. Las ondas pausadas y largas que ves se expanden a lo lejos del manantial no son otra cosa más que los latidos de mi corazón que te lancé como piedra colorada y que llegó hasta el fondo, donde estás tú como una Alicia en su país de las maravillas. Los latidos tal vez ya no se conviertan en aves pero, cada que veas las crestas de las ondulaciones en el estanque, sabrás que soy yo. No conoces mi mundo porque nunca has roto ese frágil límite acuoso donde se refleja el cielo y nunca has sacado tu mano para tomar la mía; sin embargo, yo la he metido muchas veces tratando de alcanzarte, pero las mismas ondas que emite mi corazón rebotan en la orilla, vuelven y cierran impecablemente la superficie rota por mis dedos. Ahora ya tienes pretexto para quebrarla y emerger y devolverme mi corazón; y si tú lo quieres, no volver más a las profundidades para que no exista frontera de cristal que impida tomarnos de las manos. Eso sí: el agua del estanque dejará de bailar con cada uno de mis latidos, pero seguirán saliendo periquitos australianos de mi pecho.

sábado, diciembre 10, 2005

el filósofo regresa...

Las musas tuvieron un ataque inusitado de calentura y bajaron todas al mismo tiempo a morderme la parte suavecita de la oreja y a darme besitos en el cuello. "Jijiji... jojojo... estense quietas", les decía yo todo coloradito de los cachetes. Y no tuve de otra mas que despertarme temprano y darme cuenta que las patas me huelen más raro en invierno que en verano. Como que en invierno me sudan más los piecitos porque me pongo calcetines grises y de lana, cosa que en verano no sucede porque casi siempre ando en chanclas. O tal vez es el hecho de que en invierno no abro las ventanas y se concentran más los aromas corporales. Mi cuarto huele a cama sin tender por más de un mes, a cesto de ropa sucia de dos semanas y a cruda del domingo anterior; un olor un tanto acogedor y que invita a la hueva eterna. Lo único que quiero es vestirme con la misma ropa de ayer -sin bañarme- agarrar mi carro, poner el cidi ese de música mamona que quemé en el LimeWire en la madrugada y darle para el Zacatecas, guarida oficial del Filósofo de Cantina. Chingue su madre que sea sábado a medio día y que todos estén pensando en el partido ese de fútbol de los amarillos contra los azules con blanco. El Filósofo, como simpre, estaba ahí; y estas fueron las palabras del Gran Sabio:
"Hubo una vez en que las mujeres con las que entablé una relación seria me preguntaron que si las había amado realmente. A todas les dije que sí, y ninguna de ellas me lo creyó. Me sentí ofendido, pues yo, cuando le entro a una relación lo doy todo sin miramientos. Tal vez sus barreras emocionales no lo percibieron así, pero de que lo di todo con todas, lo di todo con todas. ¿De qué sirve entrarle a un amor si no se le entra con todo??? Uno cuando se enamora encuera el corazón, no se pone escudos ni barreras ni frenos; así es de la única manera en la que el amor puede germinar en un campo minado donde ya nadie cree que existe la pureza de ese sentimiento tan abstracto y devaluado como lo es el amor. Muchos ponen escudos para que no se burlen de su corazón encuerado, pero eso sólo sucede cuando el corazón lo dejas a mitad de una calle transitada. Es más: hasta con las mujeres que me han tomado en broma o he tenido por un rato, yo les he dado su lugar y les he dado mi honestidad y mi palabra; por el bien de ellas y por el mio. He tenido varias mujeres y a todas las he amado por distintas razones y de distintas manera; no me pregúnten que cómo. A todas las he amado mucho, y no se me ofendan y tampoco me ofendan, porque he amado a la que me dejó al mes de ser novios, a la que me dijo que me quería pero que no me amaba, a la que decía que yo era mucho para ella o ella era mucho para mí; amé a la que me engañó y a la que me dejó para casarse con otro, amé a la que me dijo que era lesbiana y me engañaba con su amiga con la que siempre se iba de parranda... a todas las he amado por la sencillísima razón de que son mujeres". Azotó el envase de la cerveza vacía el Filósofo de Cantina y pidió otra... la noche apenas comenzaba y el Maestro tenía muchísimas cosas que decirnos... llegó la otra cerveza y el Filósofo bebió...

martes, diciembre 06, 2005


Ah, por cierto: el 9 de diciembre hay evento comiquero en el Café Iguana. Por ahí andará su servidor poniendo orden a los borrachos y esquivando los pellizcos en las nalgas de sus fans. El pedo empieza desde las 3 de la tarde en el ComicCastle de la calle Treviño, donde estará la raza que creó El Arsenal (comic matón de manufactura regiomontana vendido a editorial canadiense) y la raza del magazine PONX (yo incluido) repartiendo autógrafos a las cucarachas y fantasmas que se aparezcan por ahí. Ya en la noche, a partir de las 9, nos vemos en el Café Iguana para una velada nada romántica con bandas de rock y moneros en abundancia. ¡Sobres!!!, culturoso el que no vaya. Posted by Picasa

vamos a tragar lo que nos den...

Dicen que el más apto es el que se adapta al ambiente que sea y es el que sobrevive, si lo vemos en términos animales. En las cosas más estúpidas yo veo que esta regla es cierta; pero, en las cosas más básicas, lo dudo. Tengo amigos que se han ido a Europa y Asia y dicen que a las dos semanas no aguantan la comida y extrañan la comida mexicana. ¡Extrañan una sopa de fideos con jamón!!!¡Cómo sobrevive este tipo de seres que no aguantan una semana sin comer salsita, pan bimbo o tortillinas tia rosa???. Imagínense a estos pobres tarados (aunque sean mis amigos), que le echan salsa Tabasco a la pasta frutti di mare, al conejo a la gorgonsola, al pato a la canela o al humilde kebab( y la salsa Tabasco ni siquiera es mexicana, déjenme les digo). Imaginen a estos pobres viajeros gastando como ricos en Europa y que terminen comiendo en un Mc Donalds porque la comida "no les gusta"... lo que no saben estos señores y señoritas es que los viajes son para aprender, para ilustrarse y que no importa que vyan a Louvre o a Del Prao o a la Rambla o a la ingada: la latita de chilitos La Costeña y el Machacado Tia Lencha se deja en casita, porque para comer esas mamadas mejor uno se queda en casita y se la preparan mejor y con el toque de la jefecita o de la agüelita... Estos viajeros quieren que la comida les sepa a orilla de sartén quemado, a manteca rancia de puerco y a frijol charro meneado con salchicha. Y no los culpo: La comida mexicana, a pesar de ser indigesta, es muy, pero muy sabrosa; pero ponerle salsa a todo, jalapeño a todo, chile a todo y sentirte muy chingón porque a cada restaurant que vas pides una salsa Tabasco porque -según tú- la comida es mal... por favooooor... Y bueno, tengo como ejemplos a los esposos de mis primas y a uno que otro amigo que se sienten muy chingones y que si no comen carne, no son hombres; porque en su comida diaria deben de comerse un pedazo de carnota "porque se lo merecen porque se la partieron todo el día para darles lo mejor", y sí, se lo merecen: ojalá les de ácido úrico a los mamilas o un infarto por mamones. Gracias a dios, yo tengo panza de limosnero, como diría mi jefecita, y en cualquier ambiente me adecúo: que venga el clima que venga, que me den la comida que sea: arroz, acelgas, coliflor, alubias, espinacas, betabel; yo como quiera decargo el escombro de mi pancita a todas horas, duermo en el piso o en catre, cargo mis maletas llenas de pendejadas, plancho mi ropa y también la lavo... en fin: todo es cuestión de adaptarse para sobrevivir... Pero como mis post ya están de hueva: eso de dibujar tres caricaturas diarias de lunes a domingo y escribir una columna cada tres veces a la semana me exprime el cerebro mucho, a parte de lo que me lo exprimen las cuestiones personales, existencales, laborales, amorosas y de más... les pido un descansito, amadísimos bloggeros... No me tardo, voy por unas cheves y ahí vengo... Volveré pronto... En una semana...

domingo, diciembre 04, 2005

vagones de memorias...

Le decíamos el Abuelo porque aparentaba más edad de la que tenía. El pinche Abuelo se creía bien galán. Llegó una vez a un despacho y le tiró calzón a la secretaria:
-Buenas tardes, señorita -dijo arqueando la ceja y engraveciendo la voz el Abuelo.
-Cómo está señor, buenas tardes
-No me digas señor, ¿pos si cuántos años crees que tengo???
-No sé... unos 35...
-Le fallaste por 10, preciosa.
-¿45?
-No, cómo crees; tengo 25
-Pero en años perro, ¿no??? -remató la secretaria.
El corazoncito del Abuelo se quebró, jiarjiar.
El Abuelo no podía pronunciar la erre y decía "egue" en vez de "erre", pero esa maña se le quitó con el tiempo. De morritos, siempre le decía que dijera el trabalenguas ese de "erre con erre cigarro, erre con erre barril..." y el pendejazo decía "egue con egue cigago..." juarjuar y luego ya no lo quería decir porque nos burlábamos de él. Erre con erre cigarro, erre con erre barril, rápido ruedan los carros cargados de azúcar del ferrocarril. Veinte minutos después del timbre de salida, el tren pasaba a escasas 3 cuadras de la escuela. El Abuelo y yo corríamos a las vías del ferrocarril para poner monedas y que las ruedas del tren las apachurraran. Traka traka traka traka, se acercaba la locomotora. Nos hacíamos a un lado y veíamos entusiasmados pasar el ruidoso convoy, siempre tentados a subirnos a uno de los vagones en marcha. Las monedas estaban calientes, incluso, una vez, una moneda se fundió y no la pudimos despegar. Decían que un tren una vez se había descarrilado por culpa de unos niños que pusieron unas monedas en las vías; pero eso era tan falso como las chichis de la mamá de Pollito. Tomábamos el camión con las pocas monedas que nos quedaban sin apachurrar. "Te veo mañana" -decía el Abuelo al bajarse del camión- "vamos a llevag al Gambo al veteguinagio", que quería decir que llevarían a su perro Rambo al veterinario. Yo me bajaba unas cuantas cuadras después y mataba el tiempo mirando las monedas aplastadas por el tren. "No andes haciendo eso, es muy peligroso" -me diría mi madre- "además el dinero no es para eso". Sería mejor que no le enseñara las monedas. Me las guardé antes de doblar la esquina. La mamá de Pollito se despedía de su novio y luego me saludó parando las chichis falsas. Le devolví el saludo. Llegué mi casa, comí, hice la tarea y me habló el Abuelo: "Se muguió el Gambo, güey". Pinche Abuelo, nunca aprendió a pronunciar la erre; aunque esa maña se le quitó con el tiempo.

jueves, diciembre 01, 2005

pastorela...

Por estas épocas en que los termómetros no llegan ni al número 15, mi madre siempre me decía: "no pises el piso", y yo pensaba: "ah chinga, entonces quieres que vuele ¿o qué?". Mi madre se refería a que no pisara el piso sin calcetones, porque estaba frío y no quería que me enfermara. Como quiera yo nunca me enfermaba: decían mis padres que tenía estómago de pordiosero y cuerpo de limosnero, que porque todo me comía y toda la ropa me quedaba. Ya con mis calcetones puestos, cargaba y arrimaba el banco de la cocina al closet, me subía, corría las puertas y le iba pasando las cajas con los adornos navideños a mi madre. Olían a humedad y conservaban un aroma a hoja de tamal quemado o a ensalada de manzana con piña. Ya quería que fuera la noche del 24. Pero faltaba unos cuantos días, porque todavía había clases en la primaria y mi abuela aun no seponía a preparar buñuelos. Eran días en que mi madre me bañaba en la noche o me mandaba sin bañar a la escuela "pa´que no se me enchuecara la boca con el frío". Días en que se suspendían las clases si amanecía a menos de 5 grados y me podía quedar todo el día en pijamas frente al calentador de gas, tirado como gato a lado del Micho, el gato. "No pises el piso", decía mi madre. "No te pongas tan cerca del calentador", decía mi madre. En la pastorela de la escuela no quise ser el San José, así como nunca quería ser el abanderado ni pasar al frente a dar la clase. Bety, la niña que me ganaba a las carreritas y me regalaba las orillas de su sandwich fue la virgen María. Ante mi negativa de ser San José, recibí un papel secundario: de pastorcillo, me acuerdo. Ahí íbamos todos los pastorcillos en manada por el patio de la escuela; con ovejitas y toda la cosa. Con bigotes pintados en la cara, sombreros de paja, paleacate al cuello y trajes que nos confeccionaron nuestras madres. Mi papel era el de un pastorcillo que se le arrodillaba a la virgen Bety y le ponía pan a sus pies. Era una ironía ponerle pan a sus pies cuando era ella la que siempre me regalaba las orillas de su lonche. APuse el pan a sus pies, aquellos pies que me ganaban a correr a pesar de tener tenis nuevos. Aquellos pies ante los que me arrodillé en mis sueños tantas veces y que por eso, no podía ser el San José de Bety... sino su pastorcillo.

miércoles, noviembre 30, 2005

good brother...

Yo, la verdad, soy muy bruto pa´decir las cosas cuando alguien necesita palabras de aliento. Si alguien necesita consuelo, le digo: "Ay, ya no mames: no eres ni el primero ni el único que corta con su vieja" o: "Ay, no mames: ¿tienes cáncer?... pos como quiera te ibas a morir de algo ¿no?". Soy muy pendejo pa´ser el hombro de los llorones; es más: no me gusta ser el pinche hombro de los llorones ni de las pinches viejas plañideras (y si no saben qué es plañideras, pos búsquenlo en el diccionario, huevones). Hace poco hablé con mi hermana La Xim (la cual es tan guapa como yo... igual y poco menos) y me platicó su situación en el extranjero: con su trabajo, su situación siendo recién egresada de la maestría, su situación de soledad, aduanal, su situación familiar, su situación con su novio hindú (le gustó la salchicha kilométrica... yo respeto..)y con la religión de éste y; la verdad, me dió una hueva tremenda que tan siquiera terminara de platicarme su vida. Lo único que le dije fue "callate y dejate de jaladas", y en resúmen esto fue lo que el hermano mayor (osea yo) le dijo: "Ximena, mira y escucha bien lo que te voy a decir: yo soy tu hermano y respeto tu vida así como tú respetas la mia y nunca te voy a juzgar como tal vez lo van a hacer mis padres o mis tios o mis primos o la chingada. Soy tu hermano porque voy a estar contigo decidas lo que decidas o hagas las pendejadas que hagas (porque de las pendejadas se aprende mucho). Cuando decidas quedarte en el extranjero a trabajar o cuando decidas regresarte a trabajar, aquí voy a estar. Voy a estar ahí cuando te embaraces sin decidirlo o te embaraces por amor, o por accidente o por cachonda o porque te decidas embarazar; estaré contigo cuando te estés cagando de miedo porque quieras abortar un bebé (y yo sería el primero en llevarte a una clínica clandestina de abortos) y también estaré presente cuando quieras que te haga una pedota y una fiestota por ese bebé. Te apoyaré cuando me digas que eres bisexual, lesbiana, golpeadora, swinger, zoofílica o mujer sumisa golpeada e iría a madrear al guey que te golpea (con tu permiso, claro está); o si me dices que te vas a casar con un Hipopótamo Pigmeo, con el Chango 100 o con El Huevo, también lo aceptaría". A lo que voy es: El amor se manifiesta y se justifica de mil maneras, así lo dijo el Filósofo de Cantina. Tal vez yo no soy un hermano que manda tarjetas, que escribe mails, que se mete al msn dos horas; pero soy el único cabrón que va a estar ahí por tí, hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, la cagues cuanto la cagues, triunfes cuanto triunfes, etc, etc. Este es un post homenaje al amor a la familia que irán presentándose poco a poco; ya ven que es pinche época navideña y la familia pesa más que nunca.

martes, noviembre 29, 2005

vuelve mi camarada jupiter...

Jupiter Zeuz, Caballero Jedi retirado y compañero de borrachera, socio de imprenta y futuro marido mandilón, hizo su primera comunión y se bautizó el domingo. Obviamente, queridos lectores, habrán deducido lo anterior con sólo leer tan paganos nombres que le puso su padre en un arranque de mitología griega durante una peda con Bacardi blanco. Lógicamente Zeuz, como lo llamo de cariño, nunca cumplió con los cánones religiosos hasta que se lo agarraron de los huevos... digo, hasta que se enamoró y decidió casarse. Se veía tan divino el Jupi a sus 33 añotes, listo para entrar a la iglesia a que le cortaran los cuernitos y la cola; me recordó a la película aquella de Juliancito: cargando su velita, vestidito de blanco; nomás le faltó la capita de principito y derramar lágrimas frete al altar. Pero este güey más bien parecía Chabelo. Lo chido fue que mi camarada el Ñoño, futuro político gandalla del estado, probó su nueva camarita digital y un aparato muy "motherno" que quema dvds directamente de la memory stick. "Jupiter Zeuz Bautista", es el nombre del nuevo documental religioso que pueden conseguir en cualquier VIPS en la compra de unos Halls sabor Mentol Liptus. No se pierda las escenas donde el camarógrafo trata de hacer reir al recién bautizado, donde el camarógrafo le chifla y le grita "Heyt, el niño ese grandulón, voltée a la cámara por favor", no se pierda las caras de pendejo que ponía el Jupiter mientras hacía como que escuchaba misa y leía la biblia y no deje de ver el behind the scenes donde confiesa que la neta si estaba poniendo atención a lo que decía el padre. Los críticos del mundo la recomiendan y la clasifican como "¡una deliciosa comedia para toda la familia!!!", "two thumbs up", "no había habido un documental tan acertao desde Farenheit 9/11", "¡un clásico!!!".

lunes, noviembre 28, 2005

pre navideño clasemediero...

Estábamos estacionados en una farmacia Benavides, arriba de la caribe roja en la que una vez nos fuimos hasta Houston. Hacía frío y creo que yo tenía unos 8 o 9 años. Mi papá tuvo que decirme que Santa Clos no existía para que yo pudiera comprender la situación económica por la que pasaba mi familia y para que no me fuera a poner triste si no recibía los regalos que había pedido en aquella carta con destino al Polo Norte. Nomás no le vayas a decir nada a tu hermana, me dijo mi padre con cierto dolor en el corazón que percibí en el tono quebrado de su voz. Lloré; lloré mucho. Llegué a la cena en casa de mi abuelita y mis ojos estaban hinchados y rojos aún. Mis primos estaban contentísimos porque ya querían que fuera el día siguiente para encontrar el pinito lleno de regalos. Me sentía muy mal de ser yo el único que sabía la cruda verdad. Esa noche, después de la cena en casa de la abuela, ayudé a mi padre a poner los regalos de mi hermana bajo el pinito iluminado, a un lado del nacimiento y uno que otro monito de he-man que yo había puesto porque no tenía pastores ni un rey mago; ahí sobre el paistle que había orinado la Pinina, nuestra chihuahueña, ahí pusimos los juguetes. Me temblaban las manos, se me sacudían las piernas; me sentía cómplice de una horrible mentira que tenía que callar para no desgraciar inocentes infancias. Sentí que no tenía nada que estar haciendo ahí. Me sentía como el niño ese de 13 años que lo lleva su padre a que pierda la virginidad con una prostituta gorda y apestosa para que se haga hombre; así me sentí, con ese miedo a perder la pureza de la vida y mancharla. Me pregunté qué más era una farsa en la vida, qué otras mentiras me habían echado para no estropear mi mundo color blanco, mi vida color rosa, para no ponchar las nubes donde dormía y soñaba. ¿Qué tanto habían maquillado mi mundo para no hacerlo horrible, como en realidad era?. ¿Existía la paz mundial?, ¿la gente buena?, ¿los matrimonios felices? ¿Cuántas mentiras más me habían echado y me tendrían que decir la verdad después de un tiempo?, ¿cuándo pensaban decírmelas? Entre más pronto, mejor para mi; pero tenían qué dejarme algo en qué creer. Quieres poner tus regalos en el pino, me dijo mi padre, ¿o ya los quieres abrir? Desde esa noche, las navidades no volvieron a ser las mismas: el asombro, la sorpresa y la espontaneidad se marchitaron como pino abandonado en banqueta la segunda semana de enero. Dejé mis regalos ahí –no recuerdo qué juguetes eran- para levantarme junto con mi hermana, bajar corriendo al pinito y fingir asombro para seguir con la farsa que mantendría feliz a mi hermana un par de años más. Mis padres tuvieron que decirme que Santa Clos no existía y lloré y lloré mucho; no sé si por los problemas de dinero de mi familia o por el derrumbe de una fantasía en la que creía; o porque tal ves nunca imaginé que las personas que me amaban me iban a echar una mentira tan grande, la iban a sostener por tanto tiempo y, por último, me tumbarían de esa nube para caer de cara en el pavimento de la vida real

viernes, noviembre 25, 2005

telenovela clasemediera...

Sólo una vez he visto llorar a mi madre: la vez que la cajuela del Maverik 73 color pistache se le cerró en la nariz, dejándosela morada e inflamada como berenjena por unos cuantos meses. Bueno, también la vi llorando otra vez, pero esa no me gusta contarla. La oí sollozando en su cuarto; estaba encerrada con llave. Toqué en la puerta y nomás escuchaba cómo se sonaba los mocos y disimulaba la voz. Seguí tocando angustiado la puerta hasta que la abrió. "Es que me duele mucho la cabeza, mi amor", me dijo. Pero yo sabía que lloraba de frustración porque no podríamos salir de vacaciones a la playa, como algunos años lo habíamos hecho con mucho esfuerzo, con todos mis tíos y mis primos. Tal vez era una pendejada llorar por eso pues había miles de personas que nunca habían salido de vacaciones; pero la frustración del clasemediero dicen que a veces es aún peor que la del pobre. Era un llanto lleno de coraje, un berrido lleno de impotencia ante una situación que tal vez ella consideraba una injusticia de la vida y a la que se tendría que resignar para siempre. Era injusto que mi padre trabajara 365 días al año en un negocio propio que -desgraciadamente- sólo producía lo necesario para seguirlo trabajando y manteniendo y darle de comer a tres hijos a cambio de esclavizarse a él de por vida. Trescientos sesenta y un días de partirse el lomo más de 10 horas diarias en su negocio para no poder irnos a la playa por tan sólo cuatro días. Me puse triste porque yo no quería ser pobre porque los niños pobres me dan lástima cuando los veo en la calle. Me encerré con llave en mi cuarto -donde también dormían mis hermanas- a llorar. De grande yo no quería un trabajo así.

jueves, noviembre 24, 2005

de graduación...

No eran las notas del pandero que meneaba la chichona del micrófono, ni las de la guitarra eléctrica barata que tocaba el músico de coleta las que inundaban de alegría el salón de eventos; era esa algarabía y ese orgullo que sentían nuestros familiares de que ya nos podían llamar "Licenciados" lo que se respiraba en el lugar. Era mi graduación. Recibí de regalo: plumas, maletines, agendas, corbatas y de más parafernalia de Gutierritoz de Oficina. "Ya se graduo, pues hay que darle todo el kit de burócrata", creo que pensaban. Me sentía miserable, pero la familia se sentía a toda madre; eso era lo que importaba.
Era casi medio día y aún traía puesto el smokin, pero había perdido la faja, las mancuernillas y manchado la camisa de jugo de uva. Los zapatos ya no brillaban tanto por las gotas de vómito y el lodo seco en los bordes de la suela. El sabor de mi boca era desagradable y el olor más insoportable que una caca de albañil en lote baldío. Caminaba por la calle lateral a la avenida principal y me sentía ridículo. Domingo, 12:46 pm y yo en smokin con una resaca horrible dirigiéndome por el coche de mi mamá al salón de eventos en el que lo había dejado estacionado. Me preocupaba que estuviera cerrado por ser domingo y tuviera que regresar en taxi a casa y tener que ir por el carro –otra vez en taxi- hasta el día siguiente. De buenas, el estacionamiento estaba abierto. La mano me temblaba al momento de sacar la llave y tratar de abrir la puerta del auto. Me quité el saco y me arremangué la camisa. Por fin logré abrir la puerta del coche. Subí. Me quemé el antebrazo con el volante y grité un chingatumadre que nadie oyó. Lo único que quería era dormir y quitarme ese malestar físico que, ignoraba si era por la cantidad de alcohol ingerida o por ver la cruda realidad de haber dejado ya de ser un estudiante. Fui directo a mi casa. Todo el camino fui pensando en el regaño que recibiría por la hora de llegada y mi estado de gato revolcado que, obviamente, detectarían por el fétido olor de mi boca, mis axilas, mi cabello y mis ojos rojos. Le resté importancia al ver que en casa no había nadie.
Desperté a las 8 de la noche, todavía con un sabor horrible en la boca pero ya sin el dolor de cabeza. Mezclé whisky con cerveza y luego vodka con jugo de uva y piña. Cuando no traes carro te vale madre y, a veces, trayendo carro también. En la graduación no había más que whisky para tomar, y pues me lo tomé. En la torna graduación llevaron cartones de cerveza y me las tomé. Después unas amigas sacaron unos jugos y 2 botellas de vodka que habían escondido en la cajuela de un carro y también tomé. El efecto fue devastador. Había terminado la carrera profesional, tenía 22 años y la vida empezaba a joderse. De sentirme único, había entrado automáticamente al club de los del montón. Era otro licenciado, uno más de los tantos que hay. Como si el mundo necesitara más licenciados, ingenieros o abogados. Mis padres presumían orgullosos que su hijo "ya era un licenciado" y yo me sentía patético cada que lo mencionaban. Otros compañeros sí se pavoneaban y miraban por encima del hombro, con esos ojos perdonavidas, porque ya "eran alguien"; pos sí, como nunca fueron nada ahora se sentían alguien. Yo pensaba que era ahora cuando pasábamos a ser unos don nadies y a jodernos. Continuará...

lunes, noviembre 21, 2005

mi lucha contra las luchitas...

Antes de empezar, déjenme empiezo a tirar tantita cuacha (nomás tantita): El Vaticano critica la eutanasia en México que porque dicen que con ese acto se desecha a quienes no sirven. ¡Vaya, hasta que lo aceptaron!!! Han desechado a los indios, a los ciegos, a los paralíticos que no ganan medallas de oro, a los retrasaditos mentales que no son políticos, a los ancianos, etc, etc; y ahora es que se preocupan y vienen con esa mamada de no matar a los mensitos.
Carta de recomendación para los de Playboy México: Saquen en pelotas a Laura Zapata, hermana cincuentona de la Thalia, no sean cu&os y lléguenle al precio; esa ñora está bien buenota, archirebuena y aparte estudió Leyes y le pueden hacer una entrevista inteligente y excelente, no como las otras asquerosas que sacan como la Lilian de la Chocha y la Sabrina chichis cancerosas... buakatelas!!! Puro mugrero.
Empieza el post: La lucha libre me caga tanto como el mariachi, el tequila y Chente Fernandez. Siento repulsión por los güeyes que les brota lo macho cuando pagan un mariachi (esos que cantan con huevos y se golpean el pecho a la primer rola) o les sale lo maricón con "tres regalos" o "página blanca" (esos que lloran por la vieja que los dejó... pos no que muy machos, putitos). El tequila no lo he vuelto a tomar desde hace como 10 años, después de una borrachera espantosa que me puse con ese liquidito que sabe a orina de manatí. Y Chente Fernandez: Dios mío; es lo mismo que el mariachi, nomas que es famoso, se presenta en palenques, se injerta pelo, se lo pinta y lo van a ver viejas dolidas y narcos. La lucha libre es lo mimo, pero pior. Ahora resulta que lo que antes era naco y arrabalero y underground, los fresitas lo han puesto en una posición de ser algo cool; porque la coliseo se llena de fresitas y culturosos los martes de lucha libre. Ya no van los compitas borrachos con el pantalón a media nalga, la viejita que vende semilliats y le mienta la madre a los rudos; es más, ya hasta aumentaron los precios y echan Maestro Limpio en los pasillos. Recuerdo que mi papá me llevaba a ver pelear a Super Muñeco y a Super Ratón y me compraba mis rings de madera y mis luchadores de plástico. Pero ahora, dios mío: las máscaras, los cuadrilateros de madera y los luchadores de plástico que mi padre me compraba de niño, ahora los culturosos los compran para hacer sus fotos raras y sus "performances" y sus exposiciones de fotografía y sus diseños vanguardistas mexicanos y kitsch... puuuuaaaajjjj!!!! Para ellos la cultura mexicana es una máscara de Pierrot u organizar un cineclub donde pasen las películas del Santo. Asco total. Una máscara de luchador se me hace lo mismo que un condón de esos que no son sensitive. El pedo es que los fresitas piensan que se dan baños de pueblo por hacer de lo naco algo cool o, de lo que ellos consideran mexicano, algo underground y artístico. A lo que voy es: ¿Qué de impresionante o llamativo puede tener ponerse una máscara en la cara???.....la mayoría de la gente las usa a cada rato; no sé que le ven de artístico.

domingo, noviembre 20, 2005

más cosas de morritos...

Me gustaba ir en sentido contrario de las escaleras eléctricas: subir las que iban para abajo y bajar las que iban para arriba, lo que no me gustaba era que el maricotas del guardia de seguridad del centro comercial me acusara con mis padres. Me gustaba subir los escalones de mi casa de dos en dos, pero dejó de gustarme cuando resbalé y caí con la barbilla justo en el filo del noveno escalón, uno antes de llegar al segundo piso. Me daba risa cuando Kiko decía "¡chusma, chusma, prrrt!", pero se me engarruñaba el corazón cuando al Chavo del 8 le quitaban su torta de jamón. Disfrutaba ver a través de la tela negra que cubría la bocina del tocadiscos, imaginando que había alguien cantando dentro de ella, pero no me gustaba cuando me daban la explicación técnica de cómo funcionaba realmente el tocadiscos. Me gustaba que mi abuelita me regalara ollas de lentejas en mi cumpleaños o me llevara pays de piña Marinela los fines de semanas; también me gustaba quedarme a dormir en su casa porque me dejaba dormir en la parte de arriba de la litera, pero no me gustaba que mi mamá se enterara porque nos regañaba a mí y a mi abuelita. Me gustaba que mi mamá me cortara la carne en pedacitos, pero no me gustaba que mi papá me regañara por no hacerlo yo mismo. Me gustaba dormir en el cuarto de mis padres, pero no me gustaba que la razón fuera que había tenido pesadillas. Me gustaba la nieve, pero en esta ciudad nunca nevaba, sólo caía hielo. Me gustaba la playa, pero sólo podíamos ir una vez al año. Me gustaban el helado de guanábana, pero no me gustaba la punzada traicionera en la sien cuando lo comía muy rápido. Me gustaba esconderme de mis hermanas y luego salir y asustarlas, me gustaban las albercas, pero no me gustaba tocar el fondo con la mano porque me tronaba el oído. Me gustaba tener mascotas, lo que no me gustaba era cuando se morían porque lloraba mucho. Me gusta mi vida, me gusta el mundo; pero podría ser mejor. Algunas veces no me gusta el mundo y lo odio y no me gustaría vivir en él; pero no me quiero morir.
Saludos y buen inicio de semana pa´tochos morochos.

jueves, noviembre 17, 2005

el antifilósofo de cantina...

Nos cruzamos a la cantina de enfrente porque la cantina que acostumbramos -esa donde merodea el Filósofo de Cantina- estaba cerrada sin razón aparente... o por aparente hueva de los dueños. Entramos y no se veía mal el lugar; hasta pipirisnais se sentía el ambiente con sus sillas forradas de tela, sin ratones, con madera en las paredes y uno que otro teporocho con pinta de político, empresario o empleado bien pagado, de esos que se aflojan la corbata, se deja el gafete de la empresa y se arremangan la camisa y ya no se devuelven al jale. Todo estaba bien hasta que nos enteramos que ahí no regalaban la botana sino que uno tenía qué pagarla, snif. Ni unos mendigos cacahuatitos nos ofrecieron los hijos de su tacaña madre. Eso sí, la cerveza estaba al mismo precio pero menos fría... eso si es pa´meterles corcholata tras corcholata por el cuchufleto. Los meseros eran más mamones, lo que justificó sin remordimientos el hecho de no dejar ni siquiera una estampita de los Huevocartoons como propina. Y, en efecto, estaba la antítesis del Filósofo de Cantina: el gemelo malvado, el hermano perdido, el supermán bizarro de tan femenino y perfecto personaje que alaba a la mujer y a la vida y al amor. Era obvio imaginarnos esto, pues el diámetro en en que se encuentran ambas cantinas forma un yin yang perfecto y salimos del color blanco pa´irnos a meter al color negro. Escuchábamos su plática: "Yo cuando cumpla 30 años de casado con mi veja, me la voy a llevar a Japón", decía con cara de presumido. "No mames", le dice un catarrín trajeado de corbata floja, "imagínate lo que le vas a tener qué regalar cuando cumplan 35 años de casados". A lo que el Antifilósofo de Cantina contestó: "Ah no, a los 35 años de casados me devuelvo por ella a Japón". Pa´mamadas y chistes malos mejor veo Otro Rollo. Está por de más decirles que nos terminamos la cerveza caliente y nos fuimos de ahí; sin dejar propina y deseando que su madre -la del Antifilósofo- se subiera en una bicicleta sin asieto y se lanzara por alguna vereda de los Alpes.

miércoles, noviembre 16, 2005

la típica doña pelos...

Le decíamos Doña Pelos pero no recuerdo su nombre real. Doña Pelos era una señora del barrio que se la pasaba regañándonos por cualquier cosa. Le pusimos ese apodo en honor a la verdadera Doña Pelos: una prieta gordota y fea que vendía hamburguesas en un puesto de madera al que nuestros padres no nos dejaban ir, pero comoquiera íbamos sin que se dieran cuenta. Doña Mary, la dueña del puesto, si era bien buena gente; pero la otra Doña Pelos no. Balón que se iba a su patio, balón que dábamos por perdido, porque no teníamos el valor de tocar en su puerta o de brincarnos a escondidas en su patio a recuperarlo. Nos corría de la calle cuando jugábamos fútbol y echaba agua a manguerazos sobre la banqueta para que no fuéramos a sentarnos a la sombra del roble que crecía a un lado de su casa; es más: Doña Pelos mandó tumbar el árbol con tal de que ya no descansáramos bajo el follaje después de 4 horas de andar en bicicleta. Me acuerdo que una de las bardas de su casa la usábamos como portería para tirar penaltis, hasta que un día llenó todo el jardín y la banqueta de troncos con espinas para que ya no estuviéramos ahí jugando ni estacionando las bicis. Se quejó varias veces con nuestros padres, quienes le daban la razón y nos subían de las orejas o a cintarazos al cuarto, donde permanecíamos castigados. En Halloween, estrellábamos huevos en su casa -sin importarnos que hubiera niños que no tuvieran para comer- o le bajábamos el switch de la luz a su casa. Desgraciadamente, Doña Pelos sabía que habíamos sido nosotros los culpables, nos acusaba con nuestros padres y terminábamos otra vez con las nalgas coloradas y castigados sin poder salir. Es fecha que Doña Pelos no me saluda cuando me la topo, y eso que ya han pasado casi 20 años. Creo que se llama Doña Claudia, pero para mí sigue siendo Doña Pelos, la que nos tronaba los dedos y decía “rúmbenle a la chingada de aquí, cabrones!!!” A la verdadera Doña Pelos, la del puesto de hamburguesas, le dejamos de decir así y la empezamos a llamar por su nombre: Doña Mary; porque a ella sí la apreciábamos mucho, a pesar de las cucarachas que se paseaban por las ollas y los platos donde preparaba la comida. Yo tampoco he tenido el valor de irle a pedir una disculpa a Doña Pelos, o irle a decir que simplemente éramos unos niños. Espero no me guarde rencor, porque yo le agradezco tan bonitas vivencias y tan buen material para escribir un post.

martes, noviembre 15, 2005

enseñanza del filósofo de cantina...

Cuando andas con una menor de edad te dicen que por qué no puedes conseguir a una de tu edad, que porque te van a meter al bote. Cuando andas con una mayor que tú te dicen que por qué no puedes conseguir a una de tu edad; que si eso se te dificulta o que si tienes problemas de autoestima. Te van a criticar cuando salgas con una que consideren fea, y también te criticarán cuando salgas con una que consideren que es más guapa que tu; te criticarán cuando andes con una pobre, porque pensarán que anda contigo sólo porque tienes más sopas maruchan y palomitas para microondas que ella. También te criticarán cuando andes con una rica (de lana y de cuerpo), porque dirán que eres braguetero, que eres su títere y que con dinero te compra; y los padres de ella dirán que tú eres Pancho el mecánico de la novela Quinceañera, que te estas aprovechando de ella y su situación. No les gustará cuando andes con una divorciada, o con una madre soltera, o con una chavita que quiere andar cada fin de semana en la discoteca y te deja plantado por irse con sus amigas. Lo único que yo les respondería a todos esos que los critican, sería: “No es que no me pueda agarrar a una vieja de mi edad, o a una que quiera ser la madre perfecta, ni tampoco que no pueda agarrarme a una que sea soltera o millonaria; o una que tenga el autoestima más baja que yo o a otra que me levante el mio. Simplemente soy tan hombre que me puedo agarrar a la vieja que yo quiera: sea menor, mayor, casada, soltera, viuda, divorciada, loca, cuerda, estudiante, mocha o hasta católica. Porque yo no las juzgo: simplemente les doy eso que siento que vibra como celular en el pecho que dicen que se llama corazón. A lo que voy es: ¿Por qué John Lennon se quedó con la vieja más pinche fea que encontró siendo que se podía conseguir a la más buena???” El amor va muy pero muy allá de lo que creen.

viernes, noviembre 11, 2005

7 palms street


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Desde el patio de la oficina se alcanzan a ver unas palmeras, o mejor dicho, la parte de arriba de unas palmeras, pues las bardas, techos y tinacos de las casas las tapan casi en su totalidad. Son siete palmas que están plantadas en la banqueta de la escuela que está en la calle de atrás. Esas palmeras son la única razón por la que salgo al patio; bueno, también salgo cuando necesitamos alguna tina para trapear o el tambo de la basura. Dentro de tres días van a venir unos trabajadores a techar el patio para hacer una bodega, lo que me impedirá volver a ver las palmeras. No tendré otra razón –aparte de la tina y el bote de basura- para ir a la parte trasera de la oficina, donde estaba el patio y ahora estará la bodega. Ya no correrá el aire, ya no habrá techo de algodones ni palmeras al fondo. Tendré que irme a sentar a la banqueta de enfrente de la escuela primaria Benemérito de las Américas para contemplarlas sin razón aparente, mas que una sensación de libertad que sólo yo conozco.

jueves, noviembre 10, 2005

fotogénico


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Este morrito enchilado soy yo. No, no estoy diciedo "papáaa, ya me volví a zurrar en los calzones". Estaba zurrado, pero de encabronamiento. Como podrán darse cuenta, me encantaba que me tomaran fotos en pelotas, como a Putis Hilton. Chequen nomás la primera imagen: No, no estaba jugando a que era un feroz león grrrr, groarrrr; me estaban tronando las tripas del coraje porque robaron mi alma a flashazos. Fue entonces que mi estricta filosofía zen budista infantil me obligó a lanzarme (ora sí como león) a arrancarle a mordidas los dedos de las patas al fotógrafo. Pero fallé, aterrizando sobre un caca de gaviota de esas que nomás comen cheetos que los turistas les avientan, provocando que a los dioses, que me miraban desde un bar en las nubes, se les saliera por las narices -de tanta pinche risa- la cerveza que se bebían. El fotógrafo huyó -también cagado de la risa- y, ya fuera de mi alcance, me volvió a fotografiar. ¡¡¡Buuuaaa!!! ¡¡¡ya no me tomes fotos, bujuuu, bujuuu YAAAA, le voy a decir a mi mamá!!! "Ah, chinga, pos si tu mamá es mi esposa, güey", me respondió el fotógrafo. Mis brazos se convirtieron en lanzagranadas de bolas de arena, pero mi puntería de niña zurda sólo ocasionó que los dioses se revolcaran a carcajadas a grado tal de orinar y provocar lluvia. Al día sigueinte, ya listo con mi tinita y mi palita para hacer viejas encueradas en la arena, ¡que me toman otra foto! (tercera imagen). Podrán ver mi carita ladeada, implorando compasión al cielo, diciendo "yaaaa, yaaaa no mameeeen, déjenme en paz". Pinche güerco chillón. ¿Pero qué tal ahora? el Guffo se la pasa tomándole fotos a viejitos desvalidos, niños chilapastrosos, mexican curios, tomándome fotos solo, poniendo cara de galán de TV Apezta y de más situaciones dignas de un panfleto para el Teletón. Es mi venganza por todas esas fotos que me tomaron de morro, snif.

miércoles, noviembre 09, 2005

¿dónde chin$%#& está ciudad valles? 2

No dormí profundamente; es imposible hacerlo en los camiones. La película finalizó sin darme cuenta. Mi frente resbaló por el cristal, dejando una mancha opaca; fue entonces que desperté completamente. La niña miraba la madrugada a través del vidrio empañado. Me recargué en el asiento de terciopelo color vino para no interferir con su contemplación. La vi tan absorta que yo también me puse a ver cómo se disolvía la negrura del paisaje con los primeros destellos del aún escondido sol. El camión no estaba tan mal para ser de segunda clase: tenía aire acondicionado y televisores. Pasaron la película de Día de la Independencia, pero ya la había visto. Muy mala, por cierto: las mismas jaladas gringas de siempre. “¿A qué van a Valles?, ¿dónde queda eso?, ¿hay cosas qué hacer en Valles?” Estas eran sólo algunas de las preguntas que nos hacían cuando platicábamos nuestros planes para las vacaciones. “Está en San Luis Potosí, hay una feria, ríos, cascadas y selvas muy cerca”. Omitíamos decir que el padre de Samuel era el dueño de la agencia Carta Blanca y que era el presidente municipal. Esas eran nuestras respuestas para evitar decir “si no saben dónde está Valles, pos búsquelo en un libro, no sean güeyes”. La niña se desprendió del trance que la tenía concentrada en el horizonte. De repente, mis pensamientos se disolvieron, mi vista dejo de estar nublada y volvió a enfocarse en la orilla de la carretera. Después, miré el filo de la tierra, allá donde miraba la niña; en el horizonte, que ya salpicaba centellas matinales. La niña se paró en el asiento y volteó para atrás buscando a su madre. Instintivamente, yo también volteé por la ranura que queda entre asiento y asiento. Su madre estaba dormida y su hermanito sentado en sus piernas –despierto- mirando los audífonos que arrullaban a Erik. Volví mi vista a la carretera y, en un instante, mis pensamientos la nublaron otra vez. Me compadecí de la señora, la niña y el niño. Era obvio que no habían podido comprar tres pasajes y la señora se había tenido que llevar todo el recorrido al niño en sus piernas; o tal vez ya no había lugar cuando compraron los boletos. Decidí mejor pensar lo segundo, era menos angustiante. En un bostezo entramos al boulevard, con sus palos de rosa frondosos, las gorditas a un lado de la gasolinera, el Multiplex Video –el único lugar en donde rentaban películas-, el bar Flamingos, la agencia Chevrolet, el club campestre. Erik y Chuy despertaron y devoraban sándwiches de atún con las caras hinchadas; el niño no les despegaba la vista. Mi maleta de mano sudaba frío y goteaba. Pensé en desayunarme una cerveza. La niña abandonó su asiento. La mayoría de los pasajeros se ponía de pie y sacaba sus pertenencias de los compartimentos de arriba. En otro bostezo, ya estábamos en la central de autobuses. Nos esperaban las mejores vacaciones de nuestras vidas como amigos...

martes, noviembre 08, 2005

¿dónde chingados está ciudad valles?

Fue un jueves después de las 5 de la tarde, después del examen final de Semiótica; ese día fui a comprar los boletos de autobús a la central de autobuses (pos si no a dónde) con destino a Ciudad Valles (¿dónde chingaos está eso?). Doscientos cuarenta pesos. Quinientos diez y nueve kilómetros de distancia. El autobús salía a las 12 de la noche: la hora de los espantos y los borrachos y los putos que se visten de putas. Chuy y Erik se habían desvelado una noche antes en La Zota -un teibol dance de mala muerte donde las putas parecen putos- y llegaron tarde al examen; pero al parecer lo presentaron con buenos resultados. Pasé por ellos en taxi a casa de Erik a las 10 de la noche y todavía estaban crudos y dormidos los muy cabrones. Compramos cervezas para el camino – el taxista nos hizo el favor de pararse en un OXXO- y las escondimos en mi maleta de mano. Bajándonos del taxi y subiéndonos al autobús, estos dos güeyes se quedaron bien dormidos; entonces pensé que las cervezas eran todas para mí. Ni modo. El autobús olía a humedad: a esos aires acondicionados viejos y a tapicería semi fina y desgastada. Íbamos a llegar a las 7 de la mañana a Ciudad Valles (¿dónde chingaos está eso?), Lacho nos estaría esperando y nos llevaría a desayunar zacahuil (¿qué chingaos es eso?... pos lee enseguida): un tamal gigante envuelto en hoja de plátano, con carne de puerco y chile típico de allá de la Huasteca; para después llevarnos a su casa y hospedarnos. Chuy y Erik tocaron juntos en los asientos aterciopelados del autobús “Futura”, a mí me tocó con una niña que dudó al principio en sentarse conmigo cuando vio a su madre y su hermanito recorrer el pasillo y sentarse hasta atrás, a un lado del apestoso baño. Puse la maleta de mano con las cervezas frías bajo el asiento y mejor me dormí, recargando mi frente sobre el frío vidrio por el que desfilaba la noche. Ciudad Valles nos esperaba, y una maleta de mano llena de cervezas frías también…

sábado, noviembre 05, 2005

Los tacos de Chano

Los tacos de Chano están chingones. Chano trabajó hace como veintitantos años en la clínica veterinaria de mi padre: bañaba perros, trapeaba pisos, limpiaba vidrios, orines y cacas. No sé si después de tanto tratar con canes le vino la idea del puesto de tacos, e ignoro la historia de cómo se hizo de su carrito con 15 guisos, salsa verde, chiles toreados y zanahorias en escabeche. Sólo recuerdo que ahí fue donde comí por primera vez tacos de calabaza con elote y de hígado con chile morrón: mis favoritos. "Dame uno de papadillo", lo madreaban los clientes porque Chano le echaba más papa que carne molida al guisado. Ése era el único chiste que yo entendía de los adultos, y nomás me reía, sentado en una jardinera del parque, agarrando con mis dos manos un Barrilito de uva. "Échale carne al picadillo, pinche Chano". "Te hace daño, cabrón", contestaba Chano, y yo nomás sentía que se me salía el refresco de uva por las narices. Chano nunca nos quería cobrar los tacos que nos desayunábamos en aquellas mañanas de inicios de invierno, pero mi padre insistía y le extendía la mano con las monedas; Chano tomaba el dinero apenado, su chaqueta Members Only dejaba ver casi todo su antebrazo, pues le quedaba chica. Chano siempre ponía fotos de Pedro Infante a un lado de la pizarra del menú; una distinta cada día. Decía que quería escribir un libro sobre su ídolo y que estaba aprendiendo a tocar la guitarra para cantar todas sus canciones. Ayer en la mañana fui con Chano, como lo hacía en aquellas mañanas de inicios de invierno de hace veintitantos años. Su carrito sigue estando en donde mismo: bajo las sombras de unos robles, en la esquina de un parque, frente a una iglesia metodista. Sigue teniendo tacos de calabaza con elote, de hígado con rajas y sigue sin echarle carne al picadillo; de hecho, la pizarra del menú que anuncia los guisados dice "Papadillo". Sigue teniendo Barrilitos de uva y sigue estando la jardinera donde me sentaba a comerme mis taquitos de morrito. A un lado de la pizarra del menú está pegada la foto de un Pedro Infante muy joven y otra montando a caballo. En una repisa de aluminio reposan unos humildes cancioneros, eso sí, con bastantes páginas; con la cara de Pedro Infante en la portada y un diseño muy sencillo. Su precio es de 120 pesos y trae todas las rolas del ídolo mexicano. El autor del libro es un tal Graciano no sé qué. Ahora que recuerdo: a los Gracianos les dicen "Chanos".

jueves, noviembre 03, 2005

más cosas de niños...

Recuerdo que quería dedicar toda mi vida a buscar al Monstruo del Lago Ness; pero la ciencia, la razón y mi inevitable transformación en adulto borraron ese sueño. En aquel tiempo de prehistoria mental e infantil no me mortificaba el hecho de “tener que vivir de algo”. Simplemente pensaba irme a vivir a un castillo allá en Escocia (no sé con qué dinero), poner cámaras de video en los alrededores del lago (sigo sin saber con qué dinero), esperar a que el monstruo apareciera y hacer un libro o un documental con las pruebas (obviamente, esto si me hubiera dejado mucho dinero, jejeje). Nessi -como llaman al supuesto dinosaurio que habita en el lago- fue la última creencia en la que dejé de creer, después de santa clos y los tres reyes magos. En serio que quisiera con toda mi alma seguir creyendo en el panzón ese de rojo que regala juguetes a los niños y se roba comida del refrigerador en las noches de navidad, o creer en esos magos millonarios y tacaños que montan elefantes y camellos y que ahora deben de ser metrosexuales y manejar BMWs. Quisiera creer en todos esos personajes que traen dinero a cambio de dientes, en marcianitos que bajan de sus naves y se ponen borracheras con sangre de cabras, o en changos gigantes, peludos y patones que habitan el Himalaya; pero ya no puedo. Quisiera volver a creer en todos esos seres fantásticos e inverosímiles nada más para pasar mejores momentos; para dejar de pensar en esas cosas horribles y atroces -que parecen inverosímiles- pero que son más reales que cualquier monstruo y son el pan con que se alimenta a diario este mundo.

miércoles, noviembre 02, 2005

¿lloran los quelonios???


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Son dos tortugas las que viven en el acuario. Es un acuario bastante grande, en el que solía tener peces, pero uno de los vidrios se astilló y tuve que sacar a los pescados y ponerlos en otro lado. Ahora el acuario sólo se puede llenar de agua hasta la mitad. Lo llené de agua hasta la mitad, puse algunas piedras y metí tres tortugas; pero una se murió. Amaneció afuera del agua, recostada en una piedra, con la piel casi blanca. Las otras dos crecieron, una más que la otra; imagino que esa es el macho. Cada que abro la puerta del cuarto veo cómo saltan asustadas de las piedras donde toman el sol y nadan hasta topar con el vidrio. Nadan y nadan engañadas por la transparencia camuflada del cristal con el agua, pero no llegan más lejos de ahí. He querido soltarlas, pero no sé si les vaya a ir tan bien como les va dentro de sus cuatro paredes cristalinas y frías. Las compré desde muy pequeñas, cuando tenían el tamaño de una moneda de 10 pesos y el acuario les quedaba inmenso. Las quiero llevar al río Ramos, al paraje ese que vamos a nadar y descansar de vez en cuando. Pero no sé: el agua no es del todo limpia y la corriente es fuerte; no sé si pudieran sobrevivir ahí. No sé si podrán comer todos los días, no sé si seguirán juntas, no sé hasta dónde las arrastrará la corriente; no sé si dejarlas en libertad y dejar sus vidas a la suerte de la naturaleza. Las miro desde arriba y las piedras del fondo de la pecera se aprecian perfectamente. La superficie del agua abraza con pequeñas ondulaciones sus cuellos. Me miran, como si quisieran decirme algo. Tengo 29 años y mis dilemas son los de un niño de siete.

martes, noviembre 01, 2005

cuentito de día de muertos

- Ring... ring
- Diga... -contesta una mujer.
- Ehhh -se saca de onda Chuy- buenas tardes, ¿está Beto?
- No, no está...
- Bueno, gracias...

Chuy cuelga en teléfono, aún sacado de onda. Lacho estaba con él porque estaban terminando un trabajo de alguna de sus clases de ingeniería mecánica.

- A chinga -dice Chuy- me contestó una vieja en casa del Beto.
- Te madrearon, pendejo. Hablaste a un número equivocado y te siguieron la corriente.
- A ver...
- O igual y estaba con una vieja, el cabrón

Chuy vuelve a marcar el teléfono, suena varias veces y le contesta un güey:

- Bueno
- ¿Qué pedo Beto?
- ¿Qué rollo mi Chuy? ya conseguí los cds pa´l trabajo, ahorita les caigo.
- ¿Estás con una vieja, verdad, cabrón?
- No, güey, voy llegando. De hecho, escuché el teléfono sonar y corrí hecho madre para alcanzar a contestarlo. ¿Por?
- No, es que orita marque y me equivoqué de número. ´Ta bueno, orita te vemos aquí.
- Órale, no me tardo.

Beto toma los cds que había dejado en el mueble del teléfono, quita las llaves que había dejado pegadas en la puerta por las prisas, agarra su cuaderno del sillón y, antes de salir, checa el identificador de llamadas. En efecto: Chuy habló dos veces a su casa y no una. Alguien contestó la primera llamada. Se escucha un portazo en la cocina.

sábado, octubre 29, 2005

hoy tengo ganas de tirar cuacha...

Nuestros cínicos favoritos, Robertito Palazuelos y Ernestito Zedillo jr., no han salido en ningún medio masivo declarando sobre Cancún, y eso me preocupa. Digo esto porque los nenes consentidos estos se han jactado publicamente -en entrevistas a revistas y programas televisivos- de la manera más mamona y déspota que "ellos no son de Cancún", sino que "Cancún es de ellos". Si es de ellos, pues dónde andan que no los vemos que se pongan a jalar en las labores de reconstrucción de "su casa". Bueno, creo que han de estar reconstruyendo pero sus bissness, no dudo que hayan sido ellos los que dieron órdenes exclusivas a los policías de la región de no descuidar ciertos negocios importantes, mientras a los otros pobres se los cargaba el espíritu de Rigo Tovar, porque había puro sirenito, nade y nade pa´salvar sus vidas y puro naco robe y robe tiendas. Pero bueno, qué se puede esperar de dos güeyes que no niegan que en una discoteca mataron a un güey que se les puso al brinco y lo mataron por "defensa propia", de un güey que golpeó con el estado mayor presidencial a un guardia de seguridad de U2, de otro güey que dice que armaban carreras de motos en la entrada de los pinos con sus amigos drogos y de dos güeyes que son amigos de Jorge Kawaghi. Buakatelas de cochino!!!
Pasando a otra cosa y hablando de Bono de U2, que su música me gusta mucho, pero él me cae más mal que unos tacos de cochinita pibil a las 4 de la madrugada. Quiere salvar el mundo y acabar con la pobreza el señor este, pero es amiguisimo de Bush; desde ahí ya andamos mal, señor. Dijo que no volvería nunca más a México después del incidente con su guardia de seguridad y Zedillito Jr, pero se fue a echar una paella valenciana a casa de Los Camil en Acapulco para negociar unas madres para una película de producción regia, siendo los Camil íntimos amiguis de Zedillito Jr, quien le armó el desmadre en el concierto aquel. Señor Bono: lo que piensa no concuerda con lo que hace, aguas con eso. Su música es chingona, pero usted no vale lo que valen sus millones de dólares ni su palabra ni sus ideales. Lástima.

jueves, octubre 27, 2005

las 12:34...

Cuando era niño, las 12:34 del medio día; o de la media noche, era mi hora favorita. Me gustaba mucho esa hora en especial, no porque empezara algún programa o alguna caricatura en la televisión; era simplemente el hecho de voltear a ver un reloj y tener la suerte de observar al 1, al 2, al 3 y al 4 seguiditos, como iban en orden en la vida real. Las 12:34 me parecía algo extraordinario. Me sentía elegido por el tiempo, como si éste me diera la oportunidad de ver a los números en filita, como nos los enseñaban en la escuela. Era -según yo- una coincidencia grandiosa cuando mi vista se topaba con esa cifra en el reloj digital de pulsera, lo que convertía a esa hora en algo especial. Era como si el universo estuviera en perfecto orden frente a mis ojos por tan sólo 60 segundos. En fin: cosas de niños. Una vez miré muy temprano mi reloj y descubrí la aún más perfecta perfección de las 11:11. Obviamente, las 11:11 a m era la hora que más veces tenía suerte de ver, porque para las 9 de la noche, después de Topo Gigio, ya estaba bien dormido por órdenes paternas. Que mi vista y el tiempo coincidieran para ver esos cuatro unos en hilera, era aún más significativo que las doce treinta y cuatro. No he vuelto a usar reloj desde aquel con calculadora y cancioncitas que me quitaron en la escuela por andar jugando en clases con él. Dejé de usar reloj cuando dejaron de serme divertidos. Recuerdo que cada botón de mi reloj calculadora tenía una función distinta según mi imaginación. Con un botón me hacía invisible, con otro me convertía en tigre dientes de sable, con otro aparecía dulces y con otro pasaba un helicóptero por mí al patio de la escuela. Los relojes de ahora no hacen eso, por eso ya no los uso. Aparte, ahora casi todos relojes son de manecillas y sin números, lo que me dificulta ver la hora exacta. Voltear a ver un reloj en el momento justo de las 12:34 o las 11:11 no es lo mismo si el reloj es de manecillas. Pero repito: esas son cosas de niños. Algunas veces, cuando mi día es insoportable y no hay nada que lo mejore -una palma, una nube en forma de ballena, un claro en el cielo, una buena noticia en el radio-, volteo al reloj de mi celular esperando ver alguna de estas dos cifras para encerrarme -aunque sea un ratito- en el recuerdo del niño que fui. Espero también que los botones de mi celular aparezcan dulces, me hagan invisibles, hagan volar el coche o desaparezcan el tráfico. Pero volteé demasiado tarde: son las 12:37…

martes, octubre 25, 2005

the world i know...

Un viento vagabundo sopla como si se hubiera equivocado de estación. Es un frío suave y condensado -como los de diciembre- que parece haber escapado del doceavo mes y se coló hasta este día de octubre. Emito un suspiro que silba casi en el mismo tono del aire que atraviesa una pequeña abertura en la ventana. El cuarto ha bajado unos grados su temperatura y me hace pensar en comprar un calentador que sirva, no como el que tengo que nomás gasta luz. Me vuelvo a poner los calcetines que una noche antes –no tan fría- me quité para dormir y sentir el contacto con las sábanas. El cuarto de baño se convierte rápidamente en un salón de baile, con humo que lo cubre todo. El espejo de la regadera tiene una gruesa capa de vapor gris que rechina al momento en que mi mano lo barre. Los chorros de agua caliente en la espalda me recuerda las noches en que, antes de dormir, brincaba a la cama de mis padres, me subía hasta el pecho la pijama de Los Superamigos y mi madre me rascaba fuerte con sus uñas largas. Me decía que me iba a sacar sangre, jejeje; pero a mí me gustaba que me rascara bien fuerte, porque cuando me rascaba con delicadeza me daba más comezón. El jabón que uso para el pelo no hace tanta espuma como cuando usaba shampoo. No es suficiente espuma como para hacer un ficticio pastel de betún de esos que se embarran los payasos, pero sí es suficiente para hacerme un peinado a la punk; aunque no me lo puedo ver porque el espejo está sumamente empañado. El agua que hierve y recorre las tuberías de la casa borra mi peinado punk. La toalla está calientita. Estoy listo para abandonar mi mundo y pasar otro día más en el mundo de la gente.

domingo, octubre 23, 2005

soy un frustrado, mucho gusto...

Quería ser director de cine. Presenté dos veces el examen para entrar a la UT de Austin Texas, pero ninguna de las dos veces lo pasé; no sé si por pendejo o porque realmente estaba muy cabrón. Estudié mucho -demasiado- y traté de todo corazón y por todas las vias para entrar ahí, pero no lo logré. Lógicamente, esto no se dice para no desalentar a los niños a que sigan soñando de que pueden lograr sus sueños. Me dieron chance de estar un semestre allá en Austin para prepararme para el examen de admisión, pero el semestre costaba mucha lana y fue en 1994, cuando el dólar se fue de 3 a 6 pesos. Mis padres no pudieron y yo tampoco pude coseguir una beca. Entré a Comunicaciones en la UdeM: la carrera de los artistas frustrados; donde aprendes de todo, pero no ejerces tus sueñillos en nada. Qué mejor ejemplo que yo mismo: que soy monero sin fama del grupo Reforma, sin saber dibujar y soy escritor de una columna que nadie lee en el periódico Regio, sin saber escribir. Uno debe de reconocer sus limitaciones y dedicarse a lo que la vida le señala que es lo correcto. Pero la vida se la pela cuando uno tiene vocación para AMAR. Uno debe de darse cuenta que tiene talento para tocar vidas, para mover fibras emocionales, para remover sentimientos olvidados, para regalar una sonrisa en un velorio, para endulzar el oído en un divorcio, para babear la nuca de a quien se le hace el amor; para estar en las peores situaciones, para contar chistes y para cruzar lágrimas con los que ofrecen lágrimas. Para abrazar y apoyar al suicida, para pedir perdón aunque no haya razones, para dejar el orgullo en el escusado... Para eso es para lo que quiero ser talentoso: PARA AMAR. Y ojalá aprenda algún día a tocar algún instrumento, para ponerle música a todos estos posts, que son canciones dedicadas a La Fabi (porque el pinche Joaquín Sabina no le dedica ninguna), pero mi ignorancia e inutilidad musical me impiden llevarselos como serenata. Que alguien me enseñe de perdido a tocar la marimba o el tololoche.

viernes, octubre 21, 2005

más traumas infantiles y clasemedieros...


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No señores enfermos: este no es otro blog de esos para pedófilos con niños en canicas, asi es que sáquense la mano del calzón, suéltense el pajarito y mejor pónganse a leer lo que este niño cacheton y barrigón tiene qué decirles que, de seguro, será una pendejada semi divertida pa´matar un rato el tiempo.
Descubrí mi faceta de empresario en una de esas tienditas que uno arma con mesas y sillas plegadizas en la banqueta de su casa. Fue ahí, en una tiendita de esas, en donde vendí todos mis monitos de StarWars, mis calcas de Garbage Pail Kids (antes de que mi jefa me las tirara por ser "satánicas") y mis animalitos de plástico; cosas de las que me arrepiento haber vendido. Aunque ya con pelambres en el chorimex me los volví a comprar. En esa tiendita también vendía chicharrones con salsa y crema, yukis de sabores, chicles, paletas y de más mugrero sabroso para los paladares infantiles. Con esa mentalidad tan evolucionada que siempre me ha caracterizado y, pensando en el bienestar de los niños y niña de mi colonia, daba los dulces a muy buenos precios. Iba con mi socio del negocio y su jefa a una dulcería cercana y ahí surtíamos los dulces de nuestra tiendita, la cuál quebró a las dos semanas gracias a nuestra filosofía visionaria de manejar precios baratos. El problema era que: si una paleta nos costaba 3 pesos, nosotros la vendíamos a 2 pesos, según esto pa´que se vendiera más rapido la mercancía y la gente prefiriera comprar en nuestra tiendita en vez de en otras. Pues esa mentalidad y conciencia social no les pareció mucho a nuestros padres cuando se enteraron de lo pendejos que estaban sus hijos para hacer negocios y recuerdo que, cuando mi jefe trató de explicarme ese pedo de las ganancias y los gastos a punta de coscorrones, pos yo nomás no le entendía ni madres pues yo nomás quería vender barato y ver el bote de plástico que usabamos de caja fuerte lleno hasta el tope de monedas. Además, cuando no vendíamos, pues nosotros nos comíamos los dulces y, si pasaba algún niño pobre, pos le fiábamos los chicharrones y los juguetes. Chin... ahora comprendo por qué las empresas deben de ser culeras para ser exitosas; una empresa con la filosofía y las prestaciones de mi tiendita no duraría ni tres días. Snif. Saludos.

jueves, octubre 20, 2005

de politica, corrupción y otras jaladas...

El porvenir de este país está más feo que el papa Benedicto XVI. Digan lo que digan, yo siempre he pensado que el abstencionismo es la mera neta y que es mejor que cada quien se rasque con sus uñas y no andar esperando soluciones de cabrones que dicen que aman a su patria. Imaginen ese día en que, en vez de salir a votar, los mexicanos nos quedemos curándonos la cruda en la camita, mano derecha en huevo izquierdo rascando con suavidad y el control remoto de la tele en la otra mano. Qué mejor manera de demostrarle a los políticos que ya no les creemos. Qué manera tan elegante de rayarles la madre. Ahí los veo chillando en la tele: "Es que la gente no sale a votar, por eso este país no avanza, porque la gente no vota"... sí, cómo no; seguramente este país no avanza por culpa del fletero que le da 100 pesos de mordida a un tránsito, a quien le piden sus supervisores una cuota diaria de 5 mil pesos para mantener su trabajo; si no, adios. Seguramente el culpable de todo es el chavo que le lleva una botella de whisky a su maestro pa´que le pase la materia, pero nadie cuestiona el mugrero que hay dentro de la institución. Sí, seguramente mounstros como yo que nomás se la pasan quejándose y no proponen nada son los que detienen el avance de México. Aaaay, qué triste estoy.

martes, octubre 18, 2005

estampida con pezuña goodyear

Los coches que vienen de allá para acá son los mismos coches que ayer -a esta misma hora- venían de allá para acá. Suena cantinflesco y esta no es la observación de algún genio, pero es la única observación que puedo hacer ahorita metido en este embotellamiento. Esos son los mismos vehículos con los mismos conductores que antier venían a la misma hora, en la misma dirección, hacia el mismo lugar. Más tarde, a esa hora en la que al sol le da resaca por tanto fumar chimeneas de S.As de C.Vs y apaga las luces, los mismos vehículos que venían de allá para acá irán en dirección contraria, con la única diferencia de que llevarán las luces encendidas. Y así lo harán mañana, pasado mañana y los próximos meses... o tal vez años. Las prisas por llegar, la frustración, el cansancio y los problemas son los mismos por la mañana -cuando van de ida- y por la noche -cuando van de vuelta-.Todo se repite, todo se cicla, todo aburre. Todo se sobrelleva y se vuelve costumbre. No queda de otra mas que creer en el amor a grado tal de materializarlo. No queda de otra mas que disfrutar de lo que se hace. No queda de otra mas que creer que lo que hacemos va a cambiar el curso de la humanidad, aunque suene cursi. La lenta estampida de automóviles ahí va a estar arrastrándonos con crueldad todos los días, a todas horas, a todos lados; pero también, ahí va a estar el cielo con su color a estanque y con sus cursis algodones de azúcar, con la imagen borrosa de quien hace que valga la pena tanto claxon psicópata, la mancha en la espalda de la camisa y la sensación chiclosa al desprendernos del asiento. Eso ayuda a sobrellevar el ir de allá para acá y de acá para allá a la misma hora, todos los días, por los siglos de los siglos.

sábado, octubre 15, 2005

puro amor para los que andan solitos...

Alguna vez, un amor de esos que quiere mucho uno, me preguntó: ¿Me amas?
Y yo le conteste: pos es que simpo rgyt dresj mchdeurti...
Y me respondió: Siempre que te digo arguementos convincentes, tu me sales con absurdos...
Y yo le respondí: Pos Tú, Vicente y el Zurdo: ¡Chinguen a su madre!!!
No la volví a ver.

Decía un amigo que tengo en muy alta estima que: De estar solo a estar acompañado, pos mejor estar acompañado; esto de la monogamia está de la chingada, pero de perdido uno coge más seguido.

Este post es dedicado a lo que aprendí este fin de semana. Saludos.

viernes, octubre 14, 2005

nebraska

Siempre me ha gustado la palabra Nebraska, no sé por qué. Desde niño esa palabra significa algo para mí que desconozco hasta la fecha qué sea. Suena muy padre: N e b r a s k a; como que la ene con la be, la erre y la ka mezcladas le dan cierta fuerza femenina extraña y misteriosa. Ignoro por qué de niño, cada que escuchaba "Nebraska", se me venía a la mente el Monte Rushmore, ese de las carotas talladas en la piedra. Hasta que un maestro, uno de esos que sí creen en su profesión, me dijo que esa montaña no estaba ahí, sino en otro Estado cerca de Nebraska. Me di cuenta que, al igual que Indiana, Nebraska era un Estado de Estados Unidos y no comprendía por qué a Indiana Jones no le habían puesto mejor Nebraska Jones, pues sonaba mejor. El maestro ese que amaba su vocación, el que me corrigió con lo del monte de las esculturas de los presidentes, se llamaba Mario. Mario llegaba siempre temprano, pues su clase era la de las 8 de la mañana. Varias veces noté que llegaba con los pantalones dentro de los calcetines y, antes de entrar al colegio, se los acomodaba bien y los desarrugaba lo más que podía para así ocultar lo moteado de sus calcetones blancos que salvaban todos los días a su pantalón gris de salpicaduras. Comoquiera, pequeñas gotas de lodo y agua se percibían arriba de las bastillas. Los zapatos chatos, negros y arrugados como chicharrón llegaban más sucios y enzoquetados. El maestro cruzaba las piernas al sentarse y los limpiaba con unos pañuelitos que sacaba de su maletín, mientras sonreía disimuladamente. No me gustaba ver la escena porque temía alcanzar a ver algún agujero o un trozo de calcetín de fuera o un parche improvisado en la suela. Mario siempre estaba feliz y eso, ignoro por qué, me causaba una pena tremenda; una lástima agria como la que se le tiene a la mirada de un perro sarnoso que se alimenta de lo que encuentra en las bolsas de basura. Mario creía que preparaba al futuro de México, él así lo creía, porque nos lo decía a cada rato. Pero antes que el futuro de México, el futuro de la humanidad; porque antes que mexicanos, somos seres humanos, nos decía. Mediocre no era, malo tampoco; pendejo o ignorante, menos. ¿Por qué tenía qué llegar todos los días con los pantalones manchados, la camiseta sudada y los mismos zapatos jodidos de hacía años?, ¿por qué sus ideales se la cobrabán tan pinche con él? La palabra Nebraska me vino a la mente junto con el Monte Rushmore. Penséq que de grande quería ir a conocer ese lugar. Probablemente estando allá me acordaría con gusto -y no con lástima- del maestro Mario, el que me saco del error de creer que la montaña con las jetotas talladas estaba en Nebraska. Espero que en donde quiera que esté, ya no tenga que proteger sus pantalones del lodo dentro de sus calcetines.

jueves, octubre 13, 2005

lista tonta o tonta lista...

"¿Cómo te definirías en 3 palabras?". Este tipo de preguntitas me caen más mal que unos sangüiches de pan Bimbo con frijoles de lata a mediados de quincena. "Cosas que tienes que hacer antes de morirte". Este tipo de listas mamonas también me hacen vomitar peor que cuando tenía 18 años y me tomaba una de Oso Negro con Jumex de uva. Es imposible describirme en 3 palabras. Tengo demasiados defectos y demasiadas virtudes como para decir: "Soy competitivo, perfeccionista y ambicioso", como lo diría cualquier empleado de empresa con previo kokowash motivacional. Tampoco me gusta que me digan que mida lo valioso que ha sido mi vida con parámetros como: "antes de morirte te tienes que aventar del bungie" o "tienes que nadar con tiburones y comerte un pez globo antes de morirte". ¿Y si el pinche bungie se rompe?, ¿y si los tiburones me comen? Yo les puedo decir que me vale madre describirme en tres palabras; mejor conózcanme y ustedes dirán cómo me definen. Y también les digo que, aunque me cague el mundo, no me quiero morir, pero me puedo morir sin hacer ninguna de esas pendejadas. Mejor lean a continuación y hagan caso a mi lista -o tírenla a lión- para que se den una idea de lo que es chido y lo que no:

- Disfruta con el tacto la espuma del shampoo. Dibuja sobre el espejo empañado algún corazón cursi. Escupe y trata de atinarle a la corcholata que está en el suelo; puedes tardar horas, pero si aciertas la escupida, tu día será mejor y creerás que el mundo te la pela.

- Da cachetadas con guante blanco. Es una catarsis muy chida y muy saludable. Nomás no te manches, todo hazlo siempre muy diplomático.

- Andar en Louvre y del Prado (los museos) no vale madre: es aburridísimo como no tienes idea. Son muchas pinturas y esculturas que ni te vas a acordar de los güeyes que las hicieron. Mejor lee una enciclopedia, ahí viene todo el pedo. Pero Joan Miró la mueve bien cabrón. A ese sí que hay que verlo en vivo.

- La Monalisa es una pendejada y es más el pedo que le hacen.

- Ve a Disneyworld cuando tengas hijos, no vayas en plan de luna de miel o de desmadre.

- Descarga tu furia escribiendo y, luego, acepta que la cagaste y que estabas enojado cuando escribiste eso. Bórralo o guárdalo para cuando te den ganas de escribir otra barbaridad y te acuerdes de no escribir barbaridades.

- Sé honesto contigo, porque si no, no serás honesto con nadie.

- Ahorra dinero para darte tus caprichos: una tele de 60 pulgadas, una pecera de 60 galones, un 24 de cervezas holandesas, una temporada en dvd de tu serie favorita, un estereo para el carro, un viaje a donde se te inflen los tanates, una vorágine de cocteles de camarón o un marichi pa´tí solito. La pendejada que quieras. ¡¡¡Pero ahorra, puto(a)!!!.

- Busca una compañera (o compañero) de andanzas, borracheras, viajes, confidencias, llantos y demás. Alguien que te quiera como eres, le guste como eres y disfrute de tu compañía; y, si se puede, que te puedas coger, jojojo.

- Nunca te expreses de la gente humilde -económicamente hablando-como "gata", "sirvienta", "naco", "infeliz", "macuarro". Ellos no tienen la culpa de su situación y ya bastante odio tenemos en el mundo como pa´odiarnos porque unos traemos carro y otros no.

- Nunca te van a valorar; pero, el día en que otros te valoren, los que no te valoraban te valorarán. Tú siempre valora a todo el mundo y nunca les pierdas el respeto ni odies a los que nunca te valoraron. Cachetada de guante blanco.

- No abuses de nada porque cada que lo hagas se te hará una rutina aburrida y perderá el chiste. Imagínate que tomes cerveza todos los días hasta el hartazgo y al rato ya no te den ganas de tomar ¡¡¡Dios mío!!!

- Viajen, viajen, viajen; vivan, vivan vivan: es lo único que se llevarán a la tumba: las vivencias.

miércoles, octubre 12, 2005

sobre el camino...

Se escuchan las notas de lo que pudiera ser mi estómago encabronado por los tacos de barbacoa que le metí a las 3 de la madrugada. De buenas que la sinfonía sale por la boca, si no, me tuviera que orillar para salir de emergencia a tomar aire en plena carretera. Me gusta recorrer los caminos olvidados, esos que no están pavimentados, porque uno ve gallinas con sus pollitos, marranos echados y gente que desde las mecedoras mecen sus manos diciendo adios. Perros cagaleros ladran y nos persiguen por unos cuantos metros, pero desisten como el umbral de tierra que se desprende al paso. Ese terregal rojizo que se levanta violentamente a causa de los neumáticos, pero se disipa al momento en que volteamos a ver por el espejo retrovisor. Los caminos de terracería me hacen pensar en que qué chinga le estoy metiendo al carro; pero también reflexiono sobre cosas importantes y otras que no valen pa´pura madre. Tengo mucho qué agradecer y nada de qué quejarme. Me interno en un poblado que se llama Dulces Nombres; jejeje, ¿a quién chingados se le ocurrió ponerle a un poblado así? Hay un depósito de cerveza en la esquina de la plaza. Las construcciones son de sillar y adobe (¿photoshop?). El cielo ruge pero no es tan macho para dejar caer su furia de agua sobre las calles de arcilla y piedra. Compró un seis de Tecate para el camino. Recuerdo cuando estos caminos los recorriamos en camión, cuando no teníamos ni carro ni permiso de nuestros padres de venir hasta acá. Recuerdo que ya instalados, después de dos horas en camión y poca lana en los bolsillos, veníamos al depósito a pie empujando una carretilla con los cartones de cerveza y tapas de huevo para el desayuno. Las cosas han cambiado, pero la diversión sigue siendo la misma. El espíritu también.


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